El desastre de la política de salud de AMLO tras eliminar el Seguro Popular
Desde que Andrés Manuel López Obrador andaba en campaña una de sus frases recurrentes era sobre el compromiso que el Estado debería asumir para garantizar servicios de salud para todos los mexicanos, en particular para los mas pobres. Ya en la presidencia de la república propuso la desaparición del Seguro Popular y la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) que empezó sus funciones el primero de enero.
En los objetivos del Insabi se encuentran las promesas de campaña de López Obrador. Brindará servicios de salud gratuitos y de calidad a todas las personas que no cuenten con seguridad social; bajo criterios de universalidad, igualdad e inclusión.
Quienes acudan al Insabi “recibirán servicios médicos sin restricciones, habrá atención universal para todos los padecimientos, incluidos aquellos que generan gastos catastróficos, para lo cual se ha creado el Fondo de Salud para el Bienestar; también recibirán medicamentos gratuitos y demás insumos requeridos para sus tratamientos.”
En el primer día de actividades del Insabi y bajo la coordinación de la Secretaría de Salud, los usuarios de los servicios se encontraron con la nueva realidad, que no corresponde con las promesas de campaña de López Obrador, al enterarse que aumentaron las cuotas y que el nuevo instituto solo atenderá gratuitamente a pacientes de hospitales de primer y segundo nivel.
Los pacientes de tercer nivel donde son atendidos “padecimientos de alta complejidad diagnóstica y de tratamiento, por ley, tienen que cobrar cuotas de recuperación.” (La Razón, 9 de enero de 2020)
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En los primeros días del Insabi se experimentó confusión y caos entre autoridades y pacientes de los diversos hospitales, a los que acuden para recibir atención, pues iniciaron sus actividades sin Reglas de Operación, que el Ejecutivo Federal debería haber emitido y para lo que tuvo seis meses. La secretaría de Salud, a cargo de Jorge Alcocer, no se ha pronunciado al respecto.
La falta de Reglas de Operación del Insabi y falta de lineamientos en hospitales federales y estatales, generó desconcierto al no saber si tenían que cobrar o no a los pacientes, pues no saben de donde saldrán los recursos para financiar esta atención.
El Insabi se ha propuesto atender a 69 millones de mexicanos que no tienen seguridad social. Pero las autoridades encargadas de su operación deben resolver pronto los problemas con los que inició para que no se convierta en un dolor de cabeza, tanto para autoridades, como para usuarios. (Excelsior, 8 de enero de 2020)
Que el Insabi iniciara sus actividades sin reglas de operación pone en evidencia que a trece meses de la 4T, la curva de aprendizaje no ha terminado. Los usuarios de los servicios de salud no tienen la paciencia de las autoridades. Las enfermedades y padecimientos son del momento y deben ser atendidas, pronto y bien, en no pocos casos es de vida o muerte.
Para Julio Frenk Mora, secretario de Salud en el sexenio de Vicente Fox, creador del Seguro Popular, la cancelación de este sistema “responde a razones ideológicas y no técnicas”. Explicó que cuando lo presentó a López Obrador, entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, le agrado el Seguro Popular, pero su secretaria de Salud, Asa Christina Laurell, lo convenció de rechazarlo.
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Frenk Mora lamentó que el gobierno del presidente López Obrador “haya eliminado el fondo de riesgos catastróficos y el mecanismo financiero, con el que se garantizaba la atención médica en hospitales de tercer nivel, donde se tratan enfermedades complejas de alta especialidad, como el cáncer.” (El Sol de México 10 de enero de 2020)
El sector salud es muy sensible y la forma como fue desaparecido el Seguro Popular a cambio del Insabi, se está convirtiendo en un problema sobre todo para los usuarios, para la gente pobre que no ha sido informada sobre cuáles son sus derechos, si tiene que pagar o no por los servicios, si lo van a atender o no y si después de esperar y la auscultación de los médicos, resulta que no hay medicamentos, incluyendo casos como el de los niños con cáncer.
No es admisible que se califique desde Palacio Nacional a los directores de los hospitales como conservadores que se resisten al cambio. Algo de lo anterior sirve y tirarlo también es corrupción. Lo que sucede en México desde hace trece meses es responsabilidad de Ya Sabes Quién. ¡Qué no le digan qué no le cuenten!