Dilemas de hoy. ¿Sí o no al localizador para saber dónde están nuestros hijos?

Cuando los chicos empiezan a salir, las nuevas tecnologías permiten calmar la ansiedad en casa
Cuando los chicos empiezan a salir, las nuevas tecnologías permiten calmar la ansiedad en casa

Las épocas cambian y nuestras preocupaciones también. En esta serie, LA NACION acerca la opinión de expertos reconocidos en sus áreas de trabajo para sumar sus aportes a viejos y nuevos dilemas. La idea es contribuir a debates actuales con la perspectiva de prestigiosos profesionales que ayudan a ordenar ideas en tiempos convulsionados.

La necesidad de saber dónde y cómo están nuestros hijos siempre existió. Antes, los padres exigían llamados para confirmar que habían llegado bien a destino o pedían que los despertaran de madrugada para avisar que ya estaban en casa. Hoy, el formato cambió: las nuevas tecnológicas que permiten conocer en todo momento dónde están.

Usar o abusar de localizadores, que se instalan en el celular o en un reloj, puede disparar peleas en la familia, ya que no todos los chicos o adolescentes lo aceptan. Ellos sienten que pierden libertad y privacidad; los padres, que es la única manera de estar tranquilos cuando sus hijos salen a divertirse.

El psicólogo Miguel Espeche introduce una pregunta fundamental para abordar el dilema: ¿se trata de una herramienta de cuidado o de control parental? Y aporta una interesante reflexión a modo de respuesta: todo depende del ánimo con el que los padres utilicen la herramienta.

Ficha del especialista entrevistado

Miguel Espeche

Lic. en Psicología

Especialista en vínculos, salud mental comunitaria y potenciación humana

Coordinador General del Programa de Salud Mental del Hospital Pirovano

Autor de los libros Criar sin miedo y Penas de amor

Conferencista sobre relaciones familiares, responsabilidad social empresaria y voluntariado

Columnista del diario LA NACION y otros medios

- ¿Cómo podemos diferenciar entre cuidado y control?

- Usar estos términos como sinónimos es una confusión habitual, y son el día y la noche. Entonces, es muy importante tener clara la diferencia entre el concepto de cuidar y el de controlar. No siempre controlar es cuidar, pero a veces es un elemento del cuidado. El problema surge cuando se convierte en el único elemento y, entonces, pasa a ser pernicioso.

Cuidar es tutelar y ofrecer a los hijos, gradualmente, una mayor autonomía porque se confía en ellos y porque partimos de la base de que existe una cierta intimidad del mundo interno del chico y del propio.

- Entonces, ¿sería una buena idea usar un localizador con nuestros hijos?

- Yo creo que es un instrumento que puede ser usado de buena forma como un tutelaje y, obviamente, dependiendo de la edad y, sobre todo, del estado de ánimo del padre o de la madre a la hora de poner el localizador. Es decir, si el uso del localizador está acompañado de angustia, ansiedad, afán de control y poca confianza en el hijo, el problema es la angustia, la ansiedad y la poca confianza, no es el localizador. Entonces, siempre hay que rastrear el estado de ánimo o la actitud de los padres a la hora de hacer jugar en la cancha al instrumento.

Textuales del entrevistado

Si el uso del localizador está acompañado de angustia, ansiedad, afán de control y poca confianza en el hijo, el problema es la angustia, la ansiedad y la poca confianza, no es el localizador”.

- ¿De qué manera podría ser bien recibida esta herramienta?

- Yo creo que se puede ofrecer a los chicos esta posibilidad o directamente usarla como un elemento a favor de su libertad, porque a partir del hecho de estar acompañados por la mirada de los padres, sobre todo en la pubertad, no digo a los 20 años, pero sí al principio, van agrandando su autonomía bajo tutela paterna. Después, generalmente las cosas se van acomodando solas, excepto que los padres estén habitados por una gran ansiedad o afán de control, que es un problema que hay que tratar por ese lado, no hablando de tecnología, sino de qué les pasa a los padres por la mente.

"Cuando los hijos vienen educados en un clima de respeto, son más permeables a tener a los padres cerca", dice Espeche - Créditos: @Fotografía Ilustrativa
"Cuando los hijos vienen educados en un clima de respeto, son más permeables a tener a los padres cerca", dice Espeche - Créditos: @Fotografía Ilustrativa

- ¿Por qué genera tanta controversia con los hijos?

- Más allá del localizador en sí, a los hijos suele causarles malestar la ansiedad, la falta de confianza y ese miedo de los padres que a ellos los contagia y los hace querer alejarse. Caen en ese jueguito del gato y del ratón, que no es privativo de las cuestiones tecnológicas, sino que ha ocurrido desde que existe la familia en este mundo, con padres que quieren controlar e hijos que escapan a ese control porque los asfixia. Su rebeldía no es contra la tecnología, sino contra la ansiedad de los padres.

Textuales del entrevistado

Caen en ese jueguito del gato y del ratón, que no es privativo de las cuestiones tecnológicas, sino que ha ocurrido desde que existe la familia en este mundo”.

- Quienes usen un localizador, ¿deberían pedir permiso a los hijos?

- En general, el reduccionismo ideológico indicaría que hay que pedirles permiso a los chicos para todo, lo cual es una barbaridad, porque es como pedirles permiso para ponerles un nombre. Los padres asumen una función de árbitro y tienen que confiar en su propio arbitraje, sobre todo cuando los chicos no están madurativamente preparados para ejercer algunas funciones que sí van a tener en el futuro. Entonces, a la hora de cuidarlos no hay que pedirles permiso para todo, pero sí tener una actitud de respeto con ellos. Suponer de entrada que el chico va a estar haciendo macanas es una falta de respeto hacia él o ella, excepto en casos en los que uno ya ve que hay problemas de conducta, generalmente relacionados con tramas vinculares dentro de la familia.

Textuales del entrevistado

El reduccionismo ideológico indicaría que hay que pedirles permiso a los chicos para todo, lo cual es una barbaridad”.

Sí me parece muy contraproducente un espionaje a espaldas de los chicos. Por ejemplo, ocultar un localizador en su teléfono o reloj, sin que sepan. Es como abrirles el diario o revisar sus emails, y me parece indigno, excepto en situaciones muy graves. Salvo esos casos, que son contados, la actitud de atropellar la intimidad de los chicos en nombre del control me parece que es sumamente contraproducente.

- En caso de usar estos localizadores, ¿cuándo se dejan de lado?

- Suelo ver que, pasada una etapa de mayor tutela, son reemplazados por una autonomía más madura por parte de los adolescentes y por un criterio más confiado por parte de los padres.

En general, cuando los hijos vienen educados en un clima de respeto, son más permeables a tener a los padres cerca y no están tan apurados por expulsarlos de su mundo, sino que esto se da en un proceso más gradual y amable, que cuando los chicos tienen que defenderse de la ansiedad de los padres.