El regreso a los orígenes, la lección que aprendió Eddie Murphy

Eddie Murphy se horroriza al escuchar sus monólogos homofóbicos de comienzos de los 80
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A punto de cumplir los 60, Eddie Murphy ha regresado a la pantalla con Un príncipe en Nueva York 2, la continuación de la exitosa comedia de finales de los ochenta que se convirtió en un fenómeno cultural en todo el mundo. Estrenada en Amazon Prime Video el viernes pasado, la nueva película sirvió para devolver al primer plano al que se autodenominó como “el único actor negro en la historia que ha conseguido tener una audiencia mundial”.

Eddie Murphy en Un príncipe en Nueva York 2
Paramount

Lejos ahora de esos años de éxitos, Murphy pasó de ser un icono en la década de los años ochenta y noventa a convertirse en una estrella fugaz con el cambio de siglo. A la falta de papeles que convencieran a la crítica se sumó los escándalos que el intérprete de grandes taquillazos como De mendigo a millonario (1983), Un detective suelto en Hollywood (1984) o El profesor chiflado (1996) protagonizó en esa época. Sus dotes para la imitación y su sentido del humor le abrieron las puertas primero de los monólogos y después a la interpretación en un universo en el que reinaban los blancos. Los chistes sobre su infancia —llegó a contar cómo su padre, que había abandonado a su hermano y a él de niños, fue asesinado por su amante—, la defensa del poliamor y su particular manera de hacer humor con las mujeres y los homosexuales como protagonistas de sus historias lo colocaron en el punto de mira en varias ocasiones.

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Una demanda de paternidad y otra por acoso sexual contaminaron su imagen pública a finales de los años noventa, que terminó de complicarse cuando en 1997 fue detenido en su auto con una transexual en una zona de West Hollywood conocida por la afluencia de prostitución homosexual. El actor, que llevaba entonces cuatro años casado, fue puesto en libertad. Ahí no acabó todo, denunció a la revista National Enquirer por preparar un reportaje sobre su vida sexual secreta y, finalmente, el actor acabó llegando a un acuerdo millonario que evitó la publicación.

Eddie Murphy con seis de sus diez hijos en Los Ángeles
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Paralelamente, su vida sentimental tampoco ha estado exenta de polémica. Padre de diez hijos fruto de cinco relaciones distintas, Murphy solo ha tenido reparos a la hora de reconocer como hija legítima a Angel Iris, nacida hace 13 años a raíz de una relación que inició con la Spice Girl Mel B en 2006. Él aseguró en varios programas de televisión que no era hija suya y tras una prueba de ADN que corroboró la versión de la cantante, en 2010 el actor permitió a la niña conocer al resto de sus hermanos.

Murphy y Paige Butcher, su pareja más reciente en una entrega de premios Globo de Oro
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Desde entonces, el humorista alardea de su prole y en las navidades de 2018 posó por primera vez junto a todos sus hijos. Los más pequeños, de su última relación con la modelo australiana Paige Butcher, son Izzy Oona, de cuatro años, y Max Charles, de dos. Su hijo mayor es Eric, de 31 años, fruto del noviazgo con Paulette McNeely, y que nació el mismo año que su hermana Bria, la primera de sus cinco hijos junto a su exesposa Nicole Mitchell, una modelo con la que contrajo matrimonio cuatro años después. Dentro de ese matrimonio llegaron Myles, de 28 años, Shayne, de 26, Zola, de 21, y Bella, de 19, quien participa en su última película junto a él. Mientras Murphy mantuvo un romance con la directora de casting Tamara Hood, con quien tuvo a Christian, de 30 años. Además protagonizó uno de los matrimonios más breves con la productora Tracey Edmonds; recibieron el 2006 repleto de amor, pero no llegaron como pareja más allá de febrero de 2007.

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La familia Murphy casi al completo, una noche de navidad de 2016
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Con una fortuna estimada en us $85 millones de dólares y con una gran afición a los autos de lujo, en el terreno profesional, en 2013 confesó que apenas le llegaban ofertas profesionales y que no volvería a trabajar hasta que no le llegase un guión que mereciese la pena. Seis años después, ese guion fue Yo soy Dolemite (2019), la película de Netflix que volvió a poner de acuerdo a crítica y público para redimir al actor, que había decidido volcarse en la música.

Ahora con Un príncipe en Nueva York 2 la estrella parece haber recuperado las ganas de volver a encontrarse con sus fans. Tenía planeada una gira de stand up para 2020 que la pandemia impidió realizar, pero que espera retomar pronto. A finales de 2019, volvió a conducir Saturday Night Live, el programa que lo transformó en una estrella a principios de los ochenta. La repercusión de su aparición fue tan grande y celebrada que le dejó claro que la mejor opción en esta nueva etapa de su carrera es volver a sus orígenes.

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