El futbol mexicano y una dura verdad: Chicharito, Guardado y cía. son más que la generación de Cuauhtémoc

Chicharito Hernández y Andrés Guardado en el Mundial de Brasil 2014. (Miguel Tovar/Getty Images)
Chicharito Hernández y Andrés Guardado en el Mundial de Brasil 2014. (Miguel Tovar/Getty Images)

México ha tenido jugadores destacados a nivel nacional e internacional. Cada cierto tiempo, el debate vuelve a la mesa: ¿quiénes son los mejores? El regreso de Andrés Guardado a León ha abierto la pregunta de nuevo, y también está Chicharito Hernández en la discusión. Hay al menos un certeza: Hugo Sánchez y Rafael Márquez están por encima de todos los demás. Ambos, en sus respectivas posiciones, fueron de lo mejor del mundo en su época y brillaron al nivel más alto. Luego el debate entra en terrenos dubitativos.

El segundo escalón es muy discutido. Cuauhtémoc Blanco es un nombre que aparece de inmediato en el horizonte. Muchos no tienen duda: fue el mejor futbolista que ha tenido la Selección Mexicana. Y él mismo tiene el autoestima muy alto cuando se habla del tema: "Yo me siento mejor que ellos, hijo, pero mucho mejor. Aunque ellos han jugado en varios equipos (de Europa), no lo digo yo, lo dice toda la gente", dijo en abril del año pasado a los medios.

La visión de Blanco se sustenta en lo que hizo con el Tri. Ahí fue referente. Y a ese argumento se aferra: "Pregúntale a todos, yo califiqué a la selección a dos mundiales cuando estábamos a punto de no ir con la ayuda de mis compañeros, pero toda la gente dice que soy mejor que ellos, pero yo se lo dejo a la gente y no lo digo yo”. Y es cierto, el factor Selección Mexicana cuenta mucho al hablar de este tema. Pero no lo es todo. Si se habla de carreras a nivel general, Cuauhtémoc Blanco y varios de sus contemporáneos salen perdiendo cuando se les compara con jugadores recientes.

Y por recientes se habla de la última generación que tuvo un ciclo completo (se les vio debutar y se ha visto ya casi toda su carrera). Por ejemplo, Javier Hernández debería ir inmediatamente después de Sánchez y Márquez en el listado de mejores mexicanos de la historia. Fue campeón dos veces de la Premier League, jugó una final de Champions League, anotó y rindió en Inglaterra, España y Alemania. Blanco no se acercó jamás a ese nivel, con un paso olvidable por el Valladolid (sólo su gol de tiro libre ante el Real Madrid se salva). Jugó sólo 23 partidos y marcó en tres ocasiones. Ni soñar que estuviera en la órbita de un club como el Manchester United.

Hernández anotó 127 goles en Europa. Se cuece aparte. Igual que Andrés Guardado, que jugó por 16 años y medio en Europa y disputó cinco Copas del Mundo. La historia juzgará a Héctor Herrera mejor que la opinión popular: capitán y campeón en el Porto, campeón en España con el Atlético de Madrid de Diego Simeone y exhibiciones de lujo en los Mundiales de 2014 y 2018. A nivel competitivo, su carrera supera a la de jugadores bienqueridos como Alberto García Aspe, Ignacio Ambriz o Pavel Pardo (campeón en Alemania, pero sólo jugó dos años completos), todos mucho mejor recordados, pese a no haber tenido una carrera superior a la del cuestionado Herrera.

El repaso podría continuar con Carlos Vela o Giovani dos Santos. Ninguno alcanzó el rango que les fue vaticinado .Y de todos modos tuvieron carreras destacadas para el ámbito mexicano. Héctor Moreno, campeón en Países Bajes con dos clubes diferentes, tuvo una mejor carrera, y jugó a un nivel más alto, que Claudio Suárez o Ramírez Perales. La exigencias del futbol europeo, hoy como ayer, son superiores a las del mexicano.

Aquellos jugadores no salieron porque no era habitual, porque aún hoy es complejo hacerlo, pero la realidad fue esa: no jugaron en Europa. Quienes sí lo hicieron tuvieron una carrera mejor de manera obvia. Otro tema es la Selección Mexicana. Ahí, pese a militar en el mejor futbol, estos jugadores protagonizaron capítulos que nunca se habían vivido (como la goleada ante Chile). Pero, incluso midiendo alcances y fracasos, la generación añorada de Cuauhtémoc y compañía apenas consiguió una Confederaciones, que se jugó en casa y sin rivales verdaderamente de élite. Los Juegos Olímpicos de 2012 podrían valer lo mismo o hasta más.

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