Pedro Troglio, en Instituto: el DT que se reinventó en Honduras, dejó atrás las frustraciones y busca saldar una cuenta pendiente en la Argentina
Instituto no quiso aguardar al inicio de 2025 y ya le dio formalidad a su nueva era. Pedro Troglio volvió al país tras dos años y medio para tomar la conducción de los cordobeses. Es de esos protagonistas que no necesitan, al menos en esta tierra, presentación. Por lo hecho como jugador, pero también por sus ya casi 20 años (los cumplirá en enero) como entrenador. No cabe duda de que su sencillez, su sensibilidad y su simpatía le permiten imponer su cualidad de persona antes que la del DT. Entrañable si las hay, su manera de ser suele causar buenos deseos hacia él. Sin embargo, decir que arribó a la “Gloria” es tan real como asegurar que esa palabra representa, justamente, su cuenta pendiente dirigiendo en la Argentina.
Revancha tras revancha. Ésta, quizás, es la más grande a raíz de su última experiencia: San Lorenzo lo contrató para el inicio de 2022, pero su estadía apenas superó los tres meses y tuvo una duración de diez encuentros, de los cuales ganó uno. “Es la primera vez en mi carrera que no le puedo dejar algo a un equipo. San Lorenzo era muy importante para mí porque sabía de su complejidad, pero me entusiasmé de más”, suele reprocharse.
Lo más cerca de tocar el cielo con las manos, como sí le ha pasado en el exterior, lo vivió nada menos que en el “Lobo”. Tres ciclos tuvo allí. El primero, prácticamente, fue su debut ya que había dado un paso inicial en Godoy Cruz, pero decidió volver a su casa dos meses después. Y vaya si el arranque de Pedro fue propicio: dejó a Gimnasia quinto en el Torneo Clausura 2005, fue subcampeón en el Apertura del mismo año, el segundo mejor equipo de la temporada local y logró una de las mejores campañas en la historia del club.
La mancha del 0-7 ante Estudiantes, junto a otros malos resultados, forjaron su salida en 2007, pero cuando se produjo el descenso la memoria se posó en los días positivos: retornó en 2011, lo devolvió a primera en 2013 e hizo una gran campaña en 2014 (otra vez quinto). La tercera, de 2018 a 2019, parecía la vencida: llegó a la final de la Copa Argentina eliminando a Boca y River, pero Rosario Central le privó el desahogo por penales.
Las paradojas de la vida hicieron que, recién ahí, hiciera el clic del eterno debate entre ser campeón y quedarse en la puerta. Sí, después de tanto convivir con Carlos Salvador Bilardo en el seleccionado nacional, de aquel subcampeonato compartido en el Mundial de Italia ‘90 y del aprecio mutuo por más que las diagonales platenses los “desunieran”. “Del segundo nadie se acuerda”, fue siempre una de las frases del “Doctor”. Y Troglio parece haberse convencido de algo similar tras esa última vez en el Bosque.
“Llega un momento en el que tenés que enriquecer el currículum. De algunas ligas siempre me preguntaban: ‘¿Cuántos títulos ganaste?’. Y yo había ganado uno solo, con Cerro Porteño (Torneo Apertura 2009 de Paraguay, su primera conquista). Entonces, me di cuenta que salir segundo con Gimnasia tampoco servía. Que afuera hay equipos que directamente aspiran a ser campeones. Lo mejor era venir a Honduras”, reflexionó cuando sorprendió con su arribo, en 2019, a Olimpia Deportivo.
Incluso, evidentemente, mantiene su no tan lejana frase de que en Gimnasia “no hay vuelta atrás”: “Llegás como un alivio, pero te terminás yendo golpeado, siempre bastardeado. Vivo en la ciudad, pero nunca estuve tan seguro de una decisión: es un capítulo cerrado”. Y con el tiempo agregó: “El archivo muchas veces te condena, pero me imagino más viéndolo con mis hijos antes de ser insultado todo el tiempo”.
No quiere lastimar ni lastimarse. Si se tiene que ir rápido, como en San Lorenzo, lo hace. De hecho, alguna vez catalogó a la dirección técnica como algo que “me fascina” porque “vivo emociones impresionantes”, más allá de saber que “es una silla eléctrica”. Hoy, más suelto, juega con ello.
Honduras siguió cambiándolo. No desde su cabeza, pero sí desde su fortaleza. Lo enalteció. De tropiezo en tropiezo nacional, de repente, se transformó en el entrenador más ganador de la historia de aquel fútbol. Es su segunda casa, por no decir que se convirtió en la primera. Tuvo una etapa de dos años en la que consiguió un tetracampeonato y, tras su frustración en Boedo, necesitó retomar el confort: a veces, las segundas partes no salen bien, pero no fue el caso. Dos años y medio en los que ganó otros cuatro trofeos locales en fila, además de la Liga Concacaf en 2023 (su primera consagración internacional). Y el pentacampeonato hondureño se le escapó en la final, hace pocos días.
📹 Así vivimos la presentación del 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻𝗮𝗱𝗼𝗿 albirrojo 🇦🇹
"𝘈𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘵𝘰𝘤𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘢𝘳, 𝘵𝘰𝘤𝘢 𝘨𝘢𝘯𝘢𝘳, 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘮𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰, 𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘵𝘢𝘯 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘫𝘶𝘦𝘨𝘶𝘦𝘴 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦… pic.twitter.com/x31xGIFMjj— Instituto ACC (@InstitutoACC) December 26, 2024
Para Olimpia es Dios. Nada comparable con sus pasos por Independiente (siete meses entre 2007 y 2008), Argentinos (agarró al campeón 2010 de Claudio Borghi y en más de un año sólo ganó 15 partidos) y Tigre (ganó ocho encuentros en un año). Incluso, su experiencia en Universitario, de Perú, tuvo una leve huella: lo clasificó a la Copa Libertadores 2018.
En Córdoba hay una nueva posibilidad. “Sentía la necesidad de volver al país. Es un club con fundamentos, estructura y jugadores. Me sedujo”, dijo en la presentación. Claudio Paul Caniggia, gran amigo de Troglio, fue “el nexo” para que la “Gloria” tenga a un técnico que prioriza esa identidad llena de orden y equilibrio que desean mantener en el club.
¡𝗩𝗔𝗠𝗢𝗦 𝗣𝗘𝗗𝗥𝗢! 🔴⚪️ pic.twitter.com/JogAgCuUaI
— Instituto ACC (@InstitutoACC) December 26, 2024
“Quiero un equipo intenso, que sea directo en recuperar la pelota y atacar enseguida. No es que no soy gustoso de la tenencia: quiero la que se elabora con profundidad. Y me gusta que los jugadores tengan la responsabilidad de entender que hay lugares del campo donde el riesgo es cero. Honduras no tiene el bagaje técnico de acá, pero el fútbol es el mismo. Eso voy a trasladar”, se presentó y explicó su éxito de los últimos cinco años.
“Me fue mejor como entrenador que como jugador”, sostiene a esta altura Pedro Troglio, que con los botines puestos supo ser parte del plantel de River que en 1986 se quedó con el Torneo, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. Inolvidables su cabezazo ante Unión Soviética (para darle tranquilidad a aquella selección en el Mundial 1990) y su influencia en el equipo titular que llegó a la final. No obstante, como DT, por delante tiene el desafío de dejar una primera gran pisada en su país.