El mito de los indecisos, ¿en verdad pueden quitarle el triunfo a AMLO?

FOTO l Cuartoscuro.
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¿Los Indecisos podrían cambiarlo todo? La pregunta central de las diversas encuestas realizadas por algunos diarios es: Si hoy fueran las elecciones para presidente de la República, ¿por quién votaría usted? El periódico El Financiero publicó su encuesta sobre el proceso electoral correspondiente al presente mes y cuando faltan tres semanas para que terminen las campañas.

Como en anteriores ocasiones encabezó las preferencias de los ciudadanos encuestados, Andrés Manuel López Obrador (MORENA-PT-PES) 50 por ciento; se mantuvo en segundo lugar Ricardo Anaya (PAN-PRD-MC) 24 por ciento; en tercer sitio repitió José Antonio Meade (PRI-PVEM-PANAL) 22 por ciento; y el cuarto en el orden fue Jaime Rodríguez, El Bronco (Independiente) 4 por ciento. (El Financiero, 4 de junio de 2018)

Los resultados de la encuesta de El Financiero solo refrendaron lo que ya sabíamos por otros medios y sondeos de opinión. Pero destaca el dato que en la interpretación de los analistas del PAN y el PRI los podría llevar al triunfo si logran “seducir” al sector de la población que en las encuestas aparece con la denominación No Sabe; No contestó y que en esta ocasión a El Financiero le arrojó el resultado de 28% de Indefinidos. Lo que significa que, según las cuentas alegres y los cálculos de los que ocupan el segundo y tercer lugar en las encuestas, son los Indecisos que los llevarán al triunfo el 1 de julio.

El 28 por ciento de los ciudadanos que aparece en las encuestas como Indecisos, representa poco más de la cuarta parte de los electores, es decir, son más de veinte millones de votantes que, en caso de salir a sufragar el 1 de julio, podrían definir el resultado de las elecciones y hacer, con su voto, que las encuestas, como ya ha sucedido en otras ocasiones, queden en evidencia respecto de la tendencia de los resultados que ofrecen que, como dicen algunos especialistas, solo son una “foto” de un momento y no significan nada respecto de la realidad que se expresa en las urnas.

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Por eso llama la atención el cálculo y las cuentas alegres de los “analistas” del PAN y PRI en el sentido de que ese 28 por ciento de Indecisos los podría llevar al triunfo. En realidad, ese grupo que no se expresa, es una incógnita y considerar que se fragmentará el día de las elecciones está más cercano a la realidad.

Los efectos de las campañas en el grupo de Indecisos no se conocen y por eso no se sabe si saldrán a votar y si lo hacen, si votarán por el cambio o la continuidad o si solo lo harán porque la campaña de miedo los impactó y entonces habría que descifrar si tienen miedo a que el PRI continúe en el poder; o temen al PAN que falló en su oportunidad de doce años; o los atemoriza el discurso de amor y odio
del dueño de Morena.

La lógica, si llegara a existir en la soledad en la que se expresa el voto, indica que ese codiciado 28 por ciento de Indecisos, se dividiría y entonces las proporciones se mantendrían y cada quién quedaría en el lugar que les han asignado los sondeos de opinión, cuando se realice la encuesta mayor el 1 de julio.

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El 28 por ciento de los indecisos estaría integrado por todo tipo de gente. Del campo, la ciudad, hombres, mujeres, adultos mayores y un grupo sobre el que poco se sabe, los nuevos ciudadanos que votarán por primera ocasión, jóvenes de 18 a 35 años que integran más del 20 por ciento del padrón electoral. A ellos se han dirigido todos los candidatos, ofreciéndoles un mejor futuro. El día de las elecciones sabremos si les “compraron” las promesas.

Los Indecisos, si salen a votar, es posible que hayan seguido la recomendación del INE de razonar su voto y entonces votarán por quien, en su escala de valores, tiene el perfil apropiado para gobernar al país. Razonar implica que los ciudadanos se informaron y llegaron a una conclusión, pero también significa que “cada cabeza es un mundo” y entonces regresamos a la realidad. El voto de los ciudadanos es incierto y puede haber muchas sorpresas, por más que la “ciencia” de las encuestas pretenda “ver” más allá de sus propias limitaciones.