¿Qué pretende el Jumbo?

Bejes (Cantabria), 12 sep (EFE).- En vísperas del Angliru, última cita clave entre las míticas de esta Vuelta 2023, el Jumbo ha dejado un tanto perplejos a todos los seguidores de la carrera por una actuación que tiene una difícil lectura por el ataque de Jonas Vingegaard para conseguir la victoria en Bejes y un segundo ataque de Primoz Roglic dejando solo con sus rivales al líder Sepp Kuss.

¿Qué hace el Jumbo?. Era lo que todo el mundo se preguntaba cuando veía a los corredores de amarillo desperdigados por una subida explosiva que estaba poniendo contra las cuerdas al líder en un momento en el que estaba solo.

Aunque sus rivales tampoco estuvieron ni fuertes ni finos ni organizados como para aprovechar la ocasión. Porque a lo que aspiran los que persiguen a los Jumbo es o acabar cuarto y primero tras la escuadra neerlandesa, o en el podio si acaba pinchando Kuss, un gregario de lujo que llega a la decimoséptima etapa líder y escoltado en el cajón por sus dos afamados compañeros.

El duro y sostenido ataque de Vingegaard, que no es el primero que hace ni parece que su naturaleza le permita que sea el último, se ha podido explicar en un intento de animar a su "mejor amigo" Nathan van Hoydoonk en su pelea por recuperarse del infarto sufrido conduciendo y el consiguiente accidente que provocó. Es más que probable que esa sea una razón de peso.

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Pero el posterior ataque de Roglic, que al final no le sirvió de nada porque le alcanzaron, y que Kuss se quedase solo tienen más difícil explicación. A no ser que quisiesen terminar los tres primeros de la etapa para ratificar aún más su apabullante dominio de una carrera en la que los tres Jumbo son los tres primeros.

Pero no pasó y la situación estuvo a punto de superar al estadounidense, que llegó a descolgarse de Juan Ayuso, Enric Mas, Alexandr Vlasov y compañía.

No obstante, tampoco los rivales estuvieron para tirar cohetes, ya que no pudieron ni supieron aprovechar la situación. Basta escuchar a Ayuso y Mas, cuarto y quinto en la general y a los que mejor le tendría que venir un cierto desorden de los Jumbo, para hacerse una idea de que mucho tienen que descarrilar los neerlandeses para que cambien las cosas.

"Tenemos el mejor equipo para el llano, peor nos falta equipo para arriba. Eso es evidente", soltaba Mas nada más llegar a meta, desencantando por la falta de compañeros que le hubiesen podido ayudar a pelear por la victoria en la subida a Bejes.

Tampoco Ayuso terminó contento. "Tengo que hablar con el equipo, porque realmente no entiendo qué ha pasado con las tácticas", dijo, como Mas, sin querer ahondar mucho más en el asunto.

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Más pétreos que en el asfalto se manifestaron los Jumbo tras la etapa. "El plan era ganar la etapa con cualquiera de los tres", dijo Vingegaard, quien añadió que quería "dedicarle la victoria a Nathan". "Se trata de colaborar todos y Jonas ha hecho una subida perfecta", comentó, con su bonhomía habitual, Kuss.

Pero ninguno explicó por qué pasó lo que pasó en la subida final, por qué se desperdigaron cuestionando la imagen de unidad y solidez que llevan dando toda la Vuelta y que deja en el aire la pregunta de ¿qué pretende el Jumbo para lo que queda de carrera?. ¿Que gane Vingegaard? ¿Que gane Kuss? ¿Cuál es el papel de Primoz Roglic?. Este miércoles, en el Angliru, la respuesta.

Ramón Orosa

(c) Agencia EFE