“Esto era una villa, todas las calles eran de barro”: las obras que avanzan en la urbanización de un predio en Chacarita

La cancha de fútbol del barrio Playón de Chacarita donde juegan, además, chicos de otras zonas de la ciudad
La cancha de fútbol del barrio Playón de Chacarita donde juegan, además, chicos de otras zonas de la ciudad - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

“Cuando abrieron la calle Palpa no circulaba nadie, los autos no se animaban a pasar por ahí porque la gente tenía miedo. Hoy eso cambió, todo el tiempo pasan vehículos por acá”, dice Kariesbeth Mora, que vive en Playón Chacarita hace aproximadamente 15 años. Ella es testigo de la historia casi completa de un barrio popular que nació junto a las vías del Ferrocarril Urquiza en 2001, cuando algunas familias empezaron a ocupar casillas ferroviarias y terrenos que quedaron en desuso.

En los últimos años cambió totalmente por un proceso de urbanización que fue aprobado en la Legislatura en 2017 y se puso en marcha en febrero de 2018 con la extensión de 600 metros de la avenida Triunvirato entre Elcano y Teodoro García. Luego, siguieron las aperturas de tramos de Zabala, de Céspedes, de Palpa y ahora, la novedad es un sector de la calle Guevara, que va entre Teodoro García y Céspedes. A su vez, también se generaron pasajes que atraviesan el barrio, como Mujeres de Fraga, Mercedes Sosa e Isabel Flores de Oliva. A su vez, un club de fútbol que nació dentro del barrio también se transformó en un factor de integración e inclusión.

En el barrio se crearon nuevos edificios, según informó el gobierno porteño a este medio, que generaron 678 viviendas que ya fueron ocupadas, 52 locales comerciales –de los cuales 38 son explotados por vecinos–, mientras que otros son administrados por marcas comerciales, como una famosa cadena de farmacias que inauguró un negocio en la esquina de Teodoro García y Triunvirato, o como una carnicería que tiene decenas de sucursales distribuidas por la ciudad.

SOC - La urbanización del playón de Fraga en el barrio de Chacarita. Buenos Aires, 03/07/24.
SOC - La urbanización del playón de Fraga en el barrio de Chacarita. Buenos Aires, 03/07/24. - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

“Yo me mudé al barrio en 2006. Esto era una villa, todas calles de barro. La urbanización permitió nuevas oportunidades laborales”, cuenta Ana Caracusma, de 30 años, que trabaja en una sede de acción social cercana a la zona. Ella vive en uno de los nuevos edificios que fueron entregados a los vecinos a cambio de cuotas mensuales.

Leonardo Coppola, presidente del Instituto de la Vivienda de la ciudad (IVC), describe que actualmente se encuentran trabajando en mejoramientos en viviendas ya existentes, y no construyendo nuevos edificios. “A la fecha tenemos 230 intervenciones en viviendas. Por ejemplo, en fachadas, cocinas o baños. En paralelo, estamos en proceso de adjudicación de 15 locales comerciales. Nuestro objetivo principal a futuro es finalizar con la regularización de dominio del barrio histórico para que cada uno de los vecinos pueda tener su escritura”, detalla.

Toda la transformación de la zona impulsada por el gobierno porteño cuenta, además, con un factor de integración e inclusión que nació hace 10 años dentro de Playón Chacarita. Se trata del club de fútbol que lleva el nombre del barrio, en donde hoy juegan más de 200 chicos.

Kariesbeth Mora, junto a Mateo Barros Estrada
Kariesbeth Mora, junto a Mateo Barros Estrada - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

Todo comenzó con una cancha de cemento para 10 jugadores que se encontraba dentro del barrio, rodeada de casas de material construidas por los vecinos. “Acá estaba la canchita de fútbol del barrio. Con mi marido, Iván, veíamos que la juventud se perdía por las drogas y la delincuencia y pensamos en organizar una escuelita para los jóvenes. Mi marido estudió para ser director técnico y empezó a entrenar a los chicos y a organizar torneos internos”, describe Mora a LA NACIÓN, mientras está parada sobre el rectángulo macizo donde se empezó a gestar el sueño de fundar un club.

La plaza del barrio
La plaza del barrio - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

El número de chicos y adolescentes que querían participar de los entrenamientos y torneos organizados por Iván creció de manera exponencial. La cancha de cemento no era suficiente para la demanda. “Cada vez éramos más. Necesitábamos un torneo más grande y más lugar para jugar. Empezamos a jugar en el torneo del barrio Padre Mugica, en Retiro. Fue ahí que, de alguna manera, nos convertimos en un club porque íbamos al barrio en representación de Playón Chacarita. Por supuesto, todo es, hasta hoy, totalmente autogestionado. Recibíamos ayuda de los vecinos que nos querían ayudar, también empezamos a vender comida, hicimos de todo para poder sostener al club, y todavía lo hacemos”, señala Mora.

La estructura fue creciendo. Primero, mudaron la cancha a un descampado situado entre la avenida Triunvirato, Teodoro García, Palpa y Guevara. Pero como el plan de urbanización contemplaba allí la realización de una plaza tuvieron que volver a llevar la cancha hasta la ubicación actual, en Triunvirato y Céspedes.

La cancha del Club Playón Chacarita
La cancha del Club Playón Chacarita - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

Mateo Barros Estrada trabajó en el IVC y a raíz de esa experiencia generó un vínculo con los vecinos de Playón Chacarita que lo llevó a quedarse y ayudar a pesar de haber dejado atrás ese instituto. “Armamos un esquema de gestión y de aportes internos junto con la comunidad de Playón Chacarita e intentamos armar una red de aportantes por fuera del barrio. Ahora tenemos un esquema más sólido que nos permite pagarle a los profesores y contratar micros para ir a jugar. Sin embargo, siempre faltan cosas. Incluso hay un comedor dentro del barrio en donde se les daba la merienda a muchos chicos, pero muchas veces no hay mercadería”, describe Barros Estrada.

Los trofeos que ganaron los chicos del club
Los trofeos que ganaron los chicos del club - Créditos: @Noelia Marcia Guevara

En el club necesitan que crezca el número de integrantes del equipo de apoyo a las actividades. No solo requieren entrenadores, sino también personal especializado en problemáticas complejas, como el consumo de drogas, porque el club es un espacio, además, de contención de los chicos.

“Hoy tenemos un grupo de colaboradores, psicólogos, algunos psicopedagogos, Kari hace un trabajo todo terreno en ese sentido. El club es una primera barrera para que los chicos no caigan en situación peligrosas, pero no es suficiente. Nosotros tenemos chicos que caen y se levantan todo el tiempo de las adicciones y nos cuesta hacer un seguimiento personalizado porque las problemáticas nos exceden. Pero sin lugar a dudas el club es un factor fundamental para el barrio, que a su vez lo integra con gente de afuera porque muchos chicos que no pueden pagar la cuota de un club vienen a jugar acá”, agrega Barros Estrada.