París 2024: Olha Karhan, la esgrimista que precisó de la ayuda del presidente del COI y consiguió la primera medalla para Ucrania

La esgrimista ucraniana Olha Kharlan dedica su medalla de bronce en sable a su país
La esgrimista ucraniana Olha Kharlan dedica su medalla de bronce en sable a su país - Créditos: @Franck FIFE / AFP

“Ucrania, te amo. Esto es para vos”. La esgrimista Olha Karhan acababa de ganar la medalla de bronce en sable tras vencer en un combate increíble a la surocrana Choi Se-bin y dedicaba la primera presea de París 2024 a su país, que todavía sufre por la guerra con Rusia. La deportista mostró entonces el casco con los colores azul y amarillo, los de su bandera. Y se emocionó como en ese abrazo con su entrenadora, Andrea Terenzio. Las mismas sensaciones brotaban en Mykolaiv, donde sus familiares gambetean las bombas rusas refugiados en los subsuelos.

El bronce en el pecho de Karhan tiene un peso específico comparable al oro: por el conflicto bélico, sí. Pero también porque Karhan llegó a los Juegos Olímpicos gracias a un permiso especial otorgado por el mismísimo Thomas Bach, presidente del COI. Exesgrimista, le envió una carta firmada de puño y letra en julio del año pasado, luego de que la Federación Internacional de Esgrima la descalificara del Mundial por no saludar a la rusa Anna Smirnova, quien competía como neutral. Ese castigo implicaba que no ya no podría clasificarse para la cita olímpica. Bach hizo que primara el sentido común y Karhan embarcó hacia la capital francesa; hacia sus quintos Juegos Olímpicos.

Este es un mensaje para todo el mundo: Ucrania nunca se rendirá”, dijo Kharlan tras el triunfo ante su rival asiática. La frase retrataba, también, su propia resiliencia. Había estado abajo en el marcador por seis puntos (11-5 a favor de la surcoreana), hasta que los espectadores la alentaron. “¡Vamos Olha!”. El grito repercutió en lo más profundo de la seis veces campeona mundial y dueña de cuatro medallas olímpícas -incluida la dorada en Pekín 2008 en la prueba por equipos-. De 5-11 pasó a ganar luego 12-11. Y, más tarde, el definitivo 15-14 para quedarse con el combate y la medalla.

“Estoy simplemente agradecida a toda la gente por haberlo logrado”, contó Kharlan. Y agregó, invadida por la emoción: ”Esta medalla es totalmente diferente. “Es especial porque es para mi país. Todos los atletas aquí estamos pasando por la guerra. Estamos demostrando que podemos luchar y yo, de alguna manera, lo demostré”.

El festejo de la ucraniana Olha Kharlan tras vencer a la surcoreana Choi Se-bin en el combate por la medalla de bronce en sable (esgrima)
El festejo de la ucraniana Olha Kharlan tras vencer a la surcoreana Choi Se-bin en el combate por la medalla de bronce en sable (esgrima) - Créditos: @Fabrice COFFRINI / AFP

El camino al bronce

Clasificada a los octavos de final, la primera instancia eliminatoria del sable, Kharlan vio en el cuadro a su primera rival: la azería Anna Bashta. Recordó que su oponente nació en Rusia, pero cambió de bandera a sabiendas de que le sería imposible conseguir una plaza olímpica bajo el yugo de Moscú. En Tokio 2020 (los Juegos se disputaron en 2021 por la pandemia del coronavirus) ya se mostró con su nueva bandera, con la consiguiente polémica. Kharlan la venció sin atenuantes. Al contrario de lo que había pasado en el Mundial de 2023, cuando no hubo ni apretón de manos co Smirnova, esta vez Kharlan dio la mano y hasta ensayó un tímido abrazo. Después de todo, se conocían desde hacía mucho tiempo. Y eso, al parecer, excede a las banderas.

El abrazo de la esgrimista ucraniana Olha Kharlan con su entrenador tras vencer a la surocreana Choi Se-bin en el combate por la medalla de bronce en sable
El abrazo de la esgrimista ucraniana Olha Kharlan con su entrenador tras vencer a la surocreana Choi Se-bin en el combate por la medalla de bronce en sable - Créditos: @Fabrice COFFRINI / AFP

El camino de la ucraniana, sin embargo, se torció en semifinales. Le tocó la francesa Sara Balzer. Todo un desafío en medio de la marea de galos que inundó el estadio y que, hasta ese momento, había adoptado a Kharlan como una de las suyas. No hubo caso: Kharlan perdió y debió contentarse con buscar el bronce. Que también era una empresa dificultosa: “Es muchísima presión, porque querés dedicar la medalla. Querés hacerlo por tu familia, por vos. Todos los sacrificios, todas las noticias, los trágicos momentos en los que Rusia bombardeó y mató gente. Lo tenemos en cuenta, y por eso es duro”, dijo la ucraniana.

Minutos más tarde, y tras la milagrosa victoria ante la surcoreana, Kharlan tenía el bronce colgado en su pecho. Esa medalla que, en definitiva, se trataba de una ofrenda a su pueblo sufriente. Un regalo para su ciudad bombardeada; para su familia. Ya habrá tiempo para pensar en el oro por equipos de este sábado. Por lo pronto, el medallero de Ucrania ya no está en cero. Y a los 33 años, Olga Kharlan puede volver a su casa con la satisfacción del deber cumplido.