Segundo lugar de DeSantis en Iowa es una victoria para la atribulada Florida — y el país | Opinión

Los gélidos caucuses de Iowa trajeron a la soleada Florida buenas noticias: Nuestro arrogante y autocrático gobernador ha sido humillado por los electores que no se entusiasmaron con el “Plan Florida” que Ron DeSantis pregona como el futuro de Estados Unidos.

¡Qué alivio!

Imaginen la absurda política de DeSantis en Florida y el panorama estatal —desde la corrupta Miami hasta la dúctil Tallahassee— como el camino a seguir para la nación, en caso de que la candidatura presidencial del Partido Republicano prevalezca sobre la del presidente Joe Biden en noviembre.

Todos en Estados Unidos evolucionarían hacia los estereotipos de hombre y mujer de la Florida, sin espacio para la autoidentidad o los puntos de vista inclusivos.

Caminarían todos por la senda blanca, heterosexual y cristiano-conservadora como luz que guía, con un Congreso manipulado, como la manipulada Legislatura de la Florida, aprobando leyes para retroceder derechos civiles a los años 50 en todos los rincones de Estados Unidos.

Sin controles ni equilibrios. Sin compromiso, nunca. Sin ningún asiento en la mesa para nadie más que para los fieles del partido.

¡Uf! Gracias, Iowa.

Disminuida su influencia política, esta pérdida debería sacudir a la todopoderosa política de DeSantis y el Partido Republicano en la Florida.

En cuanto a las elecciones nacionales, Biden y sus valores democráticos e inclusivos derrotaron a Trump en 2020, y el presidente puede hacerlo de nuevo si usa sus poderes ejecutivos para controlar la frontera sur y negociar iniciativas de inmigración con el Congreso.

Para eso están los años electorales, para frenar los excesos.

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El peligro Trump-DeSantis

No hay duda de que Trump es un peligro para la nación y la democracia, además de un horrible espécimen humano, pero DeSantis, con su engañosa imagen de limpieza, es peor. Confunde fácilmente a los electores.

A Trump le encanta ejercer poderes ejecutivos, pero estos pueden deshacerse. DeSantis cimenta sus opiniones personales en la ley.

Ahora, la fantasía de DeSantis como sustituto de Trump puede haber terminado, a menos que el ex presidente acabe encerrado o negocie acuerdos de culpabilidad a cambio de dejar la contienda presidencial para el resto de su vida.

Los resultados de los caucus de Iowa fueron definitivos: Trump resultó vencedor con el 51%, DeSantis quedó en un distante segundo puesto con el 21.2% y Nikki Haley obtuvo el 19.1%, sumando puntos extra por demostrar que el Partido Republicano nunca elegirá a una mujer que es mejor por encima de hombres pésimos.

La derrota es más dura para DeSantis que para Haley. DeSantis lo dio todo para robarle Iowa a Trump, abandonando una Florida repleta de polémicas y demandas que amenazaban su agenda. Pero, a pesar del respaldo de la gobernadora Kim Reynolds, apenas superó a la ex gobernadora de Carolina del Sur.

DeSantis, de 45 años, trajo al nevado centro de Estados Unidos su nueva generación y viejas ideas del mundo de antes. Carente de habilidades sociales, intentó fingir sonrisas, pero no inspiró. Torpe, pero con una mejora en la personalidad irascible con que lleva su estado, DeSantis siguió el manual del caucus, visitando los 99 condados, con su esposa vigilante y sus lindos hijos a cuestas.

Sin embargo, los electores rechazaron rotundamente al Rey del Legislativo de la Florida en favor de un estafador de 77 años, acusado penalmente, que intentó acabar con la democracia estadounidense y que ha prometido instaurar un régimen dictatorial el primer día de su segundo mandato.

El ex presidente Donald Trump, ganador de los caucus de Iowa, se dirige a la multitud durante un acto de campaña antes de la votación del domingo 14 de enero de 2024 en el Simpson College de Indianola.
El ex presidente Donald Trump, ganador de los caucus de Iowa, se dirige a la multitud durante un acto de campaña antes de la votación del domingo 14 de enero de 2024 en el Simpson College de Indianola.

Una victoria para Biden y, aunque solo sea en revancha simbólica, para los atribulados floridanos.

Iowa demostró a DeSantis que no siempre es políticamente rentable empeorar la vida de las mujeres, los inmigrantes, los niños homosexuales y transgénero, y perseguir a médicos y activistas. Perdió todos los condados, 98 de ellos ante Trump y el Condado Johnson ante Haley.

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DeSantis no suelta

No es sorprendente que DeSantis no abandone la campaña presidencial.

En su mente, Trump está acabado.

Cuenta con ganar por “default” cuando Trump caiga por sus problemas legales. Tiene motivos para estar seguro de que el Partido Republicano abrazará el racismo, la uniformidad y la rigidez que él ofrece.

Pero los electores pueden mirar a la Florida y ver claramente que DeSantis solo pretende cumplir todos los deseos de control del Partido Republicano con la ayuda de instituciones y donadores ultraconservadores.

Ellos, y no los principios democráticos, gobernarían la nación.