Este es el escenario apocalíptico para los demócratas la noche de las elecciones

Trabajadores electorales en Doral, Florida, procesan boletas por correo para las elecciones primarias del estado, el 18 de agosto de 2020. (Scott McIntyre/The New York Times)

Cuando empezaron a llegar los resultados la noche de las elecciones de 2018 en Florida, los republicanos que estaban nominados a la gubernatura y el Senado tenían ventajas estrechas en contiendas que estaban demasiado reñidas como para anunciar a un ganador.

Durante los siguientes días, sus oponentes demócratas comenzaron a cerrar las brechas a medida que se contaban los votos que llegaban por correo. El presidente Donald Trump sonó las alarmas. Para exigir que se declarara ganadores a los republicanos Rick Scott y Ron DeSantis,

Trump tuiteó falsamente que “grandes cantidades de nuevas boletas aparecieron de la nada”, y agregó: “Ya no es posible que haya un conteo honesto de votos: las boletas han sido infectadas tremendamente. ¡Debe ocurrir la Noche de la Elección!”.

No hubo nada fraudulento sobre las boletas que se contaron los días posteriores a las elecciones. Y ninguno de los demócratas ganó su contienda. Sin embargo, Trump nunca se ha dejado de aferrar a una acusación infundada según la cual los demócratas usan los votos por correo para “robar” elecciones, desinformación que ha promovido todo el año, incluso en la Convención Nacional Republicana.

Ahora que la pandemia del coronavirus está produciendo una explosión de votantes por correo, y las encuestas dejan ver que muchos más demócratas que republicanos planean votar por correo, un escenario de pesadilla persigue a los estrategas demócratas y a los funcionarios electos.

Qué pasaría si...

¿Qué pasaría si la noche de las elecciones los resultados de los estados pendulares muestran al presidente a la cabeza porque la mayoría de los republicanos votaron en persona, a pesar de que, en los días posteriores, conforme se cuenten las boletas con una fuerte tendencia demócrata, los estados cambien hacia Joe Biden?

¿Trump cantaría una victoria prematura, como lo hizo en nombre de los dos republicanos de Florida y barajó como una posibilidad en un tuit de julio? “Se deben saber los resultados de la elección en la noche de la elección, no días, meses o incluso ¡años después!”.

¿El presidente, al lado de sus aliados del Partido Republicano y los medios informativos, sembrarán la desconfianza en la elección arguyendo que las boletas por correo que le quitan estados están “amañadas”?

Durante las primarias, un votante deja su boleta en un buzón afuera del tribunal del condado de Bucks en Doylestown, Pensilvania, el 2 de junio de 2020. (Mark Makela/The New York Times)
Durante las primarias, un votante deja su boleta en un buzón afuera del tribunal del condado de Bucks en Doylestown, Pensilvania, el 2 de junio de 2020. (Mark Makela/The New York Times)

Trump lleva meses denunciando los votos por correo, y su afición por las teorías conspirativas tan solo se está intensificando, como cuando dijo esta semana que la gente en las “sombras oscuras” está detrás de la campaña de Biden.

El miércoles en Carolina del Norte, el presidente siguió haciendo el intento por sembrar dudas en torno a la legitimidad de las elecciones cuando dio la impresión de haber promovido un fraude electoral al sugerir que la gente vote dos veces para ayudar al sistema a detectar votos múltiples.

Según muchos demócratas, vale la pena prepararse para este escenario de pesadilla de noviembre.

“Por supuesto que hemos visto a candidatos que intentan adelantarse a una narrativa y declarar victoria cuando no se han contado todos los votos”, comentó Jocelyn Benson, la secretaria estatal de Míchigan, una demócrata a quien Trump ha atacado por promover el voto por correo.

Benson y otros demócratas de Míchigan y Pensilvania, dos estados pendulares clave, están intentando cambiar las leyes electorales que prohíben el procesamiento o el conteo de los votos por correo antes del día de las elecciones. Hasta ahora, los votos por correo de grandes ciudades demócratas como Filadelfia, Milwaukee y Detroit no se reportan sino hasta después de los votos que se realizaron en persona, a veces días más tarde. Los abogados del partido se están preparando para el peor escenario posible, en el cual Trump pelee el resultado en los tribunales y las legislaturas estatales tras declarar una victoria prematura.

“Ha habido mucha preocupación al respecto (y con razón)”, comentó en un correo electrónico J. J. Balaban, un consultor demócrata de Pensilvania.

En Míchigan, Benson predijo que este año se iban a emitir 3 millones de votos por correo, un 60 por ciento del total. Ha exigido cambios que permitan a los empleados de las elecciones procesar los votos antes: abrir sobres, contactar a los votantes si las firmas de las boletas no coinciden con los registros y comenzar el conteo. Si los cambios no se aprueban en la legislatura que controlan los republicanos, tal vez no se sepan los resultados finales sino hasta el viernes o sábado posterior al 3 de noviembre, mencionó Benson. “Se está acabando el tiempo”.

En la actualidad, doce estados no permiten que los votos por correo se procesen antes del día de las elecciones, entre ellos estados pendulares como Míchigan, Nueva Hampshire, Pensilvania y Wisconsin.

Esta semana, una agrupación demócrata que analiza datos y tiene el respaldo de Michael Bloomberg señaló que cabe la posibilidad de que la noche de la elección Trump luzca como el ganador con un triunfo aplastante, un escenario que llamó “un espejismo rojo”.

“Estamos sonando una alarma, decimos que es una posibilidad muy real que los datos de la noche de las elecciones muestren una victoria increíble de Donald Trump”, comentó Josh Mendelsohn, el director ejecutivo de la agrupación, Hawkfish, en “Axios on HBO”.

El estudio de la empresa concluyó que la cantidad de votantes registrados que planeaba emitir su voto por correo iba a ser el doble del máximo histórico, y que la mayoría apoyaba a Biden.

Una vocera de la campaña de Trump, Thea McDonald, dijo que las preocupaciones de los demócratas respecto a una celebración prematura por parte del presidente es “una teoría conspirativa sin fundamentos”, y agregó: “El presidente Trump y su campaña están luchando por unas elecciones libres, justas y transparentes en las cuales todas las boletas se cuenten… una vez”.

Al presidente le han enfurecido los votos por correo todo el año: en mayo tuiteó que “NO HAY MANERA (¡NINGUNA!) de que las boletas por correo sean en esencia algo más que fraudulentas”.

Como Trump sataniza los votos por correo, muchos de sus simpatizantes no planean usarlos.

Una encuesta nacional que NBC y The Wall Street Journal hicieron el mes pasado encontró que casi la mitad —el 47 por ciento— de los simpatizantes de Biden planeaba enviar sus votos por correo, en comparación con las dos terceras partes de los seguidores de Trump —el 66 por ciento— que planeaban votar en persona el día de las elecciones.

En algunos estados, la discrepancia es incluso más impactante. Una encuesta reciente de la Escuela de Derecho de la Universidad Marquette de Wisconsin, otro estado pendular, reveló que, entre los votantes que planeaban enviar su voto por correo, Biden era el favorito por 67 puntos porcentuales. Entre las personas que planeaban votar el día de las elecciones, Trump tenía una ventaja de 41 puntos.

El mismo Trump emite su boleta por correo para votar en Florida. El mandatario ha dicho que hay una distinción entre “buenas” boletas de votación en ausencia y “malas” boletas de votos por correo, pero no hay ninguna diferencia significativa. Su verdadero blanco parecen ser ciertos estados —entre los cuales este año están California, Nueva Jersey y Utah—, donde todos los votantes registrados en activo reciben boletas para votar por correo, no solo formularios de solicitud para una boleta. Treinta y cuatro estados permiten que todos los votantes usen una boleta para votar por correo sin excusa, la cual pueden reenviar por correo o entregar en el buzón.

Según expertos en elecciones, los votos en ausencia o por correo podrían ser más susceptibles de instancias de fraude que el voto en persona, pero los estados que tienen un historial de realizar toda la votación por correo presentan un número minúsculo de casos. Sería fácil detectar una trampa a gran escala que pudiera cambiar una contienda reñida.

“Imagina que intentas cambiar el resultado en Pensilvania; necesitas una conspiración generalizada”, opinó Richard L. Hasen, un experto en derecho electoral de la Universidad de California, campus Irvine.

Incluso antes de que Trump le inyectara un nuevo partidismo al voto por correo, los analistas de las elecciones identificaron un “cambio azul” en la manera en que los votos en ausencia que se cuentan después tienden a impulsar a los candidatos demócratas.

La noche de las elecciones intermedias de 2018, la ola de victorias demócratas que se había predicho lucía como un fracaso. Sin embargo, a medida que se contaron los votos por correo los días y semanas posteriores, los demócratas no dejaron de ganar contiendas reñidas. Sus victorias netas en la Cámara de Representantes pasaron de 26 curules aparentes durante la noche de las elecciones a 41 reales.
Aunque los televidentes están acostumbrados a usar las proyecciones de la noche de las elecciones que determinan al ganador, algunos periodistas digitales y televisivos están esbozando maneras de informar con claridad a los votantes que los resultados podrían estar incompletos.

Si Trump se declara ganador la noche de las elecciones, antes de que los funcionarios certifiquen los resultados, no tendrá un efecto legal, comentó Hasen.

“Sin embargo, podría tener un enorme efecto político y podría convencer a sus más fervientes seguidores de que ha ganado las elecciones y cualquier cambio en los conteos se debe a un fraude. Esa es una inmensa preocupación”, agregó Hasen.

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This article originally appeared in The New York Times.

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