Esto es lo que responde un chat de IA si le pides una lista de oficios por género

La prueba de que hasta la inteligencia artificial reproduce los sesgos y prejuicios que ya imperan en la sociedad.

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Este artículo fue producido por la Oficina Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe en exclusiva para Yahoo en Español.

A finales del año pasado atestiguamos una de las transformaciones tecnológicas tal vez más impactantes de los últimos años: la aparición de herramientas capaces de simular una conversación “humana”, es decir, los llamados chats de inteligencia artificial.

En realidad, es el avance más reciente de una tecnología que ya desde hace algunos años nos permite “hablar”, por ejemplo, con asistentes virtuales para que hagan pequeñas tareas en nuestro lugar, como seleccionar un ‘playlist’, o activar un robot que limpia el suelo.

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Una de las ventajas de esta tecnología es su capacidad de “aprender”. Sin embargo, es importante entender que es un aprendizaje que se alimenta a partir de un entorno social y cultural en el que imperan los sesgos.

Chatbot Chat con IA, Inteligencia Artificial. Una persona que usa tecnología robot inteligente AI, inteligencia artificial al ingresar el símbolo del sistema para generar algo, transformación de tecnología futurista. (Foto: Getty)
Chatbot Chat con IA, Inteligencia Artificial. Una persona que usa tecnología robot inteligente AI, inteligencia artificial al ingresar el símbolo del sistema para generar algo, transformación de tecnología futurista. (Foto: Getty)

De hecho, si le pedimos a uno de estos chats que haga una lista de oficios “de hombres” y otra de ocupaciones “de mujeres”, incluirá en la primera respuestas como “mecánico”, “piloto” o “chef”; y en la de mujeres “enfermera”, “periodista” o “artista”.

El primer riesgo con estas herramientas, entonces, es precisamente este: que reproduzcan los sesgos y prejuicios que ya imperan en la sociedad y que asocian a los hombres con profesiones complejas o glamurosas, y a las mujeres con profesiones orientadas al cuidado o el servicio.

En segundo lugar, hay pocas mujeres trabajando en el desarrollo de estas nuevas tecnologías. A nivel mundial, solo el 28% de quienes egresan en Ingeniería y el 22% de quienes trabajan en inteligencia artificial son mujeres, a pesar de que a las niñas les va tan bien como a los niños en ciencias en la mayoría de los países.

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Y, en tercer lugar, lo más básico: hay menos mujeres que hombres con acceso a estas tecnologías. En nuestra región tenemos 244 millones de personas sin acceso a servicios de internet, la mayoría de ellas mujeres, especialmente en áreas rurales, según el informe Digitalización de las mujeres en América Latina y el Caribe.

¿Cómo resolvemos estas disparidades? ¿Cómo garantizamos que el desarrollo de las nuevas tecnologías tome en cuenta a las mujeres y contribuya a reducir los sesgos? ¿Cómo hacemos para que esta revolución sirva para superar la brecha digital, pero también la laboral, la educativa y la social?

Estas son algunas de las soluciones que propone la comunidad internacional y que se recogen en este documento:

  • Integrar a las mujeres en los sectores digitales: esto genera empleo de calidad con múltiples beneficios. Las transiciones hacia la sostenibilidad y la digitalización tienen el potencial de crear millones de puestos de trabajo decentes en la región.

  • Promover la planificación e innovación. Desde América Latina y el Caribe, debemos alzar la voz para promover la participación, el empleo y el liderazgo de las mujeres en la tecnología y la innovación.

  • Planificar para anticiparse a las futuras necesidades de empleo y competencias, incluida la reforma de los currículos educativos y la formación en habilidades tecnológicas a lo largo del ciclo de vida.

  • Contribuir desde todos los sectores de la sociedad, a través de incentivos financieros estratégicos, utilizando los programas digitales del sector público, así como las subvenciones a la investigación y la contratación pública, y las inversiones estratégicas del sector privado.

La revolución digital puede ampliar las brechas de género preexistentes y generar nuevas desigualdades. Pero también puede contribuir a generar condiciones para que las mujeres disfruten de plena igualdad política, económica y social. Este último es el camino a seguir.

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