¿Espías rusos? Los nuevos detalles de la pareja con pasaporte argentino arrestada en Eslovenia
LONDRES.- Como toda historia de espías, la de María Rosa Mayer Muñoz y Ludwig Gisch, que fueron detenidos en Eslovenia con documentación argentina, tiene muchos detalles poco claros y confusos. ¿Son argentinos o rusos? ¿Por qué el gobierno esloveno informó su detención solo dos meses después? ¿Son esos sus nombres reales? ¿El pasaporte argentino de él dice que es nacido en Namibia y tiene nombre alemán? ¿Si espiaban para Rusia, por qué los vecinos escuchaban que en la casa se hablaba perfecto español sin acento, y sus hijos pequeños jugaban también en castellano en el patio de la casa?
Los medios de comunicación eslovenos anunciaron a finales de enero que casi dos meses antes, a pedido de la fiscalía, la policía detuvo en Ljubljana a la pareja formada por Mayer Muñoz -propietaria de una galería de arte en línea- y Gisch -supuestamente dueño de una startup de informática, sin clientes conocidos-, ambos con documentación argentina, y los acusó de trabajar para el servicio de inteligencia ruso (GRU).
En aquel momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores esloveno protestó ante el embajador ruso, Timur Eyvazov, por tener desplegados en el país espías para el servicio de inteligencia ruso.
La pareja fue arrestada en el barrio de Črnuče una mañana de comienzos de diciembre, mientras sus dos hijos pequeños estaban en la escuela. Y la historia salió ahora a la luz por declaraciones de la cancillería y un artículo del diario británico The Guardian que recoge el caso para hablar de los llamados espías “ilegales” o “dormidos” diseminados por todo el mundo, que llevan vidas aparentemente normales, totalmente alejadas de la diplomacia.
Fuentes en Ljubljana dijeron a la prensa que “María” y “Ludwig” eran en realidad espías rusos de élite. La ministra de Relaciones Exteriores de Eslovenia, Tanja Fajon, confirmó esta información el 23 de marzo. Según ella, los detenidos son en realidad ciudadanos rusos, no argentinos.
Pero en su supuesta labor de espionaje, esos nombres y el uso habitual del español puertas adentro de su casa, los alejaba de cualquier sospecha. A vecinos y amigos les habían dicho que por el miedo a la delincuencia callejera en la Argentina habían emigrado a Eslovenia en 2017. Las personas que conocían a la pareja contaban que los recién llegados de América Latina eran discretos, pero amistosos, nunca invasivos.
“Los sospechosos son miembros de un servicio de inteligencia extranjero, que utilizaron documentos de identidad extranjeros obtenidos ilegalmente para vivir y trabajar en Eslovenia con identidades falsas y recopilar información en secreto”, dijo Drago Menegalija, un vocero de la policía.
La vida social de los “argentinos”
Una fuente con conocimiento de la investigación dijo que en conversaciones informales posteriores a los arrestos, Moscú aceptó rápidamente que “Gisch” y “Mayer Muñoz” eran agentes de inteligencia. Incluso mientras se realizan los preparativos para un juicio en Eslovenia, se están llevando a cabo negociaciones clandestinas entre Moscú y los países occidentales para intercambiarlos por una persona o personas actualmente en prisión en Rusia, dijo la fuente.
Las páginas de redes sociales de Mayer muestran que viajaba con frecuencia para promocionar la galería 5′14, su portal de arte en línea. “Ella fue súper amable. Me puso en su galería web y también exhibió mi trabajo en Edimburgo. Esto fue enorme para mí, porque rara vez tengo la oportunidad de exhibir mi trabajo en el extranjero”, dijo un fotógrafo que vive en la ciudad eslovena de Maribor.
Según The Guardian, Gisch dirigió DSM&IT, una empresa que ofrece software para organizar las bandejas de entrada de correo electrónico de las personas, bloqueando virus, malware y spam.
Los agentes dormidos
Supuestamente la pareja era parte de un grupo de espionaje ruso de “agentes dormidos” a ilegales. A diferencia de otros espías rusos, que se hacen pasar por diplomáticos en las embajadas rusas de todo el mundo, los “agentes dormidos” operan sin vínculos aparentes con Moscú. Son entrenados para hacerse pasar por extranjeros y luego enviados a diferentes países para recopilar información. Incluso muchos de ellos tienen hijos que se crían con identidades disfrazadas, como parece ser este caso, sin saber que sus padres son en realidad rusos.
Se conoce por ejemplo el caso del espía ruso Sergey Cherkasov, que haciéndose pasar por el brasileño Victor Muller Ferreira, incluso logró conseguir un trabajo en la Corte Penal Internacional en La Haya hace dos años. Allí Cherkasov pudo obtener información relacionada con el enjuiciamiento de soldados rusos bajo sospecha de crímenes de guerra en la guerra en Ucrania.
Por lo general, se considera que lleva de cinco a diez años construir estas identidades falsas, razón por la cual el número de estos agentes rusos “ilegales” es pequeño. La agencia de inteligencia militar GRU de Rusia tiene menos de 30, según la BBC.
Si se confirma la información de que la pareja son agentes encubiertos, será el primer caso de este tipo que se ventila públicamente desde 2010, cuando el FBI detuvo a un grupo de diez en los Estados Unidos después de las pistas de un topo dentro de la inteligencia rusa.
Los expertos considera que Eslovenia tiene un entorno de contrainteligencia más débil que muchos países europeos. Pero al estar ubicado dentro de la zona de libre circulación de Schengen, fue una base perfecta para que la pareja pudiera viajar por la mayor parte de Europa sin controles fronterizos.