Máxima expectación y tristeza por Nadal en su tierra prometida de París

El fundador de Microsoft, Bill Gates, sigue el partido ganado por Djokovic ante Nadal en el torneo olímpico de París-2024, el 29 de julio de 2024 (Ludovic MARIN)
El fundador de Microsoft, Bill Gates, sigue el partido ganado por Djokovic ante Nadal en el torneo olímpico de París-2024, el 29 de julio de 2024 (Ludovic MARIN)

El rapero Snoop Dogg, el millonario Bill Gates o la mítica extenista Billie Jean King: nadie quería perderse este lunes en los Juegos Olímpicos de París el duelo que Novak Djokovic terminó ganando a Rafa Nadal.

"Probablemente será la última vez que se enfrenten. Es cierto que llevo pensando eso ya cinco años. Cada vez que ves a Nadal o que ves a Djokovic lo tienes que disfrutar porque puede que sea la última. Espero que el partido de hoy sea fantástico", decía la propia Billie Jean King a la AFP en uno de los pasillos de la pista central Philippe Chatrier, poco antes de tomar asiento.

Todo el mundo pensaba en el Djokovic-Nadal desde primera hora, aunque hubiera partidos en el resto del complejo de Roland Garros.

"Hoy no puedo verlo en la pista porque me toca estar aquí, en la entrada de la pista 4, pero si luego tengo una pausa intentaré escaparme a la Chatrier para ver a Nadal. El sábado sí que me tocó allí en la central y fue muy emocionante poder verle de cerca", comentaba Ángela Garde, una española de 46 años que trabaja en una empresa farmacéutica en Francia y que se inscribió como voluntaria para vivir París-2024 en primera persona.

Desde su posición frente a la pista central podía ir saludando también a los aficionados vestidos con los colores de España que se dirigían a la central.

En la zona de periodistas, 'overbooking', con una avalancha de medios de todo el mundo deseando asistir al posible último duelo entre dos de los tenistas más míticos de la historia. Muchos se quedaron sin butaca, entre gritos, enfados y mucha frustración.

- Dominio total -

El primer set parecía enfriar los ánimos de todos en una pista prácticamente llena. Se escuchaban tímidos "¡Rafa, Rafa!", entre una hinchada claramente favorable al español, pero la superioridad de Djokovic era tan abrumadora que los aficionados parecían más preocuparse en darse aire con abanicos o con buscar cómo cubrirse la cabeza del fuerte sol que golpeaba en el inicio de una tarde totalmente veraniega.

Al serbio hasta parecía darle pena la enorme diferencia. Pidió perdón en una dejada y no peleó un par de bolas dudosas, poniéndose inusualmente en 'modo gentleman'.

Mediado el segundo set, cuando Djokovic estaba a punto de ponerse 4 a 0 a favor, una imagen resumía a la perfección lo que hasta ahora era un suplicio para el español: con la mirada perdida, mirando al suelo, mientras las gotas de sudor y del agua que se había arrojado para refrescarse caían una a una desde la punta de su nariz a la tierra batida de la Chatrier.

- El público despierta -

Fue entonces cuando Nadal despertó y con él, el público.

Hasta entonces casi un figurante y con la mirada baja, encadenó cuatro juegos para equilibrar 4-4. En el camino volvió a levantar el puño, a gritar "¡Vamos!", a encender a un público hasta entonces apagado.

No solo a los hinchas con banderas españolas. También otros con enseñas de Brasil, Japón, Colombia, Estados Unidos, Italia o Polonia. Todos parecían desear que la magia de Nadal en Roland Garros surtiera efecto, pero entonces Djokovic cortó la hemorragia.

Al romper el saque del español para ponerse 5-4 a favor y con saque, se llevó la mano al oído, como reprochando la falta de decibelios con sus puntos ganados.

A continuación cerró el partido con un 6-4, tras lo cual se abrazó con el español, antes de reproducir su gesto de tocar el violín con la raqueta, que guardó luego en su bolsa naranja.

- ¿El final de una era? -

"Me ha dado pena que haya perdido, obviamente. ¡Pero quedan los dobles! Sería perfecto para pasar el relevo a Carlos" Alcaraz, decía la voluntaria Ángela, que finalmente no pudo ver nada del partido.

Dos hinchas serbios estaban felices e inmortalizaron el momento haciéndose una foto con la estatua de Nadal situada junto a la pista.

"La foto la hacemos con respeto", aclara uno de ellos, Zoran, un profesor universitario de 40 años de Novi Sad. "Rafa es el gran rival de Novak, pero los dos son enormes campeones. Es una suerte estar aquí para este partido, cuando compramos las entradas hace un mes para este día no nos lo podíamos ni imaginar", celebraron.

¿Este partido fue el final de una era para el tenis? Solo el tiempo lo dirá.

"Yo he visto jugar a muchas generaciones y estos dos jugadores forman parte de la mejor generación, de lejos. Creo ahora que la siguiente, la de Alcaraz, Sinner y el resto, puede ser mejor, quién sabe", sonrió Billie Jean King en su charla con la AFP.

dr/ma