Un tiroteo sume en la conmoción y la incertidumbre una campaña ya de por sí accidentada

La escena tras el desalojo del mitin de Donald J. Trump después del intento de asesinato en Butler, Pensilvania, el sábado 13 de julio de 2024. (Doug Mills/The New York Times)
La escena tras el desalojo del mitin de Donald J. Trump después del intento de asesinato en Butler, Pensilvania, el sábado 13 de julio de 2024. (Doug Mills/The New York Times)

MILWAUKEE — El intento de asesinato contra Donald Trump del sábado en su mitin en Pensilvania sumió la contienda presidencial del 2024 en un estado de conmoción e incertidumbre.

La campaña del presidente Joe Biden se apresuró a retirar sus anuncios de televisión de los medios de todo el país e interrumpió todas las comunicaciones oficiales externas: no habría ningún llamado a recaudar fondos ni comunicados de prensa. Una orden interna de la campaña de Biden pedía a todos los miembros de su personal que “se abstuvieran de hacer comentarios en las redes sociales o en público”, lo mismo dictó un lineamiento interno de la campaña de Trump.

Biden, quien estaba la iglesia en el momento del atentado, condenó la violencia como “enfermiza” en un breve discurso a la nación desde un departamento de policía local en Delaware; luego cambió de planes y regresó a la Casa Blanca después de la medianoche. Él y Trump hablaron el sábado a última hora, una llamada que un funcionario de la Casa Blanca describió como “buena, respetuosa y breve”.

Trump emitió su propio relato gráfico del momento difícil en una publicación en sus cuentas de redes sociales mientras regresaba a Nueva Jersey antes de la Convención Nacional Republicana que, según las autoridades, continuará como estaba previsto el lunes en Milwaukee: “Oí un zumbido, disparos e inmediatamente sentí la bala desgarrándome la piel”.

“¡Nunca Me Rendiré!”, escribió Trump en un mensaje de texto a sus seguidores.

Sus dos principales asesores, Susie Wiles y Chris LaCivita, escribieron en un mensaje público la noche del sábado que Trump no dejaría de asistir a la convención para reunirse con sus partidarios. Y en un mensaje interno al personal de la campaña de Trump, escribieron que estaban “reforzando la presencia de seguridad armada con oficiales en todo momento en el lugar” tanto en Washington como en West Palm Beach, Florida, en las oficinas de campaña.

Las autoridades inspeccionan el lugar durante un acto de campaña de Donald Trump en Butler Farm Show Inc. en Butler, Pensilvania, el sábado 13 de julio de 2024. (Eric Lee/The New York Times)
Las autoridades inspeccionan el lugar durante un acto de campaña de Donald Trump en Butler Farm Show Inc. en Butler, Pensilvania, el sábado 13 de julio de 2024. (Eric Lee/The New York Times)

En un mensaje de texto a primera hora del domingo, LaCivita, dijo que el intento de asesinato no alteraría la planeación de la convención.

“No cambia nada”, afirmó.

Claro está que el tiroteo cambió el cariz de la contienda. Acto seguido, surgieron preguntas sobre las consecuencias que tendría en lo político, pero se generaron muchas más especulaciones que respuestas. Lo que era seguro es que el país se enfrentaba de nuevo a la desagradable y creciente ola de violencia en la política estadounidense.

El atentado se produjo en lo que ya parecía una encrucijada de profundas consecuencias en una campaña por las elecciones del 2024 que ya ha tenido su buena dosis de ellas. Trump se convirtió este año en el primer expresidente condenado por delitos graves. Los compañeros demócratas de Biden han cuestionado que sea el abanderado del partido desde que hace dos semanas se le vio vacilante en un debate. Y Trump se prepara para nombrar a su compañero de fórmula y conseguir formalmente la nominación de su partido en tres elecciones consecutivas.

Pero todo eso palidece en comparación con el primer tiroteo contra un presidente actual o anterior desde Ronald Reagan en 1981.

“Estados Unidos, el tejido de nuestra gentil nación está hecho jirones”, dijo Melania Trump, la ex primera dama, en una inusual declaración pública el domingo.

Las fotografías de Trump levantándose tras el tiroteo serán inolvidables: su rostro ensangrentado, el puño en alto en señal de desafío, mientras la otra mano sujetaba con fuerza una gorra de “Make America Great Again”, con la bandera estadounidense ondeando al fondo. “¡Luchen! ¡Luchen! ¡Luchen!”, afirmó Trump con el puño en alto.

El historiador presidencial Douglas Brinkley sugirió que, para muchos electores, esas imágenes anularían cualquier mancha que tuviera Trump como delincuente con una nueva imagen de él “como el mártir herido de Butler, Pensilvania”.

Brinkley, profesor de la Universidad Rice quien ha criticado a Trump en el pasado, señaló su claridad mental en los minutos después del atentado.

“Mucha gente habría estado mucho más conmocionada”, dijo. “Trump se dio cuenta de que era una oportunidad para mostrar valentía”.

Y añadió: “Es un gran impulso para su campaña presidencial de una manera sombría y surrealista”.

El tiroteo pasó por la lente de la política casi al instante. Algunos republicanos culparon a los demócratas o a los medios de comunicación de avivar el odio y el miedo hacia Trump. A primera hora del domingo, las fuerzas de seguridad federales ya habían identificado al autor de los disparos, pero no el móvil.

“La premisa central de la campaña de Biden es que el presidente Donald Trump es un fascista autócrata al que hay que detener cueste lo que cueste”, escribió en X el senador de Ohio JD Vance, quien está en la terna de candidatos que Trump baraja como compañero de fórmula. “Esa retórica condujo directamente al intento de asesinato del [ex]presidente Trump”, agregó.

Biden, quien decidió contender a la presidencia con la esperanza de sanar algunas de las profundas divisiones de la nación, declaró el sábado por la noche: “no hay lugar en Estados Unidos para este tipo de violencia”.

“Esa es una de las razones por las que tenemos que unificar al país”, agregó. “No podemos permitir que esto ocurra. No podemos ser así. No podemos condonar esto”.

No se sabe cómo afectará el atentado los grandes esfuerzos de Biden por reunificar a su partido tras su actuación titubeante en el debate que suscitó dudas sobre su agudeza mental y su competencia como candidato. Por ejemplo, ¿el tiroteo podría frenar los intentos de retirarlo como candidato, mientras el partido espera a ver si el presidente puede desempeñar el papel de unificador en jefe en una crisis?

Biden se dirigió a la nación desde la Casa Blanca al mediodía del domingo y anunció que haría un pronunciamiento desde el Despacho Oval por la noche. También está previsto que el lunes conceda una entrevista a Lester Holt en la NBC, aunque canceló un viaje previsto a Texas.

“Un intento de asesinato es contrario a todo lo que representamos como nación”, dijo Biden. “La unidad es el objetivo más esquivo de todos, pero nada es más importante que eso ahora”.

Tras una conferencia de prensa el jueves, destinada a tranquilizar a los demócratas vacilantes, Biden había pasado el viernes y el sábado exponiendo sus argumentos a varias facciones de su partido en una serie de reuniones privadas.

“Hablamos con franqueza con el presidente sobre nuestras preocupaciones y le hicimos preguntas difíciles sobre el camino a seguir”, dijo la representante demócrata de Washington Pramila Jayapal, presidenta del Caucus Progresista del Congreso, después de que el grupo se reunió con Biden el sábado. Intencionadamente, no ofreció su apoyo.

La mayoría de los demócratas, que han hecho varias advertencias de que el regreso de Trump a la Casa Blanca supondría una amenaza existencial para la nación, siguieron el ejemplo de Biden, que silenció sus ataques a Trump y condenó el tiroteo.

La cantidad de funcionarios electos en altos cargos que han sufrido violencia política fue un duro recordatorio de la creciente fragilidad de la democracia pacífica en Estados Unidos.

Una turba violenta de seguidores de Trump allanó el Capitolio para bloquear la certificación de las últimas elecciones en 2020 y Trump ha sido acusado por su papel en el intento de anular las elecciones.

La representante demócrata de California Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes, cuyo marido fue atacado al interior de su hogar en San Francisco en 2022, declaró el sábado: “Como alguien cuya familia ha sido víctima de la violencia política, sé de primera mano que la violencia política de cualquier tipo no tiene cabida en nuestra sociedad. Doy gracias a Dios de que el expresidente Trump esté a salvo”.

Gabby Giffords, una demócrata que fue representante del estado de Arizona y a quien le dispararon en la cabeza hace más de una década en un intento de asesinato, dijo en una declaración: “La violencia política es antiestadounidense y nunca es aceptable, nunca”.

Y el representante republicano de Luisiana Steve Scalise, líder de la mayoría de la Cámara que recibió un disparo en 2017 cuando un hombre armado abrió fuego contra los miembros republicanos del equipo de béisbol del Congreso durante una práctica, estuvo entre los que culparon a los demócratas.

“Ha sido un ataque sin cuartel contra la persona de Donald Trump durante años y este fue un ataque más”, dijo Scalise en Fox News, quien advirtió sobre la “retórica sobrecargada de la izquierda”.

Uno de los asistentes al mitin murió el domingo y otros dos tenían heridas graves a consecuencia del tiroteo. Los organizadores de campaña de Trump comentaron que el expresidente autorizó que se abriera una página de GoFundMe para las víctimas, que en poco tiempo había recaudado más de 700.000 dólares.

El actual presidente de la Cámara de Representantes, el representante republicano de Luisiana, Mike Johnson, afirmó que los republicanos de la Cámara comenzarían de inmediato una investigación sobre el Servicio Secreto y le pedirían a su director, así como a otros altos mandos del Departamento de Seguridad Nacional y del FBI, que testifiquen. Y en una entrevista en la NBC hizo un llamado a: “bajar la retórica”.

“Tenemos que bajar la temperatura en este país”, dijo Johnson.

c.2024 The New York Times Company