¿Qué tan bien entiendes el lenguaje de los simios?

Aunque todos los simios vocalizan en cierta medida, ninguna otra especie ha desarrollado un lenguaje hablado similar al humano. En cambio, nuestros primos primates se comunican mediante un lenguaje de gestos físicos. (Nadia Hafid/The New York Times).
Aunque todos los simios vocalizan en cierta medida, ninguna otra especie ha desarrollado un lenguaje hablado similar al humano. En cambio, nuestros primos primates se comunican mediante un lenguaje de gestos físicos. (Nadia Hafid/The New York Times).

Un chimpancé le enseña su brazo al simio que está al lado en un video publicado por investigadores. ¿Está presumiendo sus músculos o pidiendo que le rasquen? Si elegiste la segunda opción, ¡felicidades! Entiendes el lenguaje de los simios.

Y no eres el único. De acuerdo con un estudio nuevo publicado en la revista PLOS Biology, muchos humanos son bastante buenos para comprender el lenguaje de los simios.

Es cierto que todos los simios vocalizan hasta cierto punto, pero ninguna otra especie actual de simios ha desarrollado un lenguaje hablado como el de los humanos. Más bien, nuestros parientes primates se comunican con un idioma de gestos físicos.

Kirsty Graham y Catherine Hobaiter, ambas primatólogas de la Universidad de St. Andrews en Escocia, se sintieron inspiradas a indagar sobre si las personas comprenden el lenguaje simiesco cuando se dieron cuenta de que el 90 por ciento de los gestos usados por chimpancés y bonobos se usaban en ambas especies, así como el 90 por ciento de los gestos de los gorilas y orangutanes.

“Entonces nos quedamos con la duda de si los humanos retienen esta habilidad de usar y entender los gestos de los grandes simios”, relató Graham.

Graham y Hobaiter desarrollaron una prueba en línea para estudiar la habilidad que tiene el ser humano de entender los gestos de diversos simios. Los participantes veían videos de un ademán, luego respondían una pregunta de opción múltiple con cuatro posibles respuestas de qué significaba dicho gesto.

Gracias a un anuncio de este estudio en la cadena de radio británica BBC Radio 4, los investigadores tuvieron más participantes de los que esperaban: 5656 personas completaron el cuestionario. Los encuestados identificaron correctamente el significado de los gestos más de la mitad de las veces, con una tasa del 52,1 por ciento. Esta cifra es muy superior al 25 por ciento que cabría esperar si los participantes adivinaran al azar.

“Este estudio representa un método interesante para ahondar en la interpretación humana de los gestos de los simios”, afirmó Frans de Waal, un primatólogo en la Universidad Emory en Atlanta, quien no participó en el estudio.

Los humanos también usamos gestos no verbales: una bibliotecaria calla a un visitante llevando un dedo a sus labios, o un comensal maleducado despide al mesero moviendo las manos como si espantara una mosca. Sobre todo los bebés son prolíficos con sus gestos: otro estudio encontró que el 89 por ciento de los gestos que usaban los niños de 1 y 2 años también eran usados por chimpancés de todas las edades.

Pero, según explicó Graham, el complejo lenguaje hablado ha remplazado muchas de las gesticulaciones simiescas, a tal punto que los adultos ya no pueden comunicarse con ese lenguaje, aunque, como muestra el estudio, sí pueden entenderlo.

En el lenguaje hablado, continuó Graham: “Podemos pedir las cosas de manera más específica, más gentil, más precisa”. Es por eso que un adulto nunca pediría comida metiéndose los dedos a la boca (o al menos eso esperamos), pero sí lo haría un bebé.

Tal vez no es que los humanos adultos hayamos dejado de usar completamente los gestos de los simios, sino que son más difíciles de reconocer porque “a veces están entremezclados con otros movimientos manuales”, como los ademanes que en ocasiones hacemos al hablar, dijo De Waal said.

En su artículo, Graham y Hobaiter señalan que el hecho de que combinemos los gestos con el lenguaje hablado dificulta que los humanos puedan determinar cómo los simios utilizan los gestos. Charlotte Wiltshire, estudiante de doctorado en St. Andrews que trabaja con las dos investigadoras, está desarrollando un programa de aprendizaje automático que podría facilitar esta tarea.

“El sueño es automatizar algún día la codificación de video”, dijo Graham, refiriéndose al proceso de ver videos de animales y anotar los comportamientos observados. “Tendremos un modelo entrenado capaz de detectar gestos”. Independientemente del grado de coincidencia que haya entre los gestos de un chimpancé y los nuestros, señaló Graham, el hecho de que podamos entender el lenguaje de los simios recalca que somos más parecidos a ellos que diferentes.

“Los humanos son magníficos, pero no somos tan únicos en todas nuestras habilidades”, subrayó Graham.

De Waal concordó: “Si alguna vez has visto crías humanas jugando con simios jóvenes, verás que hay mucha coincidencia en los ademanes y un alto grado de comprensión y diversión, como si prácticamente no hubiera barreras entre ellos”.

c.2023 The New York Times Company