Mirra Andreeva, revelación del Australian Open: la historia del diamante ruso que asombra al circuito femenino
Hace un año, Mirra Andreeva no podía contener las lágrimas durante la entrega de premios en el imponente court central del Australian Open. Tras una gran campaña, perdió la final del torneo junior en el Melbourne Park frente a su compatriota Alina Korneeva en una definición muy apretada, por 6-7 (2-7), 6-4 y 7-5. Hoy, la adolescente rusa, de 16 años, está en la tercera rueda del primer Grand Slam de la temporada, ya en el circuito mayor. Su aparición en el circuito de la WTA tiene todos los rasgos de un prodigio: en apenas una temporada ya está dentro del Top 50 -es la 47ª del ranking-, y en la segunda ronda dio un impacto mayor al apabullar en el Rod Laver Arena a una de sus ídolas, la tunecina Ons Jabeur, 6ª jugadora del tour, por 6-0 y 6-2, en apenas 54 minutos.
Andreeva nació el 29 de abril de 2007 en Krasnoyarsk, más de 4000 kilómetros al este de Moscú. Comenzó a jugar al tenis a los seis años, y desde pequeña se mudó a Sochi para crecer como jugadora, pero como suele suceder con los talentos juveniles rusos, buena parte de la preparación la completó en otro país europeo. Tuvo la posibilidad de ingresar en la Rafa Nadal Academy, aunque finalmente eligió acudir a Cannes, en Francia, donde comenzó a trabajar junto a Jean René Lisnard y Jean Christophe Faurel.
En abril del año pasado, Andreeva recibió una invitación especial para disputar el Madrid Open, una de las pruebas más importantes del calendario. Con apenas 15 años, la rusa dio una muestra de su talento precoz con victorias sobre Leylah Fernandez, finalista del US Open 2021; luego venció a la brasileña Beatriz Haddad Maia, entonces 13ª del ranking, y también a la polaca Magda Linette (17ª) antes de caer ante Aryna Sabalenka, la número 2 del mundo. Se convirtió en la tercera tenista más joven en ganar un partido de la serie WTA1000, después de Coco Gauff -hoy la número 4 del mundo- y Cici Bellis, que se retiró a los 22 años por una lesión crónica.
Su avance contundente hizo recordar los casos de otras tenistas que triunfaron casi desde la adolescencia, como Maria Sharapova, Martina Hingis y Monica Seles, Admiradora de Serena Williams y de Roger Federer, su ascenso ha sido meteórico: en 2022 ganó cuatro torneos de la categoría ITF (el equivalente a los challengers de varones), y el año pasado llegó a la tercera ronda de Roland Garros desde la qualy y a los octavos de final de Wimbledon, también luego de atravesar la clasificación. Del All England se fue entre polémicas, al negarse a saludar a la jueza de silla que, en su partido ante Madison Keys, la penalizó con un punto por arrojar la raqueta; la rusa discutió y le señaló que no había sido a propósito, sino que se resbaló y la soltó al caerse. En el US Open se despidió temprano, en la segunda ronda, con caída frente a quien luego sería la campeona: Coco Gauff.
En su segundo partido en Australia, Andreeva apabulló a Jabeur con una tarea demoledora. “Yo estaba realmente nerviosa antes, porque me inspira mucho Ons y la forma en que juega”, comentó. “Antes de comenzar a jugar en el WTA Tour siempre miraba sus partidos y me inspiraba. Ahora he tenido la oportunidad de jugar contra ella. Esta victoria es la mejor, por nivel de tenis y por ranking de mi rival. No esperaba jugar tan bien en el primer set, aunque en el segundo tampoco estuve mal. Para mí ha sido un partido increíble, estoy súper contenta con el nivel que he mostrado en la cancha”, agregó la juvenil rusa, que selló además su primera victoria frente a una Top 10.
Andreeva recordó aquella frustración del año pasado, en su última final como junior. “Después de perder estaba súper enojada, no pensé nada más. Durante una semana estuve repitiéndome en mi cabeza ese partido, pensando qué cosas hubiera hecho diferentes. Pero después de todas esas malas sensaciones, terminé por olvidarme de esa final y decidí seguir adelante. No fue la derrota más dolorosa de mi carrera, eso lo tengo claro, vendrán otras mucho peores. Sé que puede haber resultados muy a favor y luego acabar perdiendo; ojalá que esto no me suceda, pero pasará, porque así es el tenis”.
“El año pasado tenía 15. Ahora creo que todo ha cambiado mucho, y eso se puede ver en la cancha. Vi antes de empezar que ella también estaba nerviosa y eso me ayudó un poco. Cuando entré en la Rod Laver Arena, me obligué a ser agresiva y a ir a por todo, sentía que tenía que ganar como fuera en este escenario. Terminé disfrutando dentro de la cancha, decidí jugar de esa manera y me salió bien”, amplió Andreeva, la segunda jugadora en toda la era Open en ceder apenas dos games ante una Top 10 en un Grand Slam, después de que Jelena Dokic venció a Martina Hingis (1ª), también por 6-0 y 6-2, en Wimbledon 1999.
En este contexto, vale recordar que la WTA tiene una reglamentación de protección de las jugadoras menores de edad, por lo que una tenista de 16 años cuenta con un calendario reducido: sólo puede jugar hasta 12 torneos profesionales (circuito WTA e ITF), y eventualmente las Finales WTA si se clasifica, y sólo podrá recibir 4 wildcards; fue una reforma que se hizo para evitar casos polémicos como los de Jennifer Capriati y Martina Hingis, impulsadas desde los 14 años a la actividad mayor con el consiguiente riesgo de lesiones y problemas psicológicos por el exceso de competencia y presiones.
Al respecto, Andreeva aceptó: “Las reglas son así, no se puede ir contra ellas. Por eso el año pasado agregamos algunos torneos de exhibición para poder jugar más partidos [fue invitada a la World Tennis League, en Estados Unidos]. Al principio no quería ir, porque pensé que a nadie le gustaría tenerme porque soy joven y no tengo experiencia. El primer día perdí en singles y en dobles, y ahí fue cuando pensé: ¿para qué me han invitado? Estaba muy triste. Luego pensé que, si me habían invitado, era porque no debía jugar tan mal. Ya en el segundo partido mejoré, ganamos el dobles. El ambiente del equipo acabó siendo increíble, me gustó mucho, espero volver si me dan la oportunidad”.
Justamente, otra de las exhibiciones que disputó en busca de ritmo fue a fines del año pasado, en el Négométal Open de Bourg-de-Péage, en Francia. Con una curiosidad: llegó a la final, y su rival, la ucrania Marta Kostyuk, no quiso enfrentarla por su nacionalidad, como represalia por la invasión de Rusia a Ucrania. Sin tiempo para encontrar una reemplazante, la organización le ofreció a Andreeva enfrentar a un jugador de esa región, el francés Yanis Ghazouani-Durand, de 23 años y 1145° del ranking, sin partidos en el nivel ATP. Más allá de tratarse de un duelo sin la presión de la competencia oficial, Ghazouani-Durand se impuso por 7-5 y 6-2.
En apenas una temporada como profesional, Andreeva cuenta con varios triunfos de renombre. Además de los que consiguió en Madrid, también superó a Barbora Krejcikova (11ª) y a Anastasia Potapova (23ª) en Wimbledon, y contra Liudmila Samsonova (15ª) en Brisbane, hace unos días. Asegura que su superficie preferida es el polvo de ladrillo, pero ha jugado muy bien en canchas rápidas y en el pasto inglés. Su talente precoz la ayudó a estar pronto en la lista de jugadores representados por IMG.
“Creo que Mirra puede ser uno de los grandes impactos de 2024 en el tour. Puede tener una temporada fenomenal. Estuve siguiendo algunos partidos suyos del año pasado y veo que tiene una actitud fuerte, un juego con buen respaldo y consistente, y mucha sensibilidad en su tenis. Tiene un futuro brillante por delante”, le había dicho Maria Sharapova a la WTA hace unas semanas. La exnúmero 1 del mundo, otro talento ruso que explotó a los 17 años cuando ganó Wimbledon, es una de las referentes que habló sobre el potencial de su compatriota.
Andreeva se enfrentará en la tercera ronda del Australian Open con la francesa Diane Parry, de 21 años y 72ª del mundo, que viene de eliminar en sets corridos a la rusa Kamila Rakhimova. En octavos de final podría ir de nuevo contra la checa Barbora Krejcikova. Por ahora, con un par de victorias, se convirtió en la gran revelación del torneo. Mientras, trata de pisar firme: “Tengo 16 años, ¿por qué debería estar pensando en el ranking? Mi objetivo es ir cada vez más arriba, cada día un poco más alto. No lo sé, pero trato de no pensar demasiado en esto y centrarme únicamente en el tenis”.