La legión americanista desea suerte a su equipo

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 14 (EL UNIVERSAL).- La cita era a las 14 horas en el santuario. Con banderas, bufandas, lienzos, humo y enfundados en las tintas sagradas. Niños, mujeres, adultos mayores, jóvenes en muletas, en sillas de ruedas, todos congregados y unidos por una sola pasión: el América.

Era mucho más que despedir a sus ídolos, a los guerreros que intentarán llevar la gloria nuevamente a Coapa; era un acto de solidaridad y apoyo, de unificación entre la afición y la institución. Se abrieron las puertas y la locura se desató. Camionetas blindadas salían una tras otra con los ídolos de una fanaticada que coloreó la calle Carrizal en la salida trasera de las instalaciones americanistas.

Al ritmo de las trompetas, la ilusión desató la demencia, porque cuando una pelota provoca tal pasión, nadie puede asegurar que sea solamente futbol.

Entre el humo, brazos con movimiento inconsciente movidas por el ritmo del aliento y un mar de piernas, niños, mujeres y hombres se adentraba en un trance azul y amarillo, representado por un logo que carga historia y grandeza, misma que sólo la "14" podría alimentar. América viajó a Monterrey para encontrarse en el primer juego de la final, contra Tigres.

13 títulos de las Águilas del América en la época profesional del futbol mexicano.