Don Carlos pone en cada pan la experiencia de 50 años

SAN LUIS POTOSÍ, SLP., enero 6 (EL UNIVERSAL).- Don Carlos Sánchez aprendió la panadería desde los 12 años. Entre la curiosidad y la necesidad desarrolló la habilidad del oficio que ha ejercido por cerca de 50 años.

A través de esta experiencia, su trabajo le ha permitido sacar adelante a sus cuatro hijos que, si bien no heredaron la tradición, sí conocen el oficio.

"Yo comencé de chamaco, porque la necesidad nos obliga a aprender un oficio. Empecé a la edad de 12 años y me fascinó. Esto es como la escuela, uno aprende, pero nunca termina. Uno aprende de las personas de experiencia (…) yo traigo tres estilos de Veracruz, hidalguense y poblano", y ahora, en Querétaro, espera estar en el gusto del paladar de la entidad.

Es en la calle de Pino Suárez, a escasas dos cuadras del centro de salud, donde desarrolla su actividad. La panadería luce limpia, aún no tiene la marquesina que anuncie la apertura, en su lugar están dos cartulinas escritas a mano que indican "próximamente panadería" y Rosca de Reyes, ahí es donde recibe don Carlos, con una sonrisa, a vecinos que se acercan curiosos a preguntar los precios, otros compran una pieza para probar. Un niño que se aprendió su nombre a la primera saluda: "buenos días, don Carlos, véndame un cuernito", dice.

En escasa semana que lleva abierta, la panadería empieza a verse aclientada, unos días con 15, otros días 20, otros más 14 clientes. Que para este jueves se antoja se multipliquen, ya que es la víspera de Reyes y los curiosos preguntan por los tamaños y los precios de las roscas.

A diferencia de otras panaderías, don Carlos atiende personalmente. "Si queremos que el cliente regrese, tratamos de darle el producto bueno, con calidad, ahí es donde uno va subiendo", rectifica. Es un gran conversador, y utiliza metáforas para redondear la historia de vida, comparte que tuvo grandes maestros desde el principio, que le enseñaron no sólo la manufactura de los diversos tipos de pan, sino a tratar bien al cliente, porque él tiene claro que un buen trato, además de la calidad en el sabor del pan, lo que hace que regresen los comensales.

Durante la plática no pierde oportunidad de invitar a los curiosos a pasar y probar, también prende el horno y espera pacientemente a que caliente para después colocar al interior las que, en un momento, serán las Roscas de Reyes.

La elaboración de las roscas es de manera tradicional, aunque aclara que tanto la rosca como el Pan de Muerto no son sus piezas favoritas para fabricar, pero aun así las elabora con la mejor calidad de productos.

"Ya no es como antes antes", indica, "antes sí era negocio hacer Rosca de Reyes, ahora no tanto". Don Carlos no deja claro si la invasión de las trasnacionales en la fabricación de las roscas, "que tienen muy buena presentación pero no tan buen sabor" o que las panaderías privilegiaron la cantidad por la calidad, lo que afectó al negocio.

Una clienta entra por conchas y don Carlos le indica que pronto tendrán café para regalar, son los días piloto de la panadería y el aroma de pan horneado perfuma la calle. Así pasa el día, mientras siguen saliendo Roscas de Reyes con los tradicionales niños al interior y rebanadas de dulce sobrepuestas.

A las clientas curiosas las recibe con un "sí hay, jefa, pásele". -¿Las rosas son rellenas?, le preguntan. No, son sencillas, responde. -¿A cómo salen?, le dicen. Tengo de a 200; 130 las chicas; y en unas dos horas van a salir del tamaño de una charola, en 350, explica.