Ryan García y su fabulosa, pero imperfecta, victoria sobre Devin Haney: todavía no es campeón

Ryan García celebrando su victoria sobre Devin Haney en el Barclays Center de Nueva York. (Cris Esqueda/Golden Boy/Getty Images)
Ryan García celebrando su victoria sobre Devin Haney en el Barclays Center de Nueva York. (Cris Esqueda/Golden Boy/Getty Images)

Ryan García decidió aprovechar los últimos segundos de su pelea contra Devin Haney para burlarse de él. Comenzó a bailar, a sacarle la lengua, seguro de que había ganado el combate del sábado por la noche en Nueva York. Esa certeza no encontró respaldo total en los jueces, ya que uno vio empate —un veredicto no descabellado, en realidad—. Pero los otros dos lo vieron ganar y se llevó así una decisión mayoritaria para superar a Haney.

La previa había sido todo un espectáculo, y no positivo, para García, que parecía carne de cañón para el monarca. García, en febrero pasado, dijo en una conferencia que bebía alcohol y fumaba marihuana. De hecho, así festejó de nuevo tras su victoria. Parece ser importante para él transmitir la idea de que no tiene disciplina. "Bebí todos los días y gané", se ufanó después del combate. No dio el peso en la báscula. Erró por tres libras, pero la pelea siguió adelante —lo celebró tomando una cerveza en pleno pesaje—.

García no pudo optar por el título mundial por ese fallo de tres libras. Haney, a pesar de haber perdido, conservará el cinturón. Vale recordar que el título mundial sólo queda vacante cuando es el campeón quien no da el peso, pero si el retador falla, entonces el campeón tiene asegurado seguir con el oro aunque pierda. Es una paradoja que hoy enfrentan los dos jóvenes californianos. Haney es un campeón de escritorio, pero no el ring, porque García lo arrolló —aunque Haney, con su estilo defensivo, sacó varios rounds de manera discreta; de ahí que un empate no fuera un escenario injusto—. Y García ganó, pero sigue sin saber lo que es un campeonato del mundo.

Fue la victoria más grande de su carrera y ni así fue perfecta. Nadie lo vio venir: derribó tres veces al elusivo y hábil Haney. Sus golpes fueron potentes, precisos, letales. Tanto así que Haney aparentó estar noqueado durante los últimos rounds de combate, con reacciones dubitativas. Se salvó por puro instinto. Su esquina estaba desesperada por verlo reaccionar. Intentó hacerlo con algunas ráfagas que aterrizaron en el rostro de García, pero ahí Haney se topó con otro infierno: ha dedicado tanto tiempo a perfeccionar su defensa, que su ataque es insuficiente, incapaz de causar estragos en los rivales.

Y las tres libras de exceso que tuvo García también hicieron lo suyo. Se notó más grande de lo normal, nada que ver con la deshidratación que, por contrato, le impuso Gervonta Davis hace un año. Y justo tras esa pelea con Davis, García caminaba sin rumbo. Estaba en el momento crítico de su carrera: perdió el invicto, tuvo reyertas con su promotor Óscar de la Hoya, al que ha acusado de no apoyarlo, y su fama en redes sociales parecía satisfacer todo su ego. No importaba el ring.

No ha cambiado mucho desde entonces, aunque ahora de la Hoya esté feliz en las fotos. García sigue provocando, habla de temas escabrosos, como en un Space de X en el que contó haber visto violaciones contra menores en un bosque, durante una fiesta de "las élites" —nadie sabe si lo que dijo fue real o no-. Su gusto por el alcohol y la marihuana, que como se ha visto no oculta en lo más mínimo, llevó a muchos a pensar que Haney tenía una tarea fácil: si estando al 100%, el currículo del campeón era superior y sus cualidades estaban más probadas, nada podía esperarse de un García errático y entregado a la indisciplina.

El boxeo volvió a tirar de su condición de impredecible. García venció. Se burló de Haney y luego lo abrazó. Nadie sabe nunca qué esperar de Ryan García. Hoy su panorama deportivo parece amplio: todas las combinaciones factibles son atractivas boxística y comercialmente. Pero sus pasos son tan cambiantes que ningún pronóstico es seguro. La mayor victoria de su carrera no deja de ser fabulosa, aunque imperfecta.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

La milagrosa lluvia en CDMX en medio de un infernal calor que rompió récord