La dictadura de Cuba se dispara un tiro en el pie | Opinión

En julio, el primer ministro cubano, Manuel Marrero, tambien anunció nuevas restricciones al sector privado durante una sesión de la Asamblea Nacional

La decisión de la dictadura de Cuba de imponer nuevas restricciones a las pequeñas y medianas empresas privadas de la isla no debería sorprender a nadie: es parte del esfuerzo del régimen por no perder control político en medio de una profunda crisis económica.

Según una nueva resolución publicada el 5 de diciembre en la Gaceta Oficial, las pequeñas y medianas empresas privadas, conocidas en la isla como Mipymes, ya no podrán realizar ventas al por mayor a menos que lo hagan en asociación con el Estado. Se trata de la disposición más reciente que limita las actividades de las empresas privadas en el país.

La nueva medida está generando temores de una nueva ola migratoria. El éxodo de cubanos ya alcanzó niveles récord en los últimos dos años en medio de la peor crisis económica de la isla en varias décadas. Hay una escasez generalizada de alimentos y medicinas, y apagones intermitentes.

Un 10% de la población abandonó el país entre 2022 y 2023, según datos oficiales. Para fines de 2024, esa cifra probablemente haya alcanzado el 20%, según estudios independientes.

La economía cubana se contrajo un 1.9% en 2023 y no crecerá este año. El turismo, la principal fuente de ingresos de la isla, ha caído mucho, ya que muchos extranjeros están optando por otros destinos del Caribe en lugar de visitar una isla donde las calles muchas veces están a oscuras por la noche.

Y no se vislumbra una solución rápida para los apagones, porque la ya obsoleta red eléctrica de la isla fue dañada aún más en meses recientes por los huracanes Óscar y Rafael.

“Cuba está en una situación desastrosa a nivel social, político y económico”, dice Ricardo Zúñiga, ex alto funcionario del Departamento de Estado durante la administración Biden. “El nivel de resentimiento es más alto que en cualquier otro momento de la historia reciente”.

En una rara muestra pública de disenso interno, el ex diplomático cubano Carlos Alzugaray, residente en La Habana, tuiteó el 8 de diciembre en una aparente referencia a las últimas medidas del gobierno que “parece que alguien quiere llevar a Cuba directo al suicidio económico”. Añadió que “esto es un acto de suicidio político”.

El régimen cubano había anunciado en 2021 nuevas regulaciones que le daban mayores libertades económicas a las pequeñas y medianas empresas, con la esperanza de revitalizar la economía.

A principios de 2024, había más de 11.000 pequeñas y medianas empresas en la isla, que empleaban a casi 300,000 personas, además de 600,000 empresarios autónomos, según el Ministerio de Economía y Planificación de Cuba.

Algunas de las Mipymes importaban alimentos y artículos de consumo de Estados Unidos y los distribuían en a los restaurantes y bodegas. El embargo comercial estadounidense a Cuba tiene exenciones para los alimentos.

Las ventas de las pequeñas empresas y los empresarios autónomos se dispararon del 4 % de todas las ventas minoristas en Cuba en 2020 al 44 % en 2023, según los economistas cubanos.

Cuando le pregunté por qué el gobierno cubano está tomando arremetiendo contra el sector privado, Zúñiga me dijo que “el gobierno está tratando de exprimir cada dólar que puede, porque no tienen otras fuentes de ingresos”.

Según le dijo un contador de una pequeña empresa privada al sitio de noticias de internet independiente 14 y Medio, “La luna de miel con las Mipymes ha terminado”. Ahora, el Estado está mostrando su verdadera cara abusiva al sector privado”.

Es probable que el régimen cubano también haya tratado de restringir al sector privado en un esfuerzo por mantener el control político en el país. Varios funcionarios del gobierno dirigían las Mipymes a través de testaferros y se quedaban con las ganancias, según los medios oficiales de Cuba.

“Esos funcionarios se estaban volviendo demasiado ricos y poderosos, y representaban una amenaza potencial para el gobierno”, dice Emilio Morales, director del Havana Consulting Group, con sede en Miami.

Sin embargo, es probable que el régimen cubano se esté pegando un tiro en el pie. Las nuevas medidas para reprimir al sector privado solo hundirán aún más la economía cubana, y aumentarán el descontento social.

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