De Pekerman a Di María, el legado que quedará tras la final de la Copa América entre Argentina y Colombia
Legado: aquello que se deja o transmite a sus sucesores, sea cosa material o inmaterial. Esta definición de la Real Academia Española retrata al seleccionado argentino, pase lo que pase en la final. Un triunfo agrandará aún más lo que ya logró. Una derrota no le quitará nada de lo que ya consiguió. Más allá del nivel de juego, el equipo siempre compite y nunca renuncia. Los torneos de selecciones que se juegan en junio/julio ofrecen futbolistas agotados o faltos de ritmo. No hay término medio. Argentina brilló en el inolvidable Qatar 2022 porque, entre otras cosas, se disputó en noviembre/diciembre con futbolistas frescos y rodados en la proporción exacta. También los rendimientos individuales y colectivos de esta Copa America ‘24 se explican desde el calendario. Argentina juega para la leyenda. Colombia juega para la historia.
El título como local en la versión de 2001 está muy solo en la vitrina. Tras pasar a Brasil y a Uruguay, una consagración ante el campeón del mundo y defensor de la Copa pondrá a esta selección cafetera en un lugar único. Ellos quieren lo que nosotros tenemos. Nosotros queremos sacarles lo que ellos tienen hoy: un invicto de 28 partidos que comenzó tras una derrota contra Argentina por las eliminatorias para Qatar. Tras aquel 1-0 firmado por Lautaro Martinez, Colombia no perdió más. El ciclo de Lorenzo lleva 25 partidos sin caídas. El número se alimenta con amistosos ante rivales grandes (España, Alemania), un excelente arranque de eliminatorias para el Mundial 2026 y esta competición en la que ha sido, hasta acá, el mejor equipo.
La analogía entre Néstor Lorenzo y Lionel Scaloni sale casi automática. Cada uno le ha devuelto a su seleccionado su respectiva identidad futbolística. Ambos tuvieron la sensibilidad de conectar la historia con el presente y mezclarlos a partir de la elección de los futbolistas que mejor interpretan y ejecutan ese tan necesario “volver al futuro”. Futbolistas complementarios en sus carreras que incluyen un Mundial jugado para cada uno, se parecen a la hora de declarar con esa valiosa virtud de nunca entrar ni en euforia ni en fatalismo. José Pekerman, ese parámetro de la grandeza con cara de prócer de billete, puede sentirse orgulloso. Los dos cuerpos técnicos tienen su influencia. Su propio legado sigue creciendo. El paso del tiempo aumentará su impacto y su figura. Él ya ganó. Será La Nuestra o La de Ellos (sonríe Pacho Maturana). La primera de James o la última de Messi. El 10, enganche y capitán levantará el trofeo. Hace exactos 10 años, uno fue el goleador y el otro el mejor jugador de Brasil 2014. Vigentes y extraordinarios.
La final es hermosa desde cualquier ángulo. La historia trae a ese Ballet Azul de Millonarios a principios de los ‘50 con Di Stefano, Pipo Rossi y Adolfo Pedernera. El legado de Osvaldo Zubeldía para futbolistas y entrenadores durante la década del 70: “Revolucioné el fútbol colombiano porque acabé con la siesta. Acabé con los desayunos fuertes y los almuerzos prolongados. ¡A la cancha! A trabajar mañana y tarde”, le dijo a El Gráfico en 1981. Bilardo puso a Deportivo Cali en la final de la Libertadores ante el Boca de Lorenzo en 1978. Colombia creció gracias a los futbolistas y los entrenadores argentinos. Se hizo mayor de edad y empezó a competir. El Pibe Valderrama le ganó a Diego el tercer puesto de la Copa América 1987. En 1993, Goyco fue héroe en los penales para llegar a la final de la Copa América en pleno invicto del ciclo Basile. Después nos bailaron en Barranquilla y nos golearon en Buenos Aires.
El fútbol argentino importó la mejor materia prima desde los noventas. Durante los últimos 25 años, sus mejores futbolistas regaron nuestra liga con su calidad. Antes fueron Oscar Córdoba, Bermúdez, Serna, Yepes, Ángel, Iván Cordoba, Falcao. Del actual plantel, James Rodríguez fue campeón del Apertura ‘09 en Banfield. Juan Fernando Quintero y Borré con el River de Gallardo. Vargas atajó en Argentinos Juniors. La línea de tiempo más reciente incluye la primera gran noche de Dibu Martínez con la selección en la semifinal de Brasil 2021. El trash talk previo y los tres penales atajados en la definición. Un poquito más atrás encontramos el peor partido del ciclo Scaloni: una fea derrota 0-2 con goles de Roger Martínez y Zapata. Jugó tan mal que el entrenador hizo un cambio en el entretiempo: De Paul por Di María. Allí arrancó el recorrido de Rodrigo De Paul como pieza clave del equipo, dentro y fuera del campo.
Argentina empezó a jugar con el sello de los enganches, muchos y cerca de la pelota. No más Di María como titular. Tras aquella media hora en el tercer puesto ante Chile el 6 de julio de 2019, dejó de ser convocado. Parecía ciclo cumplido. Se terminaba la historia de un futbolista con goles importantes y lesiones muy inoportunas. Sus problemas musculares llegaban siempre en el partido posterior a una actuación destacada. En el Mundial 2014, marcó el 1-0 ante Suiza y se desgarró el recto anterior derecho contra Bélgica. En la Copa América 2015, anotó un doblete en la semifinal ante Paraguay. Se desgarró el isquiotibial derecho en la final contra Chile. En Estados Unidos 2016, abrió la victoria 2-1 ante Chile con un zurdazo entrando por la izquierda. Al partido siguiente ante Panamá, sintió un pinchazo en el aductor derecho. Su golazo ante Francia en Rusia 2018 terminó siendo decorativo. Se lo asociaba con las derrotas. “Mis amigos me dicen: ‘Andá a tomarte un café en frente de la Torre (Eiffel)’. Pero yo les digo que prefiero que me puteen 45 millones de personas y jugar con la camiseta de la selección”, declaraba en septiembre de 2020, sin ser llamado por Scaloni.
Volvió dos meses después como jugador complementario y suplente. Ese nuevo rol le alcanzó para integrar la lista de la Copa América 2021, en la que fue titular ante Paraguay en la etapa de grupos y... en la final ante Brasil. El resto es historia conocida y emocionante. De ser considerado un problema, se transformó en LA solución. Rompió la pared y reescribió los libros. Ahora sí termina su viaje. Como él lo decidió y porque así lo quiso. Ángel Fabián Di María, uno de los cinco futbolistas más importantes de la selección argentina en toda su historia, tendrá su ultimo baile en una final de Copa América. Deja la vara muy alta para los que vengan. Su clase, su juego, sus goles, su ejemplo, su rebeldía ante la adversidad y su camino forman parte del legado.