Lionel Scaloni: ningún payaso y la cabeza “bien amueblada”

Lionel Scaloni disfruta con su mujer el logro de la Copa América; el entrenador formó una familia de vida y una futbolística: su seleccionado argentino es más que un equipo.
Lionel Scaloni disfruta con su mujer el logro de la Copa América; el entrenador formó una familia de vida y una futbolística: su seleccionado argentino es más que un equipo. - Créditos: @Aníbal Greco / Enviado Especial

Lionel Scaloni era el jodón del plantel en el Mundial Alemania 2006. Un ‘Gringo’ bromista, un dínamo anímico, habitante del cuarto más divertido, que compartía con Carlos Tevez en la concentración de la selección. Dormía poco, se levantaba antes que nadie y a toda hora contagiaba vitalidad. “Pero tampoco quiero que se piense que estoy acá con el bonete y la nariz de payaso, porque la gente va a creer que vine para divertir al grupo. Es importante que eso se entienda”, le advertía a LA NACION poniéndose serio. Saltaba de una ocurrencia a la otra, pero no se ahorraba ni una gota de sudor en cada entrenamiento. Sabía crear climas, unía emociones, y sus compañeros lo buscaban. Confiable, chacarero, buena gente.

Sigue durmiendo poco. Y aunque le caben otras responsabilidades, no ha perdido el humor. Ni el sentido de integración, de hermandad. El director técnico más ganador de la historia del seleccionado, aseguran, es esencialmente un buen tipo. Noble, genuino en el trato, espontáneo en las reacciones. Y como el fútbol es un estado de ánimo, Scaloni se ocupó de armar una familia. Después elige planteles y, finalmente, determina un equipo. Logró que sus jugadores se respalden hasta sentirse imbatibles; de allí el espíritu inclaudicable para volver de mazazos como los de Países Bajos, Francia y hasta Ecuador en esta Copa América. Pero a la vez, siempre les advierte que la derrota está ahí... esperándolos. Scaloni consiguió que lo siguieran antes de ganar, y esa es su gran conquista. Hoy el líder humano es el líder que triunfa. Como Ancelotti, sí; como Guardiola, sí. ¿Qué importa quién sabe más? Lo único trascendente es que los jugadores le crean. Lo respeten. Y hasta lo quieran.

Scaloni pasó de la inexperiencia al respeto, y hasta el aprecio, de sus dirigidos, como los que le tiene Ángel Di María.
Scaloni pasó de la inexperiencia al respeto, y hasta el aprecio, de sus dirigidos, como los que le tiene Ángel Di María. - Créditos: @Aníbal Greco / Enviado Especial

Se equivoca en algunas lecturas futbolísticas, claro, como todo director técnico capaz. También ha fallado en la gestión pública de algunos episodios, como su crítica mordaz a los arbitrajes en la Copa América 2019, los cuestionamientos al profesionalismo de algunos de sus jugadores antes de definir la lista para Qatar, su demanda de patriotismo a la prensa ante la lesión de De Paul en el Mundial que al tiempo el propio jugador confirmó y el tembladeral que instaló sobre su continuidad a finales de 2023. Descuidos, pero no son la norma sino excepciones. Se puede debatir sobre sus errores y sus numerosos aciertos; los que no se puede hacer es discutir sus títulos, porque nadie ha ganado tanto. Y él no ha dejado de ser él. Ni vengativo ni vanidoso. “No se convirtió en otro”, le susurran a LA NACION.

"No se convirtió en otro", cuentan sobre Scaloni, que en Miami ganó una cuarta medalla dorada en su gestión al frente del seleccionado argentino. - Créditos: @Aníbal Greco / Enviado Especial
"No se convirtió en otro", cuentan sobre Scaloni, que en Miami ganó una cuarta medalla dorada en su gestión al frente del seleccionado argentino. - Créditos: @Aníbal Greco / Enviado Especial

Lleva con calma ser un elegido. Tomando una expresión que él utiliza para destacar la sensatez de otros, “tiene la cabeza bien bien bien amueblada”. Apareció en puntas de pie, llegó cuando nadie lo pedía... y hoy, que trituró todos los manuales, se mantiene en un costado de la foto. Sus niveles de discreción crearon complicidad en los jugadores para que ellos tuvieran la calma de saberse los importantes. Los futbolistas creen en él y le reconocen el sentido de la justicia a la hora de tomar decisiones. Es genuina su voluntad por despojarse de apariencias y disfruta de ser un tipo cualquiera, anónimo arriba de una bicicleta, su hobby favorito. En un país desproporcionado, Scaloni es equilibrado. Sin bonete ni nariz de payaso.