Raúl Jiménez perdió el gol desde su fractura de cráneo y lucha por redimirse

Raúl Jiménez en un partido del Fulham en Premier League el pasado 2 de octubre. (Nigel French/Sportsphoto/Allstar via Getty Images)
Raúl Jiménez en un partido del Fulham en Premier League el pasado 2 de octubre. (Nigel French/Sportsphoto/Allstar via Getty Images)

Raúl Jiménez ha roto una maldición que acarreó durante un año con ocho meses: no podía anotar en la Premier League. La competencia que lo alumbró como goleador de élite durante dos años (2018-2020) le mostró su peor cara a Jiménez durante los últimos dos ciclos. Su gol no tuvo utilidad mayor, pues apenas sirvió como el 1-3 en la derrota de su club, Fulham, ante el Aston Villa. Pero a nivel individual es un potente golpe de confianza luego de tanta turbulencia.

Todo iba viento en popa hasta noviembre de 2020. Jiménez había cumplido dos campañas con el Wolverhampton, un equipo ascendido en 2018 que encontró en el mexicano a un ídolo total. En las temporadas que llevaba en Europa, con Atlético de Madrid y Benfica, nunca se había visto tan bien. Desbordaba confianza. Podía anotar, asistir o generar toda la jugada. Era el ejemplo de delantero moderno que hace más que empujar balones. Pero llegó el trágico choque con David Luiz, en un partido de la era pandémica. El defensor brasileño del Arsenal buscó fieramente una balón aéreo. Jiménez estaba en su camino y el desenlace fue aterrador.

Nueve meses fuera de acción y siempre con la incógnita de si algún día podría volver a jugar. En algún momento, eso fue lo menos importante: su vida corrió riesgo. “Tengo la fisura del cráneo y es difícil que me vuelvan a pegar en ese lugar, pero es recomendación de los médicos (usar diadema protectora”, dijo en 2022 para Star+. La jugada que devino en la fractura provocó un debate sobre si David Luiz había tenido intención, o no, de lastimarlo. Jiménez ha desestimado esa posibilidad al destacar el apoyo que recibió del brasileño.

“Desde que estaba en el hospital ya tenía mensajes suyos preguntándome cómo estaba, que estaba apenado y le dije que no pasaba nada, que era una jugada futbolera. Después ellos vinieron a jugar, salió expulsado, yo estaba en el palco y fue a saludarme”, recordó en la misma entrevista. Jiménez volvió pero no era el mismo. En marzo de 2022 marcó el que, hasta el sábado, fue su último gol en Premier League: contra el Watford, victoria para su equipo por 4-0. Después todo se complicó. Una lesión en la pelvis le quitó toda la actividad durante la segunda mitad del año. Aun así, fue convocado a Qatar 2022, en lugar de Santiago Giménez, que ya despuntaba en el Feyenoord.

Salió del Wolverhampton sin reeditar sus hazañas de tiempos mejores. Partió al Fulham, adonde ha sido fuertemente criticado por su casi nula producción ofensiva —en general, anotar ha sido un problema desde su regreso en agosto de 2021. Apenas suma siete goles en Premier League en dos años y tres meses—. Su caso refleja lo destructiva que puede ser una lesión mayor en la vida deportiva de un futbolista. 

Vale recordar a Radamel Falcao, goleador colombiano, que vivía el mejor momento de su carrera en enero de 2014 con el Mónaco. A medio año del Mundial, el Tigre había deslumbrado al mundo durante su paso por el Atlético de Madrid. En un partido de Copa de Francia sufrió una entrada que le provocó rotura del ligamento anterior cruzado de la rodilla izquierda.

No volvió a recuperar su nivel, a pesar de que clubes como Manchester United y Chelsea le dieron oportunidades. Vivió un segundo aire, eso sí, en el Mónaco justamente, pero con otra versión, lejana al supergoleador de los años previos.

Pero en cuanto a fracturas de cráneo, en la Premier League misma hay dos ejemplos cuyo desenlace fue diametralmente opuesto. Petr Cech, leyenda del Chelsea, se fracturó el cráneo en un partido contra el Reading en 2006 tras recibir una golpe de Stephen Hunt. Luego de recuperarse, pudo continuar su carrera por 13 años más, y de manera sumamente exitosa, al más alto nivel. Pero claro, con un casco protector que se volvió icónico al paso de los años —hoy en día es hasta raro verlo en apariciones públicas sin esa protección, pero ya no lo necesita pues no tiene el riesgo de un golpe—.

El otro caso se dio en 2017, cuando Ryan Mason chocó con Gary Cahill, en un Hull City-Chelsea. La escena fue dramática. Finalmente, tras una cirugía de urgencia y todos los estudios pertinentes, se determinó que Mason no podía volver a jugar futbol. Se retiró apenas a los 26 años. Actualmente trabaja como entrenador en las divisiones juveniles del Tottenham.

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