Garra y corazón, el combustible de River para abrirse paso a las semifinales de la Copa Libertadores

Los jugadores de River festejan de cara a los hinchas la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores
Los jugadores de River festejan de cara a los hinchas la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores - Créditos: @Gonzalo Colini

El corazón por y para la Copa Libertadores. Ahí va este River semifinalista, a puro golpe de riñón, con los pulmones bien inflados y el empujón que le dio un repleto Monumental. Respirando la mística de tiempos no tan lejanos. Sin ser un equipazo, pero sí siendo duro y fuerte como un roble. Con grageas de fútbol y litros de sudor. El paladar negro puede esperar. Con Armani tapando los arrebatos finales de un digno Colo Colo. Revitalizado por la victoria en la Bombonera, donde cargó combustible para seguir quemando energías en aras del sueño copero. Ahora espera por Atlético Mineiro (0) o Fluminense (1), que este miércoles disputarán el desquite.

Entregando todo desde el esfuerzo y la solidaridad por la causa. Poniendo el cuerpo entero por una ilusión que creció exponencialmente desde la llegada de Marcelo Gallardo, arquitecto, al igual que en las otras cinco, de la sexta semifinal que River va a disputar en los últimos nueve años.

El sentido abrazo de Gallardo con Biscay, su ayudante de campo
El sentido abrazo de Gallardo con Biscay, su ayudante de campo - Créditos: @Gonzalo Colini

El jugador que se ganó la titularidad por lo que hizo en la Bombonera rompió lo que era un desarrollo parejo y trabado para River. Facundo Colidio, a su reconocida capacidad técnica, le añadió el despliegue de un maratonista y el corazón de un luchador en la victoria sobre Boca. No encontraba los caminos River. Colo Colo, con su esquema 3-4-2-1, le obstaculizaba el juego y la creación en el medio campo. El equipo de Gallardo se veía obligado a saltar líneas con pelotazos. Mucha vía aérea y poco circuito asociado, escasa secuencia de pases.

Colo Colo no se metía atrás, llevaba el encuentro lejos de su área. Necesitaría paciencia y cabeza River para descifrar el jeroglífico rival. El equipo chileno estaba imbuido de la confianza que le dejó su muy buen segundo tiempo en Santiago.

Partido de copa en instancias decisivas, de detalles, de aciertos cuando la ocasión se presenta. El regresado Meza, en la función de falso extremo derecho, se metió hacia adentro y provocó un foul. Pelota detenida para que se empezara a mover River. Centro de Acuña, despeje de la defensa visitante, Simon la devolvió al área de primera y Colidio definió en el segundo palo con un movimiento artístico. Colidio seguía enchufado, como en la Bombonera, un incordio para la línea de tres zagueros. Y el esfuerzo solidario para retroceder en la recuperación. Una semana para meterse en el corazón de los hinchas.

Lo más destacado de River 1 - Colo Colo 0

El 1-0 cambió el partido, golpeó a Colo Colo, ya no se sintió tan firme y seguro. Y soltó a River, irrumpieron en escena la capacidad de los volantes. Kranevitter para el corte y el anticipo; Simón, a puro despliegue y jugando de primera; Nacho Fernández le sacó más jugo a su oficio y experiencia para aparecer donde el equipo lo necesitaba. Faltaba que Borja se integrara. El colombiano, que durante tanto tiempo ejerció de centro-delantero omnipresente, el dueño del mazo para la definición, ahora iba en un plano inferior al de Colidio.

River empezó a resolver lo que le había costado en el primer cuarto de hora: llegar al área, quedar en posición de remate. Sumó siete (cinco dentro del área) intentos de disparos al arco en el primer tiempo. Hubo un cabezazo de Borja, un tiro de Nacho Fernández.

River se sentía con el control, afirmado en una defensa aguerrida en los duelos individuales. Palacios, que tanto había complicado en la ida, no influía. No había margen para que Arturo Vidal desplegara su papel de cacique. Armani, con poco trabajo con las manos, se sumó al juego con los pies para hacer pasar de largo a Vidal.

Colidio, autor del gol del triunfo, presiona sobre el defensor Amor
Colidio, autor del gol del triunfo, presiona sobre el defensor Amor - Créditos: @Gonzalo Colini

Aplausos fuertes, de esos en los que se baten las manos con ganas, saludó el primer tiempo de River rumbo al descanso. El resultado era corto, pero el rendimiento, a partir del 1-0, transmitía sensaciones positivas. No podía permitirse interferencias ni caídas de tensión.

Colo Colo arrancó el segundo tiempo con el impulso que le faltaba. Y River no le escapaba al combate si las circunstancias lo demandaban. Tampoco al duelo de compadritos que se dio con Vidal frente a Acuña y Nacho Fernández. El árbitro intercedió enseguida con amonestaciones para el chileno y el lateral izquierdo.

River tenía menos la pelota, pero no soltaba las riendas del partido. La obligación de ir a buscar el empate se le hizo compleja a Colo Colo. River le cerraba todas las vías, conseguía bloquearlo apenas traspasaba la mitad de la cancha. Arrimó con un remate desviado de Pavez.

Para la última media hora ingresó Lanzini, que hizo de la Bombonera un lugar de reivindicación en lo que venía siendo su opaco segundo ciclo. Salió Meza, quizá el más intermitente dentro de un parejo trabajo colectivo. No era una buena noticia para River que Kranevitter dejara el campo con una molestia física; había sido uno de los artífices en la presión coordinada. Su reemplazante, Fonseca, tiende a perder más la posición por embarcarse en aventuras individuales.

Con algo de fastidio también dejó la cancha Borja, quizá en su tramo más apagado del año, después de varios meses con goles de todos los colores. El partido estaba bastante luchado, las condiciones para un fajador como el paraguayo Bareiro. Aguantó River en los últimos minutos, más cerca de Armani que en todo lo precedente. Con el sufrimiento dando vuelta por ahí, pero sin pánico. Y sin lucidez para sacar el contraataque cuando podía. Garra y corazón, el mandato cumplido para que los jugadores terminaran festejando tanto como los hinchas.