Desde España, Mario Firmenich defiende el régimen de Nicaragua y justifica las detenciones de opositores
Hace más de cuarenta años, Mario Eduardo Firmenich posaba, exultante y fusil en mano, con el uniforme sandinista. Lejos, bien lejos de aquellos días de Managua en los que la revolución comandada por Daniel Ortega derrocaba a Anastasio Somoza y festejaba con sus aliados argentinos, el exlíder de la organización Montoneros, hoy alejado de la vida pública, sigue respaldando al presidente nicaragüense.
Acusado de múltiples violaciones a los derechos humanos y con la intención confesa de eternizarse en el poder, Ortega redobló en los últimos días la apuesta con decisiones que le valieron la reciente condena en la OEA, una votación en la que Argentina eligió abstenerse.
“¿Qué otra cosa que defenderse con sus propias leyes pueden hacer los estados y pueblos soberanos cuando una potencia extranjera les intenta promover una guerra civil interna para derrocar al gobierno y destruir su sistema social?”, se preguntó el líder montonero en el final de un extenso artículo denominado “13 realidades que explican la situación de Nicaragua”, publicado por la agencia Paco Urondo y retwiteado por distintos miembros del kirchnerismo.
En el artículo aparecen sus enemigos de siempre: Estados Unidos, la prensa, la derecha, todos subidos a una supuesta confabulación contra el régimen nicaragüense, a quien salvo Bolivia y Venezuela ya nadie defiende en público. “Esta campaña de fake news de los multimedia oligopolizados (contra Nicaragua) no es otra cosa que un bombardeo ‘de nuevo tipo’”, dice Firmenich a modo de resumen de sus “trece verdades”.
“Las leyes electorales que rigen en Nicaragua fueron hechas por el último gobierno de la derecha que gobernó del 2001 al 2006. Como el FSLN les ganó las elecciones del 2006, ahora no les convienen”, escribió Firmenich. Tilda a la oposición de “bolsa de gatos sin gran representatividad social” y sostiene que “el único partido que existe con gran organización de modo permanente en todo el territorio nacional es el FSLN”.
Firmenich asegura que “la oposición que participa de las elecciones no pretende ganarle la presidencia a Daniel Ortega porque sabe que es imposible. Se pelean entre sí para ver quién es segundo”, interpreta. “La oposición más violenta intentó derrocar por la fuerza al gobierno en 2018 y luego pretendió que el gobierno negociara con ellos “reformas democráticas” sin ser ni siquiera partidos políticos, sino “ONGs”, auto tituladas como “la sociedad civil”, financiadas por la CIA y la USAID”, sostuvo.
“Están procesados en causas penales por traición a la patria porque conspiran ilegalmente con los Estados Unidos para sabotear las elecciones y derrocar al gobierno”, agrega sobre la oposición el ex líder guerrillero, hoy docente universitario en Barcelona.
En sintonía con los elogios que el embajador argentino Daniel Capitanich solía prodigar a Ortega en sus redes sociales, Firmenich asegura que “la gran masa de este sector demográfico (origen campesino) es sandinista desde la revolución de 1979 y vive con agradecimiento a las políticas del presidente Ortega que desde 2007 le permitió mejorar su nivel de ingresos y su calidad de vida (…). A esta población no le importa en lo más mínimo que a la señora Cristiana Chamorro y sus socios los encarcelen”, asegura en referencia a la dirigente opositora, encarcelada y parte de una oposición que debió optar entre la persecución y el exilio en las últimas semanas.
“Las prisiones preventivas por el blanqueo del dinero que financia la injerencia electoral norteamericana se ajustan a derecho”, justifica Firmenich, defensor a ultranza de las detenciones masivas del régimen nicaragüense.
Luego de atacar a la oposición y a Estados Unidos, Firmenich la emprende contra la Iglesia, que también ha criticado a Ortega. “Los sectores más conservadores de la Iglesia Católica impulsaron abiertamente el levantamiento golpista de 2018 desde los púlpitos, (de modo muy semejante al golpe contra Perón en 1955 identificado con el “Cristo Vence”). Hoy la Iglesia Católica tiene una posición “opositora elíptica” en las homilías, pero llamando a la paz·, dice. Interpreta que “la figura y el mensaje del Papa Francisco son públicamente difundidos y destacados elogiosamente por el propio gobierno”.
“La paz social que se observa a simple vista en Nicaragua es muy superior a la que existe en Argentina y en México (ni comparar con lo visto en Colombia, Ecuador o Chile)”, dice Firmenich. “No existen piquetes que corten calles o rutas; no hay huelgas sindicales ni hay lock out patronal que paralicen al país”, sostiene.
“Libertad de expresión”
Su postura idílica de Nicaragua se complementa con su visión de la libertad de prensa, cuyas violaciones fueron reiteradamente denunciadas por organizaciones internacionales como Human Right Watch o Amnesty. “En Nicaragua se ven libremente más de 80 canales de televisión (…) Hay varios canales de TV nicaragüenses privados independientes (canales 10, 12, 14, 23) que expresan diversos grados de agresividad opositora. Gozan de una libertad de expresión que puede considerarse hasta excesiva”, ejemplifica.
“¿Cómo se explica que esta realidad merezca la avasallante y súbita campaña mediática mundial para implantar, como “posverdad”, las fake news de que una dictadura populista-comunista está suprimiendo la libertad de prensa, encarcelando a los candidatos opositores que ganarían las elecciones y persiguiendo a los disidentes sandinistas que se opondrían dentro del partido oficialista al personalismo dictatorial de Ortega?”, se pregunta. La respuesta es concluyente: la campaña de fake news de los medios, una “guerra contra un estado y un pueblo soberanos en la Tercera Guerra Mundial en curso”.
¿Guerra? “Vivimos una guerra que es simultáneamente una típica disputa geopolítica entre potencias (por ahora sin misilazos estratégicos) y también una guerra civil mundial genocida, declarada por el establishment económico de la globalización contra los pobres del mundo; el objetivo es despojar a los pueblos pobres de su soberanía sobre los recursos naturales cada vez más escasos y reducir la población mundial”, asegura el ex líder de montoneros, que hoy se presenta como economista y docente universitario. Sin menciones a la realidad argentina, Firmenich había advertido un año atrás sobre los peligros de la cuarentena extendida establecida por el Gobierno.
Como en sus jóvenes años de devoción por las armas, su ciego amor por el sandinismo en Nicaragua, a juzgar por sus análisis, parece intacto.