Samaranch: "Prefiero que recursos vayan a la base antes que a los atletas que más tienen"

Juan Antonio Samaranch, aspirante a la presidencia del COI en las elecciones del próximo mes de marzo, prefiere que los recursos que generan los Juegos Olímpicos se destinen a la base del deporte antes que a dar "una compensación económica adicional" a los atletas "que más tienen", como proponen otros candidatos y demanda alguna asociación de deportistas.

Tras presentar este jueves su manifiesto de candidatura, Samaranch dijo a Efe que su intención es ser presidente del COI durante ocho años, no el máximo de doce que permite la Carta Olímpica, y abogó por volver elegir la sede de los Juegos entre varias ciudades y en el seno de la asamblea del COI.

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P. ¿Cómo ha elaborado su manifiesto?

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R. El próximo presidente del COI tiene que tener experiencia, buen juicio, capacidad de colaboración e incorporar al proyecto a la gente que está alrededor. Mi programa lo he armado hablando con todo el mundo, incluidos casi todos los miembros del Comité en estos últimos tres meses, para discutir en detalle aspectos determinantes y que me ayuden a formarme una opinión sobre lo que es posible y conveniente.

P. Uno de las propuestas comunes en casi todos los programas habla de devolver a la asamblea el poder de decisión en asuntos como la elección de la sede de los Juegos, ahora en manos de la Ejecutiva. ¿Por qué esa necesidad?

R. Estoy convencido de que la gobernanza que nos otorgamos hace 130 años ha funcionado perfectamente, porque aquí estamos, sanos, fuertes y más relevantes que nunca. Ciento y pico voluntarios, con nuestra capacidad y experiencia en distintos sectores de la vida, de la sociedad y del deporte, hemos tomado decisiones que han demostrado ser normalmente acertadas. El sistema colectivo de gestión, ese supercerebro de combinación de tantos cerebros individuales, ha demostrado ser más valioso. El sistema ha funcionado muy bien y creo que deberíamos mantenerlo y reforzarlo. Por lo tanto, la mayor parte de las decisiones importantes tienen que venir bien informadas por la administración del COI, pero la decisión debe ser tomada por parte de los miembros.

P. ¿Y mejor la elección entre varias ciudades que la ratificación de solo una que proponga la Ejecutiva?

R. Tenemos que mantener las comisiones para futuras sedes y su trabajo tiene que centrarse sobre todo en ayudar a las precandidatas a crear el mejor proyecto posible dentro de sus posibilidades. Nosotros tenemos toda la información para ayudarlas porque tenemos experiencia, eso es lo que hacemos en la vida, organizar Juegos Olímpicos. Luego esas comisiones tienen que recomendar las que creen que son capaces de cumplir con las obligaciones y las necesidades del Movimiento Olímpico y con eso se propone a la Sesión las ciudades candidatas que puedan organizar los Juegos, para que la decisión la tomen los miembros.

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El peligro de "desvirtuar" la esencia olímpica

P. Un punto original en su programa respecto a los demás es acabar con la excesiva dispersión de sedes a la que se ha llegado en los Juegos. Un ejemplos sería como el de Milán 2026, unos Juegos de invierno que tendrán cinco Villas Olímpicas. ¿Se ha ido demasiado lejos?

R. Nosotros vivimos de la universalidad, eso es lo que nos hace existir. Y lo cambia el valor de la competición deportiva, de los Juegos Olímpicos, esos valores de estar todos juntos, de competir ferozmente pero al mismo tiempo convivir como amigos en la Villa Olímpica. Tengo miedo de que estemos llevando nuestros mensajes y nuestros valores estrella hacia una realidad distinta, una realidad de campeonatos del mundo simultáneos en distintos territorios. Y yo creo que no es hacia donde tenemos que ir, que es muy peligroso para nuestros valores y que desvirtúa la esencia del Movimiento Olímpico. Pero hay que ser razonable: si no hay un estadio en un sitio y no hay un legado para ese estadio, hay que ir a otro lado. Pero lo que estamos viendo es que por motivos de política interna en muchos territorios hemos abierto la mano. En vez de hacer más fácil organizar los Juegos, que era el objetivo que se pretendía, lo tamos haciendo más difícil y más caro para satisfacer equilibrios políticos internos.

P. Usted es un hombre de negocios, con amplia experiencia financiera. ¿Se puede gestionar el COI como una empresa?

R. El COI se tiene que gestionar de muchas maneras distintas. Nosotros somos básicamente una ONG, pero que genera 7.600 millones en el ciclo olímpico. El 92% se reparte para ayudar a organizar los Juegos y para nutrir de fondos la pirámide del deporte mundial. Para financiar eso hay que hacer crecer los ingresos muy significativamente en los próximos 8 años. Y eso hay que tratarlo con una mentalidad empresarial, hacerlo con eficiencia, con profesionalidad, dando a nuestros socios comerciales un retorno justo en su inversión. Hay que hacer las cosas de una manera muy, muy profesional. Tenemos una cara que es necesariamente empresarial, porque es necesario nutrirse de fondos para cumplir con nuestra misión, que es financiar la base del deporte. Y ahí no hay límite a la cantidad de dinero necesaria. Porque cuanto más dinero, más cosas podremos hacer, más entrenadores podremos llevar a los países más desfavorecidos, más competiciones internacionales y más atletas becados de países más pobres.

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P. Su experiencia empresarial, su asistencia a 14 Juegos de verano y 10 de invierno, su participación en tres comisiones de coordinación de Juegos, ¿equilibran su candidatura con las de otros competidores que han sido deportistas olímpicos o son presidentes de una federación internacional?

R. Yo no voy a comparar las habilidades, no sé de otros. Sí que puedo asegurar que los otros seis candidatos, si su proyecto resulta elegido por los miembros del COI, están perfectamente capacitados para hacer un proyecto importante y seguir llevando adelante el Movimiento Olímpico. No tengo la menor duda, aquí no hay nadie que venga a salvar a nadie. Pero también digo que en un mundo tan complejo, en el que intervienen la geopolítica, la diplomacia, las finanzas, en el que la relación con el mundo del dinero y de los negocios es indispensable para financiar el deporte, necesitas mucha experiencia, mucha perspectiva y buen juicio. Y mucha gente que te ayude. Y yo creo que tengo esa experiencia. No he sido atleta olímpico, ya me hubiera gustado, pero me he dedicado también a cosas que son muy relevantes para lo que tiene que hacer hoy un presidente del Comité.

Generar fondos y llevarlos a la base

P. Algunos candidatos defienden abiertamente que los deportistas olímpicos reciban una compensación económica. ¿Cuál es su postura?

R. Admiro a los deportistas olímpicos probablemente como poca gente. Ellos tienen una serie de compensaciones que son muy importantes a través de sus comités olímpicos nacionales, sus gobiernos y sus esponsors. La mayor parte de ellos tienen compensaciones ya no solo sociales y de reconocimiento, sino la mayor parte también económicas a través de esas rutas. Yo creo que el dinero que generan esos mismos atletas en los Juegos tiene que dedicarse a crear la nueva generación de deportistas olímpicos, porque antes hubo otros que lo hicieron con ellos. Nuestra misión es recoger todos los fondos que podemos generar en los Juegos Olímpicos y llevarlos a la base de la pirámide para aplanar un poquito más la diferencia entre los grandes ganadores y los que no han llegado hasta allí, en vez de dar una compensación adicional a los que más tienen.

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P. ¿Por qué propone elevar de 70 a 75 años la edad de jubilación en el COI?

R. Porque creo que estamos en un momento en que a los 70 años mucha gente está en perfecta capacidad para aportar su experiencia, y repito que la experiencia es una de las palabras clave, lo que hace falta en el seno del Comité Olímpico Internacional. Mucha gente llega al COI después de largas carreras profesionales y cuando pasan unos cuantos años y aprenden cómo funciona el Comité Olímpico tiene que irse. Creo que los 75 años es una edad buenísima para hacerlo. La mejor prueba es que nuestra Carta Olímpica permite hasta 10 excepciones simultáneas a la regla de los 70 años. Personalmente, yo no me beneficiaría de la ampliación a los 75 años porque podría servir como presidente hasta nueve años, con la excepción ahora autorizada de cuatro años, sin tocar la Carta Olímpica. Mi intención es estar un mandato de ocho, no optar a la reelección de cuatro más. Eso requeriría una cambio de la Carta Olímpica y eso no está en mi programa.

P. ¿Siente que la elección está abierta?

R. Hay siete programas, creo que los miembros los estudiarán en detalle y tendrán que decidir. Yo estoy orgulloso de la propuesta que hago, la he pensado durante mucho tiempo y es el resultado de muchísimos años de experiencia dentro y fuera del Movimiento Olímpico. En mi documento se presentan 40 acciones concretas, por lo tanto hay un plan de acción. Me ha dicho la gente que no sea tan preciso porque a lo mejor hay cosas que no gustan a alguien. Yo prefiero que no me voten porque no les gusta lo que quiero hacer a que no me voten porque no saben lo que quiero hacer o, peor, porque piensen que no sé lo que quiero hacer.

P. ¿Dispuesto a irse a vivir a Lausana si gana la presidencia?

R. Estoy dispuesto. Sería un honor y un orgullo poder hacer esto, me parece un privilegio todo lo que he vivido en el Movimiento Olímpico y tener la ocasión de presentar a mis candidatos mi visión y que me escuchen me parece muy, muy importante.

Natalia Arriaga

(c) Agencia EFE