Santiago Giménez, el delantero que no es de clase mundial y lo juzgan como si lo fuera

Santiago Giménez tuvo una noche de terror en el partido entre su equipo, Feyenoord, y el Atlético de Madrid. Quedaron fuera de la Champions League, a falta de una jornada por disputarse, y Giménez anotó en propia puerta para sellar la derrota de 3-1. Fue un duro golpe para la evolución del delantero mexicano, que había arrancado la competencia de manera lúcida con su doblete ante la Lazio (luego de perderse los dos primeros partidos por una suspensión contraída en la Europa League del año pasado).

Justamente esta eliminación sirve para entender la correcta dimensión a la que pertenece Santiago Giménez: un jugador en crecimiento. El problema, cuando se habla de su rendimiento, son los absolutos. Ha tenido un último año goleador que ha elevado las expectativas de su carrera de manera meteórica. De pronto, se habla de que está listo para jugar en el Real Madrid. Luego tiene partidos frustrantes con la Selección Nacional y, entonces, está inflado y no merece elogios. Hay bandazos difíciles de entender.

La realidad no puede ser tan bipolar. Giménez acabó la temporada anterior, 2022-2023, con un total de 23 goles en 45 partidos (sin contar los cinco que anotó con Cruz Azul antes de marcharse). Fue una cifra que mejoró los récords históricos de Javier Chicharito Hernández (Manchester United) y Luis García (Atlético de Madrid), ambos con 20 goles. El matiz era claro: Giménez lo hizo en la Liga de Países Bajos, que no es de las más fuertes en Europa —por más que se argumente el coeficiente de la UEFA, que la tiene en quinto lugar—. Y precisamente por eso se ha perdido perspectiva.

Giménez no es todavía un delantero de clase mundial. Puede serlo. Es muy diferente serlo que tener el potencial para serlo. Su temporada actual ha ratificado que nada es casualidad. 18 goles en 17 partidos. Son cifras que inducen un pensamiento inevitable: está para jugar en una liga de élite y en un equipo de mucho más nivel que el Feyenoord. Pero también las limitantes han quedado claras en los dos contextos que se le critican: Selección Mexicana y Champions League.

Giménez no pertenece al club de delanteros que generan ocasiones por sí mismos. Por eso sufre cuando juega con el Tri. No es un problema exclusivo de él. Le pasa a todos los delanteros mexicanos en los últimos años: Raúl Jiménez, Henry Martín, Rogelio Funes Mori. Quizá todos ellos son los menos culpables de la poca generación de juego de quienes les rodean —no reciben balones, aunque es verdad que también fallan las que tienen—. El hecho está ahí: Giménez no es un delantero autosuficiente. Y aún tiene un amplio margen de mejora en cuanto a definición.

Así lo dejó ver también su entrenador: "Todavía tiene que dar un paso más. Tiene una gran oportunidad para marcar, justo antes del 0-2. Momentos como ese son decisivos en un partido como este. Contra el Atlético de Madrid nunca tienes muchas oportunidades. Debes aprovechar las oportunidades que se te brindan. Santiago todavía necesita mejorar y crecer. Tiene sólo 22 años y no ha jugado muchos partidos así", expresó Arne Slot en conferencia de prensa.

Giménez, en efecto, tendrá más oportunidades en el futuro. Muchas más. No puede haber una condena total por su primera experiencia en Champions y por un año insípido con el Tri. Pero es un hecho que el momento actual debe entenderse adecuadamente. Giménez es un delantero todavía en desarrollo. No hay que cargarle responsabilidades que no puede asumir todavía. Eso implica no elevarlo, no darle un estatus que no le pertenece aún. Lo podrá tener en el futuro. Todo depende de él. Su progreso está a la vista de todos. El primer paso será salir de de Países Bajos. Cuestión de tiempo.

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