MAR DEL PLATA.– Las llamas que dejan a la vista el cristal de la salamandra permiten no solo el encanto de los leños que se encaminan a ser brasas, sino a la par un ambiente que contrasta con el parque blanco por la helada de primeras horas de la mañana y esta tarde de julio que, con marcas térmicas que se cuentan con los dedos de una mano, se sobrelleva mucho mejor puertas adentro con un exclusivo blend de té en hebras y una porción de torta.

“Chapadmalal es un lugar encantador, que creció y más allá del verano tiene en la gastronomía y sus paisajes un mundo por descubrir”, asegura Marisa, que con su esposo, Ezequiel, paisajista, se radicó hace 15 años por estos verdes próximos al mar y avanzaron primero con el complejo de cabañas Samay Huasi y ahora con la casa de té, un cálido refugio rodeado de plantas, flores y frutos de estación.

Desde entonces son parte de una ruta turística nueva que avanza y no para de crecer a unos 25 kilómetros del sur de Mar del Plata, que se hizo fuerte con la oferta de verano y que en invierno deja a la playa como paisaje secundario para consolidarse desde sus propuestas de alojamiento, comidas, paseos entre calles ajenas al pavimento y varios atractivos que se afrontan mejor con buen abrigo.

Chapadmalal y sus cercanías complementan, a menos de media hora por ruta 11, la propuesta integral del principal destino turístico del país que por estos momentos de mitad del año, frente a la desigual competencia de la nieve o la oportunidad de buscar mejores temperaturas entre cataratas y la colorida geografía del norte del país, siempre se anima a disputar viajeros. Y empieza a lograrlo.

Es que las vacaciones de invierno se pusieron en marcha hace algunos días en 13 provincias y permitieron percibir la primera avanzada de visitantes. Siempre aquí con la expectativa del mejor rendimiento a partir de este fin de semana, cuando provincia de Buenos Aires, Capital Federal y el resto del interior cierren las escuelas por dos semanas y abran camino al mayor movimiento de viajeros.

La ola polar que sacude a todo el país trajo por aquí, junto al mar, las temperaturas bajo cero y hace unos días nomás dejó trunco el sueño de reencuentro con la nieve, que en más de una oportunidad –y no hace tanto– supo hacer historia por estas playas.

El crecimiento de este extremo marítimo sur del distrito, en camino hacia Miramar, es sostenido. Ladrillo sobre ladrillo. Literal. Porque lo que asomaba como el despertar esta combinación de bosques y playas tuvo un despegue fenomenal hace poco más de dos años, casi en coincidencia con el fin de la pandemia, sus restricciones y un descomunal apetito de aire libre, naturaleza y vivir nuevas experiencias que se generó después de tanto encierro.

“Fue un antes y un después, un hito absoluto en el ritmo y el movimiento de gente, tanto en los turístico como en los residentes”, confirma Marisa, que de repente empezó no solo a encontrar más clientes sino nuevos vecinos, cada vez más cercanos.

De las tortillas rellenas y las empanadas del Club Chapadmalal, casi un emblema de la manzana fundacional de este paraje, a estas decenas de complejos de alojamiento que se multiplican en grandes lotes, casas recién estrenadas y confort que se abren al mercado de alquileres y una variedad cada vez más amplia de sabores. Desde una cerveza artesanal hasta cocina gourmet.

Movimiento de fin de semana

El ritmo de demanda de Chapadmalal se percibe mejor cada fin de semana y se espera que en esta segunda mitad de julio, con el tramo fuerte de vacaciones de invierno, se refuerce en el día a día a partir de una mayor presencia de turistas en la zona.

En vísperas de inicio de la segunda quincena, primero de tres fines de semana fuertes que se esperan, la ocupación en la zona ronda el 40%. “La gente que elige Chapadmalal busca tranquilidad, naturaleza y lindas experiencias”, cuenta Mauricio, al frente de La Hostería, a metro de la ruta y pionero de este paraje con gastronomía y servicios de alojamiento.

Las expectativas mejoran en la medida que el pronóstico meteorológico anticipa el fin de lo peor de la ola polar que castigó fuerte a la costa atlántica durante estos últimos días, ya con jornadas más soleadas y máximas de dos dígitos que escasearon en este arranque de mes.

Para pernoctar en algunas de las alternativas que se ofrecen por allí hay que pensar en una base de 50 dólares el día en casas para cuatro personas que se ofrecen desde plataformas digitales. Y desde 70.000 pesos –dos personas– las propuestas de cabañas, que pueden llegar al doble según el servicio que incluyan. Son en su mayoría unidades que se pensaron para primavera y sobre todo verano. Por eso los clientes, en estos días de temperaturas por el piso, priorizan las propuestas con calidad de cerramientos y con buena calefacción. Si es con salamandras u hogar a leña, mejor.

El presidente del Ente Municipal de Turismo, Bernardo Martín, confirmó que los primeros indicios llegaron con los arribos de viajeros procedentes de provincias que tuvieron el receso lectivo sobre esta primera quincena en curso. “Hemos recuperado frecuencias semanales de vuelos directos con Córdoba y Mendoza, que nos acercan a dos destinos emisivos muy importantes”, aseguró, sobre la marcha del arribo de visitantes.

Sumó la siempre fuerte demanda de pasajes en el servicio de trenes que vincula a Mar del Plata con Plaza Constitución y la expectativa siempre viva de un flujo fuerte de quienes llegan en automóvil, que representan más del 80% de los arribos.

La grilla de actividades que se suma a la oferta histórica de la ciudad está, como de costumbre, enriquecida por estos días con propuestas que apuntan a dar alternativas de entretenimiento al público infantil. En varios casos, con acceso libre y gratuito, como el clásico ciclo “A desaburrir el invierno”, en el complejo Auditórium, de la rambla, y “Vacaciones divertidas”, en Museo MAR.

“Aventura Mar del Plata” se llama la programación que, también pensada para los más chicos y gratuito, propone a diario espectáculos de teatro, títeres, magias y otros en museos y casas históricas: Villa Victoria, Museo Castagnino, Casa del Puente, museos José Hernández y de Ciencias Naturales. También Teatro Colón, Plaza del Agua y bibliotecas barriales.

Esta noche se habilita un nuevo Festival Yeca, que peatonaliza paseos comerciales y gastronómicos por unas horas para disfrutar de la oferta en medio de espectáculos a cielo abierto. Habrá coreografías y bandas musicales, esta vez en Avenida Constitución.

A partir de este fin de semana y durante todas las vacaciones de invierno, en la céntrica Plaza San Martín, regresa la Feria de las Colectividades. Una carpa con stands que tienen representación de la cocina típica de más de 30 países. Sabores de todos los continentes, matizados con espectáculos artísticos y charlas sobre historias y culturas de todos los rincones del mundo.

Espectáculos fuertes también asoman: shows de las bandas Kapanga y Nonpalidece, tango y danza con Hernán Piquín, “El lago de los cisnes” con el Ballet de San Petersburgo, música de película con “Pixar en concierto, en el estadio Polideportivo, y Los niños virtuosos del Cáucaso.

Una de las novedades anunciadas en las últimas horas es la “Semana del Pulóver”. Mar del Plata es capital nacional del tejido de punto y las empresas del rubro abren puertas de sus establecimientos a partir del próximo 19 y hasta el 27. Se podrá conocer cómo se trabaja mediante y acceder a descuentos.

Esta alternativa de visitas guiadas tendrá su mejor momento el 27, con otra Noche de la Cultura. Es una propuesta que dispone de micros gratuitos, con partida desde la zona de la rambla, y permite visitar todos los museos municipales y establecimientos industriales, entre ellos fábricas de gin, cerveza y otros. Para pasear, recorrer y disfrutar.