El país que está tan mal que los padres tienen que elegir qué hijo va al colegio

Sri Lanka lleva sumida desde hace algunos años en una profunda inestabilidad. Esta nación insular, al sur de la India, sufrió unos importantes atentados terroristas en 2019 que hundieron el turismo. Una situación que se ha visto agravada, además, por la pandemia.

El resultado es la peor crisis desde la independencia del país a todos los niveles (política, social, económica) que está afectando duramente a una parte importante de sus habitantes. Tanto es así que el Banco Mundial ya señala que afecta a un 25% de la población, cuando hace solo un año era del 13%, es decir, en 2022 se ha doblado.

Las escuelas de Sri Lanka se están vaciando porque los padres no pueden permitirse la educación de los hijos. (Photo by ISHARA S. KODIKARA/AFP via Getty Images)
Las escuelas de Sri Lanka se están vaciando porque los padres no pueden permitirse la educación de los hijos. (Photo by ISHARA S. KODIKARA/AFP via Getty Images)

Y las consecuencias son visibles para las familias, que tienen que lidiar con la falta de alimento y tomar decisiones difíciles en lo que respecta al futuro de los hijos.

Tal y como revela la BBC, esta crisis económica, caracterizada por un desempleo masivo y los altos precios de los alimentos, está provocando que los padres deban elegir qué hijo va a la escuela porque no pueden permitirse que vayan todos ellos. Una decisión durísima que a buen seguro va a marcar el futuro de toda una generación en Sri Lanka.

La inflación ha llegado a alcanzar niveles récord de un 95%, lo que hace imposible para muchos de los habitantes de la nación insular adquirir alimentos. Hay días que ningún miembro de la familia es capaz de comer y la escolarización es casi una quimera. Y eso que las escuelas son gratuitas.

El problema viene por los gastos asociados de acudir al colegio, como es el caso de los uniformes, el transporte o la alimentación. Son necesarias alrededor de 400 rupias diarias por niño (aproximadamente 1,03 euros). Una cantidad que resultaría insignificante en cualquier país del Primer mundo, pero que convierte la educación en Sri Lanka en un lujo al alcance de solo unos pocos.

Sin solución a corto plazo

El Gobierno asegura que ha empezado a distribuir arroz en las escuelas, pero todavía no se aprecia su efecto. Lo que sí es visible es una menor asistencia de estudiantes, que llega a cifrarse en una caída del 40%. Y la situación parece que todavía está lejos de mejorar.

Unicef asegura que las personas tendrán más difícil alimentarse en los próximos meses, con la inflación golpeando duramente productos básicos como el arroz. Lo previsible es que más y más niños se vean obligados a dejar la escuela.

Las organizaciones humanitarias están intentando ayudar con el suministro de alimentos. Sin embargo, sigue sin ser suficiente.

Para Amnistía Internacional, es crucial adoptar medidas de recuperación respetuosas con los derechos humanos, con el objetivo de detener la espiral de hambre y pobreza.

Sri Lanka vive una situación dramática. (Photo by Pradeep Dambarage/NurPhoto via Getty Images)
Sri Lanka vive una situación dramática. (Photo by Pradeep Dambarage/NurPhoto via Getty Images)

“Hace meses que la población de Sri Lanka sufre graves carencias de alimentos y grandes dificultades para acceder a la atención de salud, mientras que la inflación desorbitada ha agravado los esquemas de desigualdad ya existentes, ha señalado.

Mientras tanto, la población intenta batallar con una crisis que está presente en su día a día y que no tiene visos de acabar pronto.

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