Real Madrid, el equipo de fútbol que siempre gana, aunque a muchos no les guste cómo

Real Madrid avanzó a las Semifinales de la Champions League. (Marc Atkins/Getty Images)
Real Madrid avanzó a las Semifinales de la Champions League. (Marc Atkins/Getty Images)

Luka Modric falló su penal y el Real Madrid se sintió al borde del abismo. Habían resistido durante 120 minutos los embates del Manchester City, un equipo obseso del balón que es capaz de tejer pases en los espacios más diminutos hasta provocar el desquicio del rival. Contra el Madrid, la tendencia fue clara: un equipo que defendería con el alma y otro que buscaría el arco hasta el último suspiro. Y la apuesta funcionó para el futbol reactivo.

El City logró anular el gol de Rodrygo y empató la serie (4-4). Pero no encontraron el camino al segundo, ese tanto que les permitiera continuar a la defensa de la corona que ganaron en junio pasado en Estambul. Y justamente en esa edición también se habían encontrado con el Madrid, aquella vez en Semifinales. La lección quedó aprendida para el equipo de Carlo Ancelotti, que el año pasado cayó 4-0 ante un City que parecía invencible entonces como ahora. Nadie puede cuestionar la grandeza del club blanco en Europa, pero hay veces en las que conviene el pragmatismo.

Así le ganó Ancelotti otra serie, hace diez años, a Guardiola cuando el primero dirigía también al Madrid (primer etapa) y el segundo estaba en el apogeo de su aventura con el Bayern Múnich. Aquello terminó con global de 5-0. Fue una oda al futbol de contragolpe. Hoy el Madrid no tiene a Cristiano Ronaldo ni a Karim Benzema, pero el legado de este equipo es universal: todos se contagian. Por eso, cuando Modric falló el penal, nadie creyó realmente que fuera el fin.

Y enseguida lo demostró Andriy Lunin, que atajó los disparos de Bernardo Silva y Mateo Kovačić. Ambos fueron cobrados de manera cuestionable, sobre todo el del croata, que emuló el fallo de su compatriota Modric idénticamente. Silva cobró al centro, un rasgo común en él —como indicó el análisis posterior del periodista Guillermo Navarro— que seguramente Lunin habrá estudiado para este momento que eleva a sagradas sus intervenciones del día de hoy. Un portero suplente, que hasta el año pasado no figuraba en nada, terminó siendo el héroe de otra noche inolvidable.

Es lo de siempre con el Real Madrid: las tragedias sólo son un motivo para encontrar una nueva variedad de héroes. Hoy es Lunin y sus atajadas históricas. Es Lucas Vázquez, un jugador de relleno en el plantel que siempre responde cuando le necesitan. Es Nacho Fernández, canterano de mil batallas con el que se puede caminar al borde del abismo con una venda en los ojos: él te salvará. Y es Rudiger, que ejecutó el penal del triunfo con una sangre fría demoledora para todos los equipos que no son el Real Madrid: ¿cómo se le hace para ganar así, como ellos, con esa mística recargada de nuevas glorias?

Nadie olvidará lo que pasó en el Etihad Stadium. Nadie olvida la remontada de hace dos años. Este club es siempre especial, hasta cuando parece que no tiene los méritos. ¿Cómo criticar su juego defensivo de hoy si era la única forma de ganarle al City? Mientras en Inglaterra ven cómo el equipo de Guardiola se encamina a su cuarta Premier League al hilo, en Europa el Madrid ha vuelto a ponerle un alto. A su modo y con su historia, la oncena de Ancelotti inspira grandeza hasta cuando juegan a no recibir gol.

Ahora las Semifinales están definidas. El Madrid tendrá que verse las caras con el Bayern Múnich, otro aristócrata de Europa que quiere reverdecer laurales (ganaron su última Champions League hace ya cuatro años). Y del otro lado están PSG y Dortmund. El favorito, a estas alturas, está claro. Es el Madrid, como toda la vida.

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