Yahoo Noticias Jorge Campos, el ídolo mexicano que se hizo famoso en todo el mundo sin jugar en Europa
Jorge Campos se volvió figura del futbol en una época sin redes sociales. Y el mundo enteró conoció su talento sin necesidad de que jugara nunca en el futbol de Europa, la máxima vitrina, ayer como hoy, para los jugadores que querían reflectores a nivel global. Su mito se forjó enteramente en México, más allá de un paso breve por la MLS, pero eso le alcanzó para ser un portero histórico que, hasta el día de hoy, cosecha admiración en todos los rincones donde se para.
Y la prueba más reciente es la invitación que le fue hecha para la exposición 'Moda y Deporte: De una Pasarela a Otra' en el Museo de Artes Decorativas de París, Francia. Uno de los clásicos uniformes fosforescentes del mexicano se exhibe en esta colección, en la que también figuran prendas de figuras como Serena Williams, Zinedine Zidane y Naomi Osaka. Campos viajó para formar parte de la experiencia y tener un ejemplo más de cómo su legado se ha expandido en todo el mundo.
Antes, cuando los partidos de ligas extranjeras no se seguían en tiempo real, había jugadores que solamente podían ser disfrutados cada cuatro años. Claro, en México Campos deleitaba a todos los fans, los de los equipos donde jugaba, y también los rivales. Pero en el mundo sólo podían gozarlo cada cuatro años, en el Mundial. Sus uniformes multicolores, que en su día dividieron opiniones (incluso hoy lo siguen haciendo, aunque ya nadie puede negar que son icónicos), ese carisma natural y una habilidad inusual, para la época, al momento de jugar fuera de su área.
La ecuación era perfecta cuando se hablaba de él. Tenía todos los componentes para ser un portero emocionante. En México, además, se pudo ver su eficiente faceta de delantero, que era un espectáculo aparte: empezaba el juego como portero, pedía el cambio, y se quitaba el suéter y los guantes para convertirse en jugador de campo. Y no cualquier jugador de campo: fiel a su estilo, le gustaba anotar chilenas y bombear a los porteros, que seguramente los conocía muy bien.
Esa dualidad fue arruinada por la FIFA, que impuso una regla para que los porteros tuvieran prohibido cambiar de posición durante un partido. Pero Campos siguió construyendo un camino único. En cada partido internacional, el mundo entero centraba sus miradas en ese portero de baja estatura (1.68), pero con una agilidad fuera de lógica, capaz de llegar a los balones más feroces y, obvio, siempre con la llama de sus uniformes coloridos. Por algo Nike lo eligió para participar en el mítico comercial del 'Partido en el Infierno', junto a próceres como Ronaldo, Cantona, Maldini y Figo.
Su calidad se mostró en Mundiales, la máxima prueba de exigencia, por lo que pudo haber tenido al menos una oportunidad en el futbol europeo, pero en aquella época todo era más complicado por el límite de jugadores extranjeros que había (únicamente tres). De todos modos, Campos tuvo una oferta, tal y como contó en 2019 para el canal de Youtube de su compañero Luis García. “Te voy a pasar un dato: 5 millones de dólares me ofrecieron por mí en aquella época. No voy a dar el equipo, no voy a dar el nombre. Ahí está, con mucho respeto pero me llegó en un fax”, recordó el guardameta.
Han pasado ya 19 años desde su retiro como futbolista profesional (2004), pero eso no impide que su recuerdo se mantenga fresco no sólo en la afición mexicana: también en el mundo lo reconocen como la leyenda viva que es. Es normal verlo departir con figuras de talla mundial, como Ronaldo o Lothar Matthäus, y lo invitan recurrentemente a eventos de la FIFA. Más que una figura nacional, Campos se ha convertido en una suerte de embajador de México en el mundo. Su fama la ganó de manera natural, atemporal y contra todo pronóstico. Hoy la disfruta como nadie.
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