'No duele nada': las vacunas son importantes en la nueva estrategia de China contra la COVID

Cercas, letreros y otros equipos antes usados en un gran sitio de pruebas de COVID-19 se encuentra desmantelado y sin usar en la estación de trenes Hongqiao en Shanghái, China, el jueves 8 de diciembre de 2022. (Qilai Shen/The New York Times)
Cercas, letreros y otros equipos antes usados en un gran sitio de pruebas de COVID-19 se encuentra desmantelado y sin usar en la estación de trenes Hongqiao en Shanghái, China, el jueves 8 de diciembre de 2022. (Qilai Shen/The New York Times)

El gobierno chino tiene una misión: convencer a los ciudadanos de mayor edad de que sus vacunas más recientes contra la COVID-19 son fáciles de tomar y efectivas.

En medios informativos propiedad del Estado, una mujer en una clínica en Tianjin comenta: “No hubo ninguna molestia” sobre una nueva vacuna inhalada, mientras que una mujer en Shanghái dijo en tono de broma que recibir su dosis de refuerzo fue “un poco como beber té con leche”. Un hombre en Wenzhou tranquilizó a los reticentes: “No duele nada y es un poco dulce”.

Tales mensajes patrocinados por el Estado son cruciales a medida que el gobierno chino relaja sus pesadas restricciones contra la COVID y se prepara para un aumento rápido de casos que podría abrumar sus recursos médicos. No solo necesita convencer a la gente de que no hay que temer al virus, sino también de que las vacunas son esenciales para proteger contra los efectos más graves de la enfermedad. Los brotes en las próximas semanas y meses (así como qué tan letales serán) dependen en parte de si los adultos mayores están dispuestos a ser inoculados.

Desde su dramático cambio de 180 grados para desmantelar su estrategia de “cero COVID” la semana pasada, China le ha restado importancia a lo grave que sería la propagación de la variante ómicron por las ciudades, lo que en esencia alienta al país a aprender a vivir con la COVID. Un investigador de salud pública destacado indicó el domingo que la tasa de letalidad es similar a la del resfriado común. Otro experto en salud señaló que las autoridades estaban preparadas para la presión sobre el sistema médico del país.

El lunes, China reportó 8561 casos nuevos a nivel local, en comparación con alrededor de 30.000 antes de que la estrategia cambiara. Las cifras se han vuelto cada vez menos confiables ya que los funcionarios casi han detenido la pruebas masivas regulares en los últimos días e hicieron que reportar las pruebas en casa fuera voluntario.

Las incertidumbres sobre la nueva estrategia y la apresurada relajación de las reglas se están acumulando.

Dentro del segmento de mayor edad de la población en China, el 40 por ciento no ha recibido una dosis de refuerzo; la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado que tales dosis son en especial vitales con las vacunas chinas, las cuales usan virus inactivados y son habitualmente menos efectivas que las vacunas extranjeras que usan tecnología más nueva de ARN mensajero (ARNm). Además, muchas familias todavía están reticentes debido a la seguridad de las vacunas para sus familiares de mayor edad, incluso conforme las nuevas vacunas inhalables son presentadas como menos atemorizantes que aquellas que requieren una aguja.

Trabajadores de una funeraria cargan un cadáver a un vehículo afuera de un hospital de Hong Kong, el 2 de marzo de 2022. (Billy H. C. Kwok/The New York Times)
Trabajadores de una funeraria cargan un cadáver a un vehículo afuera de un hospital de Hong Kong, el 2 de marzo de 2022. (Billy H. C. Kwok/The New York Times)

Expertos en salud advierten que es posible que la campaña de vacunación haya llegado demasiado tarde para defender contra la ola actual de casos. Singapur, donde las autoridades levantaron las medidas estrictas a finales del año pasado, pasaron meses de comunicación y preparación antes de relajar las medidas.

Las autoridades en Hong Kong se negaron a alentar a su población de edad avanzada a vacunarse hasta que estuvo a la mitad de un brote importante hace unos meses. Sin un nivel alto de inoculación en ese momento, el virus mató a personas a una tasa que excedió casi cada país desde el comienzo de la pandemia.

Yanzhong Huang, un socio sénior en salud global en el Council on Foreign Relations, mencionó: “Lo ideal es estar preparado antes de abrir las puertas. Esta en realidad no es una receta para una transición gradual, va a ser un camino difícil”.

A medida que el gobierno autoritario de China enfrentó protestas iracundas y poco comunes contra sus restricciones por la COVID, los encargados de las políticas lanzaron hace dos semanas una nueva campaña de vacunación dirigida a ciudadanos de mayor edad, un reconocimiento tácito de que, para relajar las reglas, necesitaban hacer más para proteger a los más vulnerables.

Los funcionarios prometieron llevar vacunas a los asilos, ir de puerta en puerta y usar estaciones móviles. Distribuyeron con rapidez una vacuna inhalada recién aprobada y la promovieron en un flujo constante de reportajes de televisión, artículos en periódicos y hojas de datos de salud locales como “fácil”, “conveniente” y que es “como respirar aire fresco”.

Las autoridades tienen que superar un escepticismo profundamente arraigado que ellas mismas ayudaron a plantar.

A principios de 2021, cuando China presentó su vacuna nacional, los reguladores restringieron su uso a personas cuya edad oscilaba entre los 18 y los 59 años, con lo que detonaron de manera inadvertida desinformación y reticencia dentro de uno de los segmentos más vulnerables de la población.

Siddharth Sridhar, un virólogo en la Universidad de Hong Kong, opinó: “Eso condujo a una confusión en la gente y por eso decían que no era segura para los mayores. Están muy atentos a evitar esa narrativa ahora”.

Muchas familias exhortaron a sus parientes de mayor edad a que se quedaran en casa, con la idea de que las inoculaciones podrían complicar enfermedades crónicas. Las clínicas de vacunación temporal estaban reticentes a dar una inyección a personas de mayor edad, ya que las instalaciones no tenían sus expedientes de salud a la mano. Trabajadores de salud vecinal y familiares por igual preguntaron si valía la pena arriesgarse a efectos secundarios potenciales cuando los casos eran básicamente inexistentes en muchas ciudades.

Nicolas Tian, de 24 años, exhortó a sus abuelos a no vacunarse, como razón mencionó su preocupación de que las autoridades habían restringido las dosis a las poblaciones más jóvenes.

Tian, quien vive en la provincia nororiental de Shandong, expresó: “En el principio, la gente en general pensaba que las personas de más de 60 años no eran candidatas apropiadas para la vacunación”. Él se vacunó, pero solo porque su trabajo gubernamental lo requería.

Muchos trabajadores del sector público estuvieron entre los primeros grupos en ser vacunados en un momento en el que las dosis todavía eran limitadas. Aunque su empleador dijo que eso era un beneficio, Tian no estaba convencido.

Tian relató: “Todos sabíamos que nos trataban como ratas de laboratorio o al menos yo lo tomé de esa manera”.

Después, cuando su lugar de trabajo recomendó que cada empleado encontrara a cinco personas para ser inoculadas, sintió que las autoridades habían cambiado los requisitos en un santiamén para impulsar la tasa de vacunación. Por lo que desalentó a sus familiares de vacunarse.

Tian afirmó: “Aunque las autoridades dijeron que no hacía daño vacunarse, la creencia popular era que ‘es mejor que las personas de mayor edad no se vacunen’”.

Desde la aprobación de las vacunas chinas, los funcionarios han brindado poca información excepto para asegurar al público de que son seguras.

Hace poco, las autoridades aprobaron seis vacunas nacionales, cuatro de ellas en la semana pasada. Dos de las vacunas no necesitan una aguja y en cambio son administradas a través de un aerosol nasal o inhaladas a través de un nebulizador, una tecnología considerada como la frontera para la prevención futura de la COVID.

Expertos en salud y médicos citados en medios estatales han adoptado las vacunas inhaladas y aseguran que son efectivas, seguras y apropiadas para poblaciones de mayor edad, sin proveer datos detallados.

“La ventaja más obvia de la vacuna inhalada es que reduce el temor a la inyección”, señaló Zhang Xin, un trabajador médico, en la agencia informativa estatal Xinhua sobre Convidecia Air, una vacuna contra el coronavirus desarrollada por CanSino Biologics que se aprobó en septiembre.

Los científicos esperan que, al inducir una respuesta inmune en las cavidades nasales y los pulmones, una vacuna inhalada podría ofrecer protección significativa, en particular contra la transmisión. En realidad, poco se sabe sobre la efectividad en el mundo real de las nuevas vacunas inhaladas, las cuales se están estudiando en todo el mundo, pero no han sido puestas de manera amplia en evaluación.

La abuela de Mary Ma tiene casi 90 años y ya ha recibido dos dosis. A Ma, quien vive con su abuela y madre en Wuhan, donde primero se identificó el virus en 2019, le preocupan los efectos adversos en las personas mayores. También le angustia el exponer de manera inadvertida a su abuela a la COVID al llevarla a vacunar, porque indicó que los hospitales designados para vacunación son los mismos donde se trata a pacientes de COVID.

No obstante, Ma, de 24 años, dice que reconoce que estar al corriente en las vacunas es más importante que nunca ahora que las restricciones pandémicas han sido levantadas.

Ma aseveró: “A pesar de que mi abuela está en casa la mayor parte del tiempo, todavía me preocupa el riesgo de que nuestros familiares jóvenes puedan traer el virus a casa”.

Concluyó: “Creo que ella debería vacunarse”.

© 2022 The New York Times Company