Rally Dakar: historias de los 27 argentinos que competirán en la carrera más brava del mundo
BISHA, Arabia Saudita.– Desde el que vendía rifas para cubrir los gastos hasta el superprofesional contratado, pasando por los que se entrenan para alto rendimiento y los que sólo llegan y viven la aventura. Todos eligieron al Rally Dakar como un modo de vida, en el que la enseñanza subraya valores de solidaridad y compañerismo en medio de una competencia deportiva que por dos semanas interna a sus protagonistas en terrenos por donde difícilmente vuelvan a pasar, para que se las arreglen hallando el balance entre cautela y velocidad. Entre más de 800 competidores anotados de todo el mundo, repartidos en más de 400 vehículos, hay 27 historias bien argentinas que se lanzan a un recorrido por el Reino de Arabia Saudita desde este viernes hasta el 17 de enero, partiendo en Bisha, pasando por las turísticas Al-Ula y Ha’il y la capital, Riad, y teniendo al desierto de Rub Al Khali como corolario.
Sonriente al reencontrarse con sus amigos, Kevin Benavides pasó de estar al borde del abismo por un accidente que lo dejó internado con pronóstico reservado a vestir otra vez la ropa de naranja predominante en KTM. Sin siquiera correr, sabe que él ya ganó. “Hice todo lo posible y hasta un poco más. Fue un gran desafío pero acá estoy, parado frente a mi equipo”, remarcó, con el mentón elevado y mirando lejos, satisfecho. Porque entendió el sufrimiento de sus familiares cuando temían por su vida luego del traumatismo craneoencefálico que le provocó la caída, en pleno entrenamiento, el 11 de mayo en la pista de motocross que él mismo diseñó en Salta. “Pasar por todo eso fue superar la primera batalla. Saldré a disfrutar este Dakar y a hacer lo que me gusta”, continuó, apostando otra vez a montar uno de estos bólidos de dos ruedas en el terreno más difícil que se pueda esperar.
Confía en su experiencia, lo que no es poco en alguien que conoció la desesperante sensación que puede dar el cuerpo cuando no responde a las órdenes que el cerebro envía. La fractura de húmero, también en aquel accidente, dañó el nervio radial del brazo izquierdo, que se sometió a operaciones para injertar secciones de una pierna y recuperar el dominio de, por ejemplo, los dedos. Dejó de gesticular con la mano derecha para sacar del bolsillo la zurda, mostrando la mano en cuestión. “Cuento con limitaciones que no van a dejarme manejar como me gusta”, reconoció. Y precisó: “No puedo apretar el puño completamente, ni abrir los dedos por completo”. Esto podría afectar el ritmo veloz que caracteriza a uno de los astros del motociclismo mundial, pero es lo que aceptó al viajar para esta carrera. “Siempre manejé agresivo y ahora tengo que correr distinto. Pero a la vez será bueno porque este Dakar, dicen, será más duro que los anteriores. Habrá un gran filtro en la primera semana”, concluyó, mirando el mejor lado de la situación negativa.
Esta vez cambió el color blanco habitual de sus botas para usar pares rojos, que ayudarán en la supersticiosa seguridad que da la protección, cuenta el propio Kevin, contra la envidia. Pero tiene otra explicación: que Luciano Benavides correrá por primera vez en el Dakar con una moto oficial KTM, del mismo equipo y con la misma decoración que su hermano. Sólo que al menor le tocaron las botas azules, para la distinción en fotos y videos. Justamente él, que se consagró campeón mundial en 2023, tuvo una continuidad difícil: “El 2024 no fue el mejor año deportivo, pero hubo aprendizaje y desarrollo. Aprender de las cosas malas es una experiencia que hace crecer”, destacó Luciano.
Además, no podía pasar por alto en ese balance aquellos días en que todo su entorno vivió paralizado ante la convalecencia de uno de ellos: “Para la familia fue durísimo lo de la caída de Kevin. Fue muy grave”. En ese lapso, Luciano se operó la cabeza del fémur derecho por una fisura provocada por un accidente de carrera, cambió de equipo y cedió horas de trabajo en el desarrollo de la nueva máquina. Pero está conforme. “Se mejoró el chasis y la suspensión y se logró un motor de más torque, que requiere un manejo a revoluciones altas”, resumió el otro argentino contratado por un equipo oficial en motos.
También en esta división corre el neuquino Santiago Rostan, que ya no tuvo que salir a vender rifas de último momento para reunir presupuesto, porque aplicó la estrategia de dedicar todo el año a la preparación. Por último, gracias al vínculo que años atrás tuvo su padre con los fabricantes chinos de Jincheng, el joven Benjamín Pascual se subió a una moto eléctrica diseñada por Segway, líder en el mercado de monopatines y scooters con este tipo de motorización. Pero el cordobés de Villa Dolores hará un recorrido diferente al de las motos que tienen motores aspirados.
El ambiente es familiar y no solamente en un sector donde los lazos de sangre unen. Es algo que se palpa cuando los idiomas chocan, las palabras se mezclan y la pronunciación resulta extraña con 52 naciones presentes. “Caminar aquí es muy emocionante. Se me pone la piel de gallina como en el primer día”, recordó, junto a una reposera de su nuevo equipo, el pampeano David Zille. Iniciando su cuarta participación, se encontró con que una escudería en la que iba a correr ocupó el auto que se le había ofrecido, y tuvo que salir a buscar otro en septiembre. “El corazón late más fuerte ahora y estamos cómodos con el nuevo equipo”, insistió quien hará dupla, una vez más, con Sebastián Cesana, que estará a cargo de la navegación en la clase Challenger, con un Taurus T3Max.
También aquí están Nicolás Cavigliasso y Valentina Pertegarini, el matrimonio que representa a la cordobesa General Cabrera y sus plantaciones de maní y la cría de toros en cabañas especializadas. Vienen de un año completo de carreras en el calendario mundial y se han quedado con un subcampeonato de pilotos (Nicolás) y un campeonato de navegantes (Valentina).
Un mundo aparte es el de los chicos de bandera celeste y blanca que son contratados para navegar, para guiar a pilotos de otras naciones hasta la meta. De todos, el dúo de Augusto Sanz y Bruno Jacomy tuvo la posibilidad de compartir uno de los equipos nuevos que mayor proyección tienen. Corren en el Nasser Racing, la escuadra del mismísimo Nasser Al-Attiyah en la división Challenger. El mendocino Jacomy, que comenzó su vida dakariana una década atrás colaborando con su amigo Franco Caimi, por entonces corredor de motos, aprendió tanto que ahora pasó a orientar desde la butaca derecha a Khalifa Al-Attiyah, hermano del capo squadra. En tanto Sanz, que se tomó una licencia como bombero voluntario de Exaltación de la Cruz, tiene la tarea de orientar el manejo de Ahmed Al-Kuwari. “Los qataríes son muy divertidos y hacen sentirse como en familia. Nos quieren mucho a los argentinos. Lo del Mundial de Qatar les dejó una experiencia; nos dicen «amigo», «hermano», y todo el tiempo cantan Muchachos, como nosotros lo hicimos en Losail”, señaló Augusto, acompañado por un mate bien cebado por su colega Bruno.
Además, en situaciones parecida están otros reconocidos navegante, como el cordobés Gastón Mattarucco, compañero del colombiano Javier Vélez, y Facundo Jatón, que competirá junto al español Xavier Foj. Por último, el sanjuanino Lisandro Sisterna hará su debut en el Dakar navegando para el ibérico Pau Navarro, completando el legado familiar del padre y sus hermanos en esta carrera.
En otro sector del campamento de base se observa una bandera de Argentina y una ronda de mates es compartida sobre una mesa descolorada por el polvo. “Como en un consulado”, bromea Fernando Álvarez Castellano, un madrileño que se radicó en Buenos Aires y abraza tan fuerte sus costumbres que corre con la enseña albiceleste. “Hemos hecho un fogón con amigos para pasar el año nuevo y ahora estamos en un momento de relajación. Ya comenzará la carrera y mi copiloto dice que el ritmo no debe ser demasiado elevado, por lo que le haré caso”, remarcó el reciente campeón mundial de bajas, carreras similares al Dakar pero que se desarrollan en apenas dos días de acción.
También aquí está Manuel Andújar, a punto de iniciar su octava intervención, pero la primera con autos side by side, con navegación de Bernardo Graue. “Todavía me falta un mundo de experiencia en esto. Subí a un UTV en agosto y tuvimos un aprendizaje acelerado”, advirtió el doble campeón mundial y dos veces ganador del Dakar en tiempos de los cuatriciclos, que ya no están en la caravana.
Otra dupla nacional es la que integran los cordobeses Jeremías González Ferioli y Gonzalo Rinaldi. Además, el piloto Diego Martínez transitará en dúo con un uruguayo, y, entre aquellos argentinos que navegan para extranjeros, se anotan también Fernando Acosta y Anuar Osman.
En la sección Dakar Classic, una competición de regularidad en terrenos complejos con autos que hicieron historia en las realizaciones más antiguas del Dakar en África, están Jorge Perez Companc, experimentado ya en estas empresas, y su hijo Cristóbal; uno, en su quinta largada, y el otro, en su primera vivencia, compartiendo una Toyota HDJ 80. Y los hermanos Pablo y Ariel Jatón, que en Sudamérica consiguieron presentar el primer auto eléctrico capaz de completar el recorrido, se lanzaron a un camión Mercedes 2644 biturbo junto a su amigo Renato Delmastro.
Por último, hay un único argentino en autos Ultimate, con notables actuaciones en las últimas dos temporadas mano a mano con los mejores exponentes. Juan Cruz Yacopini confía en estar “más que listo y entrenado con la camioneta” para afrontar la quinta participación. Luego de un breve ensayo, ablandaron los amortiguadores de la Toyota Hilux para que se comporte mejor en este terreno: “Siento que ya tengo la experiencia; estoy muy motivado. Ayer probamos y cambiamos la puesta a punto porque la última carrera fue de arena y las primeras etapas del Dakar 2025 todavía no lo son”, explicó.
Con el prólogo, de este viernes, se ordenarán las posiciones para la carrera propiamente dicha, que comenzará el sábado y constará de unos 7700 kilómetros en 12 etapas hasta el viernes 17 de enero, con un solo día de descanso, a mitad del recorrido. Esta cita abre el Campeonato Mundial de Rally Raid (W2RC) de 2025, que adelantará a la primera semana los tramos donde se restringirá la asistencia mecánica, para aumentar la presión ya el inicio.