Un estudio revela que las mujeres faltan al trabajo por los síntomas de la menopausia

Se calcula que los costos de la menopausia para las mujeres estadounidenses son de 1800 millones de dólares en tiempo de trabajo perdido al año, según un estudio de la Clínica Mayo publicado esta semana. El documento examina cómo afectan los sofocos, los sudores nocturnos, los cambios de humor y los innumerables síntomas asociados a esta etapa de la vida a las mujeres en el lugar de trabajo. Es el mayor estudio de este tipo realizado en Estados Unidos.

Los investigadores encuestaron a más de 4000 participantes en cuatro centros de la Clínica Mayo en Minnesota, Arizona, Florida y Wisconsin. Cerca del 15 por ciento afirmó haber faltado al trabajo o haber reducido el número de horas debido a los síntomas de la menopausia, lo que el estudio clasificó como “resultados laborales adversos”. Las que manifestaron los peores síntomas tenían 16 veces más probabilidades de trabajar menos que las que presentaban los síntomas menos graves. Poco más del uno por ciento afirmó que sus síntomas habían llegado a ser tan debilitantes que habían dejado el trabajo o habían sido despedidas en los seis meses anteriores.

“Tomamos esos datos y los extrapolamos basándonos en la población activa de Estados Unidos y así es como llegamos a la pérdida anual estimada”, explicó Juliana Kling, coautora del estudio y presidenta de la división de Medicina Interna para la Salud de la Mujer de la Clínica Mayo de Scottsdale, Arizona. Según los datos del censo de Estados Unidos, hay más de 15 millones de mujeres de entre 45 y 60 años en el mundo laboral.

Aunque la mayoría de las participantes en la encuesta eran blancas, los investigadores descubrieron que la menopausia puede afectar más a las trabajadoras negras e hispanas, según Kling. “Las mujeres negras tendían a tener más síntomas de la menopausia y, a diferencia de las mujeres blancas, un mayor porcentaje de mujeres hispanas y negras reportaron consecuencias laborales adversas debido a este factor”, explicó.

Otros estudios han llegado a conclusiones similares a las del estudio de la Clínica Mayo. Una encuesta más pequeña realizada por Carrot Fertility, proveedor de servicios de salud para empresas, reveló que alrededor del 20 por ciento de las mujeres se ausentaron del trabajo a causa de la menopausia. Los investigadores de la Universidad de Southampton, en Inglaterra, analizaron los datos de un estudio longitudinal de más de 3000 mujeres y descubrieron que las que declararon al menos un síntoma perturbador de la menopausia a los 50 años tenían un 43 por ciento más de probabilidades de haber abandonado su trabajo para los 55 años.

Según Ekta Kapoor, coautora del estudio y endocrinóloga de la Clínica Mayo de Minnesota, los resultados ponen de manifiesto los retos físicos, económicos y sociales a los que se enfrentan las mujeres a medida que envejecen, ya que tienen que soportar cambios físicos a veces debilitantes y sortear la incomodidad de hablar de la menopausia con colegas más jóvenes o de sexo masculino. “En general, el tema de la menopausia es tabú, pero aún más en el lugar de trabajo”, dijo. “He oído a mujeres decir que no quieren que las consideren ‘quejumbrosas’ en el trabajo, o que hablan del tema de la menopausia y la gente se exaspera”. Esto, añade, puede agravar los problemas psicológicos.

Según Kappor, es probable que las pérdidas económicas calculadas por el estudio de la Clínica Mayo estén infravaloradas, porque las mujeres encuestadas tienen acceso a un seguro médico y a posibles tratamientos para sus síntomas, lo que no ocurre en el caso de muchas estadounidenses.

Los resultados “confirman lo que me dicen las pacientes”, comentó Makeba Williams, profesora adjunta de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en San Luis, que no participó en la investigación. Por ejemplo, una de sus pacientes es una profesora universitaria que estaba tan preocupada por la niebla mental que tenía durante la transición a la menopausia que decidió dejar de impartir cursos de nivel avanzado, comentó Williams. Sus síntomas habían empeorado tanto que al momento de dar una clase se le escapaban las palabras”. Esa historia puede tener muchas versiones diferentes. Las mujeres son testigo de cómo se ve afectada su productividad en la vida cotidiana”.

Pero Williams comenta que la mayoría de las estadounidenses no tienen la posibilidad de elegir trabajar menos, a diferencia de muchas mujeres en el estudio. “Muchas mujeres no tienen el privilegio de decir: ‘No voy a impartir este curso’, porque puede suceder que, si no se presentan, se queden sin trabajo y eso puede tener un impacto económico y también en sus finanzas personales”.

Hace dos años, cuando Grace Ward era supervisora de 44 años en una biblioteca de Kalamazoo, Míchigan, comenzó a padecer fuertes migrañas por primera vez en su vida; después se dio cuenta de que se trataba de un síntoma de la perimenopausia, o la transición a la menopausia.

“Durante dos o tres días al mes, tenía que andarme con cuidado. La sensibilidad a la luz era muy molesta”, explica. También experimentaba cambios de humor “terribles” y bochornos que la mantenían despierta por la noche, y empezó a menstruar dos veces al mes, todo lo cual la hacía estar “en extremo cansada”.

Ward agotó sus días de licencia por enfermedad y, al final, “mis jefes empezaron a preguntarse si todavía estaba en condiciones de trabajar”. Fue entonces cuando decidió renunciar.

“Pensé que sería mejor irme que ser despedida”, dijo. “Es horrible que las mujeres tengamos que soportar esta locura. Me siento mal por nosotras todo el tiempo”.

c.2023 The New York Times Company