Lionel Messi, el líder de Argentina que dio un ejemplo de cómo se defiende a los suyos, hasta en las gradas

Messi es el ídolo de los argentinos no sólo por su futbol incomparable, sino por dar la cara cuando la policía los estaba reprimiendo.

Lionel Messi lideró a sus compañeros para abandonar el campo como protestas a las agresiones que padecieron los aficionados argentinos en Maracaná. (CARL DE SOUZA / AFP) (Photo by CARL DE SOUZA/AFP via Getty Images)
Lionel Messi lideró a sus compañeros para abandonar el campo como protestas a las agresiones que padecieron los aficionados argentinos en Maracaná. (CARL DE SOUZA / AFP) (Photo by CARL DE SOUZA/AFP via Getty Images)

Lionel Messi encontró hace un año el eslabón que le faltaba a su carrera. No sólo el título mundial en Qatar 2022. Había algo más: la consagración de un carácter que siempre había estado dentro de él, pero que no se manifestaba de las maneras más elocuentes. Messi fue líder, durante quince años, con el balón. Él dictaba los caminos de todos sus equipos y todos sus compañeros. Pero había, injustamente la mayoría de las veces, un reproche: que le faltaba personalidad para influir en el autoestima colectivo.

Ya no queda ningún vestigio de esas teorías. Hoy Messi es el astro total. Brilla en el campo en sus años del adiós y tiene un imán en cada una de sus células. Así quedó visto ayer en el Estadio Maracaná, previo al partido de fecha seis de Eliminatorias rumbo a Norteamérica 2026. Todo era un caos. En las tribunas del mítico estadio, aficionados argentinos y brasileños tuvieron una pelea. La Policía Militar de Brasil intervino, pero únicamente reprimió a los visitantes.

Ni bien habían terminado los himnos nacionales cuando el clima se tornó tenso. Fue entonces que jugadores de las dos selecciones fueron hacia las gradas para tratar de calmar a los aficionados. Emiliano Dibu Martínez, portero de Argentina, se confrontó con los policías para proteger a los fans argentinos. Ante semejante barbarie, Messi tomó la decisión de llevarse a todo el equipo a los vestidores, negándose así a dar comienzo al partido.

A principios de mes, también en Río de Janeiro, aficionados de Boca Juniors fueron violentamente atacados por barristas del Fluminense. En los videos que circularon fue evidente la inacción de la policía. Con ese antecedente a la mano, Messi eligió retardar el comienzo del juego hasta que hubiera garantías y cesaran las agresiones en las gradas.

"Creo que hicimos eso porque era la manera también de que se tranquilizara todo un poco, porque nosotros estábamos ahí y de abajo no podíamos hacer mucho y veíamos cómo le pegaban a la gente, cómo lo tiraban para atrás y podría haber pasado una desgracia. La policía, como pasó en la final de la Libertadores, otra vez reprimiendo a la gente con los palos, había jugadores que tenían familia ahí", expresó el capitán albiceleste al final del encuentro.

Después de la vorágine externa, faltaba la tormenta en el campo. Y ahí Argentina hizo pesar los antecedentes: que le ganaron una final de Copa América a Brasil en ese estadio, hace dos años, y que son los actuales campeones del Mundo. Un cabezazo heroico de Nicolás Otamendi, que se elevó imperialmente por todo lo alto, venció a Alisson a los 63 minutos. El Maracaná no se silenció. Porque hubo gritos desaforados, claro, de los hinchas argentinos que apoyaron a los suyos en tierra ajena.

Messi y compañía volvieron a firmar un nuevo capítulo histórico. Viven el cuento de hadas casi perfecto. Casi porque Lionel Scaloni, entrenador nacional, lanzó una frase críptica al final del partido que pone en duda su continuidad. "Hay muchas cosas para pensar en este tiempo. Estos jugadores nos han dado un montón a todo el cuerpo técnico y necesito pensar mucho qué voy a hacer. No es un adiós ni otra cosa, pero necesito pensar porque la vara está muy alta. Está complicado seguir, seguir ganando y estos chicos lo ponen difícil".

El próximo año se abrirá con esa interrogante para Argentina. Será un 2024 intenso. Deberán defender su corona continental en la Copa América y seguir el paso firme rumbo al Mundial de 2026. Actualmente marchan líderes de las Eliminatorias con quince puntos en seis partidos, escoltados por Uruguay con trece y Colombia con doce. Brasil está en la sexta posición con siete unidades. En condiciones normales, estaría fuera del Mundial, pero con los 48 cupos actuales, Conmebol tiene siete boletos directos.

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