El conflicto de interés en una foto publicada por el propio López Obrador

Imagen tomada de Twitter vía @lopezobrador_
Imagen tomada de Twitter vía @lopezobrador_

En los dos últimos fines de semana Andrés Manuel López Obrador fue al estado de Chiapas a realizar lo que llama “trabajo de campo”. Su actividad en esa entidad es para impulsar, en cuanto asuma el poder, su proyecto de sembrar árboles maderables y frutales en un millón de hectáreas.

En la primera semana López Obrador viajó a la selva Lacandona para conocer y revisar los terrenos donde se pondrá en marcha la siembra de los árboles frutales y maderables, con lo que se estima crear 400 mil empleos durante los seis años de su gobierno, en esa ocasión lo acompañó María Luisa Albores, futura titular de la Secretaría del Bienestar.

Mediante un video divulgado en redes sociales, López Obrador se refirió a su presencia en Chiapas: “Estamos aquí en este trabajo de campo porque vamos a iniciar en esta zona con el programa desde el inicio del nuevo gobierno, desde el 1 de diciembre.”

En la segunda semana de su trabajo de campo el virtual presidente electo estuvo en Tapachula, Chiapas, para continuar con su proyecto de sembrar árboles frutales y maderables, y visitó los laboratorios de la empresa Agromod, dedicada a la producción de plantas tropicales, propiedad del empresario Alfonso Romo, propuesto por López Obrador como el futuro jefe de la Oficina de la Presidencia.

En su cuenta de Twitter López Obrador se refirió a esta actividad: “Continuamos con el trabajo de campo para iniciar, desde el 1 de diciembre, el programa de siembra de un millón de hectáreas de árboles maderables y frutales. Visitamos los laboratorios de producción de plantas tropicales de la empresa Agromod, ubicados en Tapachula, Chiapas”.

Las reacciones sobre este hecho se dieron de inmediato en las redes sociales, uno de los comentarios fue el de Javier Funts: “Agromod es una empresa biotecnológica de Alfonso Romo. Ya salió el peine. Negocios cupulares. Cuál diferencia.”

Al respecto, en algunos medios se comentó que el trabajo de campo de López Obrador y su visita a la empresa Agromod, suscitó cuestiones y comentarios diversos.

“Con eso de que el dueño de Agromod no es otro sino Alfonso Romo, el mismo que será jefe de la Oficina de la Presidencia, el virtual Presidente electo tendrá que ponerle fertilizante y regar con esmero la plantita de la transparencia, no vaya a ser que germine la sospecha del conflicto de intereses.” (Reforma, Templo Mayor, 6 de agosto de 2018)

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El virtual presidente electo “Ayer visitó Agromod, una empresa con sede en Tapachula, que es propiedad de Alfonso Romo, quien ya ha intentado negocios similares en esa zona, incluso con la impugnada utilización de material transgénico. ¿Conflicto de intereses entre el futuro jefe del gabinete lopezobradorista, que a la vez es empresario tan a la alza, que recibe la sugestiva visita del próximo presidente de la República que explora inversiones federales en los rubros de la propia firma visitada?” (La Jornada, Astillero, 6 de agosto de 2018)

En su artículo “El dilema de Alfonso Romo”, León Krauze comenta que Alfonso Romo es un empresario importante pionero en la biotecnología y activo en diferentes áreas de la economía mexicana e interpreta que, uno de los significados del triunfo de López Obrador, es el mandato de los votantes para que el próximo gobierno evite los conflictos de interés.

“El escándalo contribuyó al colapso del PRI y fortaleció, en las urnas, el mandato lopezobradorista, cuyo mensaje arraiga, antes que nada, en la honradez y la sana distancia del poder político con el poder económico. El primero de julio, los votantes mexicanos le encomendaron a López Obrador la tarea de impedir cualquier abuso desde el poder, comenzando por los conflictos de interés.” (El
Universal, 6 de agosto de 2018)

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El empresario Alfonso Romo fue un actor importante en la campaña de López Obrador, pero debe saber hacer la diferencia, podría ser parte de un gobierno. Sus vínculos y relaciones fueron útiles para construir puentes que favorecieron la relación del candidato de Morena con los empresarios. Ahora el escenario es otro, no es posible mezclar los intereses empresariales con los asuntos de Estado, pues inevitablemente se convierten en conflictos de interés, que el próximo gobierno, por mandato de ley, está obligado a evitar.

Ambos, López Obrador y Romo, tendrán que evitar el conflicto de interés, está de por medio la credibilidad construida por el discurso que por años se refirió a la Honestidad Valiente, denunció la corrupción, y repudió los excesos en el gasto público, como el del avión presidencial y la construcción del Nuevo Aeropuerto. Deben hacerlo para que la Esperanza no se convierta en decepción y ésta en
reclamo.