Michael Phelps tiene 39 años y a sus 15 inició su carrera exitosa en los Juegos Olímpicos. Oriundo de Baltimore, Maryland, en los Estados Unidos, alcanzó el récord mundial en la obtención de medallas con un total de 28, entre ellas 23 de oro, más del doble que cualquier otro nadador de su categoría. En la edición de Río de Janeiro 2016 fue su despedida con otras seis medallas alrededor del cuello. En la actualidad se convirtió en uno de los íconos en esa disciplina y modelo a seguir, a la par que fundó su propia empresa y se dedica a dar charlas motivacionales.

En el marco de los Juegos Olímpicos de París 2024, que tendrá lugar entre el 26 de julio y el 11 de agosto, diversas imágenes e historias de deportivas galardonados surgieron como base de aliento para las generaciones que competirán esta jornada. Entre ellas, la vida de Phelps fue tendencia por ser uno de los más importantes en natación, que alcanzó el escalafón más alto de su país y de todo el planeta.

El debut del estadounidense se dio en los 2000 en los Juegos Olímpicos de Sídney. Allí era un adolescente que para ese entonces se transformó en el más joven del equipo en 68 años. Y si bien no llegó a un resultado positivo, cuatro años después, en Atenas, ganó cuatro medallas de oro e igualó a Mark Spitz, que hasta la fecha había sido el más premiado en su país.

El “cielo” de Phelps llegó en los Juegos de Beijing de 2008, en donde ganó el oro en ocho pruebas distintas y estableció siete récord mundiales. Una maravilla que dejó sin palabras a los expertos de la natación, ya que solo tenía 23 años.

Desde ese entonces, su trayectoria fue en ascenso, no solo en el medallero olímpico, sino en otras competencias nacionales e internacionales. En poco tiempo conquistó las piletas del mundo y alzó en alto la bandera de los Estados Unidos en aquella disciplina. Sin embargo, su vida cambió por completo tras su retiro definitivo en 2016.

Así está hoy Michael Phelps

Según la información oficial que se ofrece en el sitio United States Olympic and Paralympic Museum, se reconoció al oriundo de Baltimore como “Nadador Mundial del Año por Swimming World ocho veces y Deportista Olímpico y Paralímpico del Año de los Estados Unidos cuatro veces”.

Esto lo llevó a imponer una imagen de superación sin límites que enamoró e incentivó a los jóvenes nadadores a seguir sus pasos. Antes de su retiro, en 2008, creó su propia fundación para aumentar las oportunidades de natación para los niños.

Más tarde emprendió con una marca de ropa deportiva y en un equipo de competencia de natación. Además, se dedicó a su gran pasión, el golf. Hace 12 años que halló una salida en este tipo de ejercicio que lo atrapó desde su adolescencia.

Sin embargo, su aporte más destacado en la sociedad luego de la finalización de su etapa profesional se dirigió hacia las charlas motivacionales, en particular por la depresión que sufrió desde muy chico. En su lucha constante por no decaer, adquirió diversas herramientas de las que eligió enseñar a las generaciones venideras.

En diálogo con el medio Healthline habló de “sus demonios” y el peso de la fama con el que cargó a temprana edad. Luego de obtener seis medallas de oro y dos de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas, la ansiedad y los pensamientos suicidas con los que convivió en su niñez, reflotaron y decantaron en un sentimiento de vacío profundo. “Trabajás muy duro durante cuatro años para llegar a ese punto, y luego es como si estuvieras… en la cima de la montaña, te preguntas ¿qué diablos se supone que tengo que hacer? ¿A dónde se supone que debo ir? ¿Quién soy?”, describió.

Con el paso del tiempo, conformó una familia. Se casó con Nicole Michele Johnson y tuvieron tres hijos. Y desde sus redes sociales suele compartir a menudo algunas fotos y videos de su día a día, no sin antes hacer referencia a la natación.

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