Los temidos espías militares de Vladimir Putin redoblan su campaña de sabotaje contra Europa

El presidente ruso, Vladimir Putin, se sienta durante el desfile militar del Día de la Victoria en Moscú, Rusia, el jueves 9 de mayo de 2024
El presidente ruso, Vladimir Putin, se sienta durante el desfile militar del Día de la Victoria en Moscú, Rusia, el jueves 9 de mayo de 2024 - Créditos: @Mikhail Klimentyev

WASHINGTON.- Las agencias de inteligencia de Estados Unidos y sus aliados siguen de cerca los sabotajes de baja intensidad que se están produciendo en Europa y que ven como parte de una campaña rusa para socavar el apoyo al esfuerzo bélico de Ucrania. Se trata mayormente de incendios o tentativas de incendio contra una amplia variedad de instalaciones, como un depósito en Inglaterra, una fábrica de pintura en Polonia, viviendas en Letonia y, lo más curioso de todo, contra un local de Ikea en Lituania.

Pero los acusados de ser agentes rusos también han sido arrestados por cargos de planificar ataques contra bases militares de Estados Unidos.

Si bien el blanco de los atentados parece aleatorio, los agentes de seguridad de Europa y Estados Unidos dicen que son parte de un esfuerzo coordinado de Rusia para demorar la entrega de armas a Kiev y generar la sensación de que los europeos no quieren seguir apoyando a Ucrania. Y los mismos funcionarios occidentales dicen que detrás de la organización de esta campaña de ataques y sabotajes está el Directorio Principal de Inteligencia del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, más conocido como GRU, el temible servicio de inteligencia militar ruso.

Vladimir Putin durante su ceremonia de investidura en el Kremlin
Vladimir Putin durante su ceremonia de investidura en el Kremlin - Créditos: @[e]Cao Yang

Al menos hasta ahora los ataques no han cortado el flujo de armas hacia Ucrania, y de hecho muchos de los objetivos no se vinculan de manera directa con la guerra, pero algunos agentes de inteligencia dicen que el objetivo de Rusia es sembrar miedo y obligar a los países europeos a reforzar la seguridad en las cadenas de suministro de armas, encareciendo la logística y haciendo más lento el ritmo de las entregas.

Es una amenaza de la que vienen advirtiendo desde hace un tiempo los líderes de Europa y de la OTAN. La semana pasada, la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, dijo que Rusia estaba librando “una guerra en las sombras” contra Europa, y el primer ministro polaco, Donald Tusk, informó del arresto de 12 personas acusadas de llevar a cabo “golpizas, incendios e intentos de incendio” para la inteligencia rusa.

Por su parte, el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr, dijo que Rusia representa “una seria y real amenaza”, y su gobierno advirtió que el país podría sufrir ataques contra sus plantas productoras de energía y sus fábricas de armas.

En medio de la creciente preocupación por la ola de sabotajes, el mes que viene los embajadores de la OTAN se reunirán con Avril D. Haines, directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos. La funcionaria les presentará un informe de inteligencia sobre la situación de la guerra en Ucrania, pero también discutirán la campaña de sabotajes encubiertos que lleva adelante Moscú en los países de Europa.

Los funcionarios de seguridad prefieren no revelar los datos de inteligencia que vinculan los sabotajes con el GRU, pero los servicios de espionaje norteamericanos y británicos están profundamente infiltrados en la agencia rusa. Antes de la guerra en Ucrania, Estados Unidos y Gran Bretaña desclasificaron documentos de inteligencia que exponían varios planes del GRU para generar una situación que sirviera de falso pretexto para lanzar la invasión.

Ataques con cautela

A pesar de que el GRU tiene reputación de correr riesgos sin importarle las consecuencias, los funcionarios se seguridad de Occidente dicen que los sabotajes de Rusia revelan cierta cautela: busca llamar la atención con incendios misteriosos, pero no tanto como para que la culpen de manera directa.

Andrea Kendall-Taylor, exfuncionaria de inteligencia de Estados Unidos, dice que probablemente el plan de Rusia sea debilitar la determinación europea de ayudar a Ucrania. Más allá de la afectividad de esa estrategia, agrega la exfuncionaria, lo importante es que Europa y Estados Unidos respondan de manera conjunta y coordinada.

“Divide y reinarás: la estrategia de Rusia es esa”, apunta Kendall-Taylor, investigadora del Centro para la Nueva Seguridad de Estados Unidos. “En este momento, a Rusia esa estrategia le sale barata, porque todos respondemos por separado. Por eso es importante que colectivicemos la respuesta”. Con la esperanza de lograr eso, los británicos y otros diplomáticos europeos vienen presionando a los países para que denuncien más abiertamente las operaciones encubiertas de Rusia en sus territorios.

Uno de los recientes actos de sabotaje atribuidos a Rusia fue el incendio de un depósito en Londres en marzo. El depósito estaba relacionado con el intento de abastecer a Ucrania, aunque no brindaron detalles. Los funcionarios de seguridad al tanto del incidente dijeron que los agentes del GRU utilizaron un edificio diplomático ruso en Sussex, Inglaterra, para reclutar mano de obra local para perpetrar el incendio. Hay cuatro británicos acusados, y sobre uno de ellos también pesa la acusación de prestar ayuda a un servicio de inteligencia extranjero.

Las autoridades sospecharon de accionar ruso tras un incendio en un almacén en Leyton, al este de Londres, en marzo.
Las autoridades sospecharon de accionar ruso tras un incendio en un almacén en Leyton, al este de Londres, en marzo. - Créditos: @Cuerpo de bomberos de Londres.

En respuesta, Gran Bretaña expulsó a un oficial militar ruso que trabajaba para los servicios de inteligencia y cerró varios edificios diplomáticos rusos, incluido el Centro de Operaciones del GRU en Sussex.

Según funcionarios de seguridad occidentales, el sello distintivo de la actual campaña de sabotajes es el uso de reclutas locales, y agregan que en parte lo hacen para que los ataques sean más difíciles de detectar y para que parezcan resultado de una oposición interna al apoyo a Ucrania.

Los actos de sabotaje de Rusia en Europa no son cosa nueva. En 2014, el GRU hizo estallar un depósito de municiones en la República Checa, aunque el país recién culpó públicamente a Rusia siete años después.

En 2018, después del envenenamiento de un exoficial de inteligencia ruso en Salisbury, Inglaterra, los gobiernos europeos expulsaron de sus capitales a numerosos espías rusos, lo mismo que en 2022, tras la invasión de Rusia a Ucrania. Esas expulsiones redujeron drásticamente la capacidad de Rusia para organizar atentados, apunta Max Bergmann, director del Programa Europa, Rusia y Eurasia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Eso generó una pausa, y la inteligencia rusa quedó consumida por la guerra en Ucrania, pero ahora han recuperado su equilibrio y están intentando reconstruirse”.

Desde la invasión, Rusia parece decidida a que la guerra no se extienda al territorio de la OTAN, pero Kendall-Taylor dice que el objetivo de Rusia es socavar a la alianza atlántica y debilitar su apoyo a Ucrania.

En la primera parte de la guerra, el Ejército ruso tuvo un desempeño deficiente y sus agencias de inteligencia estaban demasiado ocupadas con lo que ocurría en el campo de batalla como para realizar operaciones encubiertas en Occidente. Pero ahora que Rusia ha afianzado sus posiciones en el frente y su industria militar está en franca recuperación, ha podido destinar más recursos a operaciones encubiertas en el extranjero.

“Quieren llevar la guerra a Europa, pero sin entrar en guerra con la OTAN”, dice Kendall-Taylor. “Por eso hacen todas estas cosas, que no llegan a ser ataques convencionales”.

Elaborar una respuesta adecuada, sin embargo, no será fácil: Estados Unidos y Europa ya probaron con las sanciones contra Moscú y sus funcionarios y con la expulsión de los espías rusos. “La situación es muy delicada, porque las cosas llegaron al límite y el Kremlin ya está paranoico”, señala Bergmann. “Por eso, a la hora de responder, los líderes de Occidente deben manejarse con muchísimo cuidado”.

Por Julian E. Barnes

Traducción de Jaime Arrambide