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En ‘lugares olvidados’ de EE.UU. partidarios de Trump esperan ser, por fin, escuchados

En las semanas previas a la investidura, Yahoo News visitó poblados y ciudades por todo el país, para hablar con los votantes que habían apoyado a Donald Trump en la elección. Mientras emergía la forma que tomará su Administración, le preguntamos a los electores si estaban contentos con su elección y si sentían optimismo por el futuro. Aquí están algunos de nuestros descubrimientos:

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Haz clic en las ciudades sobre el mapa para conocer los testimonios:

Donald Trump le llamó la “gente olvidada” –estadounidenses de clase obrera por toda la nación que batallaban para subsistir, sólo para sentir que eran ignorados por la élite política en Washington y excluidos de las partes más prósperas del país.

Los “hombres y mujeres olvidados” se convirtió en el grito de batalla de Trump en su improbable campaña por la Casa Blanca, al tiempo que viajaba a ciudades, grandes y pequeñas, de todo el país, que incluían muchas que jamás habían sido visitadas por un candidato presidencial.

Desde los atribulados poblados manufactureros de la zona del Cinturón Industrial hasta los yacimientos de carbón vacíos en la región de Appalachia, pasando por ciudades sureñas y toda la región central duramente afectada por el traslado de empleos de fábrica a México y más allá, Trump se proyectó como el defensor de los estadounidenses pisoteados y prometió devolverles sus trabajos, resucitar sus ciudades y restituir a la nación a algo que fuera “grande otra vez”, para todos.

“Los hombres y mujeres olvidados de nuestro país, gente que trabaja duro pero ya no tiene una voz –yo soy su voz”, declaró Trump cuando aceptó la nominación del Partido Republicano en julio.

Era un mensaje improbable de un multimillonario neoyorquino impulsivo, ex estrella de la televisión de realidad y quien había pasado poco tiempo fuera de su torre de oropel en el corazón de Manhattan antes de poner la mira en la presidencia. Pero Trump ganó la adulación y, de forma más importante, los votos de estadounidenses que lo acogieron como un agente de cambio a pesar de su falta de experiencia política y su capacidad sin precedentes para hacer y decir cosas incendiarias que habrían arruinado a cualquier otro candidato.

Pero si Trump puede aferrarse o no a lo que él describió como su “movimiento” enfrenta ahora su prueba más importante. Al tiempo que se prepara para mudarse a la Casa Blanca, el enfoque cambia, a qué esperan de él sus partidarios y qué es lo que de hecho puede cumplir.

Después de más de una década de seguirle la pista a Trump, esta reportera emprendió otro viaje en las semanas posteriores a su triunfo electoral, para regresar a “lugares olvidados” de todo el país donde había ganado el candidato, para hablar con quienes votaron por él sobre la elección y sobre lo que quieren ahora de él como presidente.

Fue una odisea serpenteante de dos semanas y casi 8 mil kilómetros a lo profundo del Estados Unidos de Trump, que comenzó con el poblado de Erie, Pennsylvania, en la región del Cinturón Industrial (Rust Belt) y terminó en Bakersfield, California, una de las últimas zonas republicanas en un estado que se ha vuelto profundamente azul.

Una pancarta pro-Trump en una carretera de Erie, PA. (Foto: Eric Thayer para Yahoo News)
Una pancarta pro-Trump en una carretera de Erie, PA. (Foto: Eric Thayer para Yahoo News)

Fotogalería: Imágenes que revelan la América de Donald Trump

Los partidarios de Trump siempre han sido más complicados de lo que reconoció la sabiduría convencional durante la campaña. No eran sólo electores iracundos de raza blanca, aunque un gran número de ellos sí lo era. Y tras la elección, entrevistas con aquellos que terminaron votando por Trump presentaron una visión más matizada de lo que sugiere la caricatura. No todos sus partidarios creen que podrá cumplir todo lo que prometió –ni están de acuerdo con todo lo que propuso.

De hecho, muchos de los que votaron por Trump tienen expectativas realistas o incluso bajas sobre lo que podrá cumplir en Washington. Entre otras cosas, incluso sus seguidores más acérrimos dudan que Trump pueda darles el “muro grande y hermoso” que prometió construir a lo largo de la frontera estadounidense en la campaña. Y aunque hay esperanzas, existe mucho escepticismo sobre si Trump podrá revertir la lucha en los estados del Cinturón Industrial que han sido decimados por pérdidas en la producción acerera y de manufactura.

Aunque Trump era conocido por las multitudes masivas y fervientes que lo apoyaban incluso al tiempo que expertos declaraban una y otra vez que su campaña estaba muerta, muchos de sus seguidores esperan que contenga algunas de sus conductas más tempestuosas, lo que incluye su tendencia a lanzarle insultos a sus opositores en Twitter.

A la mayoría de ellos les preocupan poco las controversias que se han cernido sobre su próxima Administración, incluida su relación con Rusia. En lugar de eso, se centran en si Trump puede cumplir en las cuestiones más esenciales para sus bolsillos: crear empleos y estimular la economía en lugares que no disfrutaron de la misma recuperación que otras regiones después de la recesión.

Aunque muchos votantes, especialmente en la zona del Cinturón de la Biblia (Bible Belt) se vieron motivados por su antipatía a Hillary Clinton, esa no fue toda su motivación para respaldar a Trump. Lo vieron como un medio para hacer estallar a Washington, una ciudad que se ha visto obstaculizada por el estancamiento político.

La habilidad de Trump para cumplir sus promesas de cambio y crear empleos será probablemente la prueba para ver si puede conservar “el movimiento” de partidarios, que le ayudará a hacer que su agenda sea aprobada y determinará el éxito de su primer mandato.