El eritreo Girmay gana por África, Carapaz nuevo líder

Turín (Italia), 1 jul (EFE).- El eritreo Biniam Girmay (Intermarché) escribió otra página de oro para el ciclismo africano con una victoria al esprint en la tercera etapa del Tour de Francia disputada entre Piacenza y Torino, la más larga de la presente edición con un recorrido de 230.8 kilómetros, en la que se puso de líder el ecuatoriano Richard Carapaz (EF Education).

"Una victoria para África. Nunca soñé que podría ganar en el Tour", dijo emocionado en la meta Girmay, quien siguió haciendo historia para su continente. En el Giro 2022 fue el primer eritreo en ganar en el Giro, ese año también la primera clásica, la Gante Wevelgem, en el Mundial sub'23 logró la plata, y en Turín firmó la proeza de ganar el primer esprint del Tour 2024.

GIRMAY POR ÁFRICA, CARAPAZ PRIMER ECUATORIANO DE AMARILLO

Vibrante el éxito de Girmay (Asmara, 24 años), el tercero de la temporada, un corredor formado en las escuelas de apoyo de la UCI en Aigle. En la capital de Piamonte se impuso por delante del colombiano Fernando Gaviria (Movistar) y del campeón belga Arnaud de Lie (Lotto Dstny).

Con el mismo tiempo del ganador, 5h.26.48, a una media baja de 42,4 km/hora, entró el nuevo líder, el ecuatoriano Richard Carapaz (El Carmelo, 31 años), el más avanzado entre los 4 corredores que estaban empatados a tiempo. Por puestos, el campeón olímpico del EF Education se puso el maillot amarillo. Ahora lidera por delante de Pogacar, Evenepoel y Vingegaard. Todos empatados.

El primer ecuatoriano de amarillo en el Tour volcó su emoción en meta.

"Es un sueño para mi, le tengo mucho respeto al Tour, es la mejor carrera. Es algo muy grande, era el primer esprint, había muchos nervios, mucho riego, entre otros el de caerse. Me dejaron a 1 km y todo fue espectacular", dijo el líder.

A pocos pasos de Carapaz las lágrimas invadían la cara de Girmay. No podía hablar de la emoción, pero cuando recobró el aliento se acordó por todo lo alto de Dios, y de su país y su continente. Una fiesta para el deporte africano.

"Gracias a Dios por todo, nunca soñé con ganar en el Tour, no lo puedo creer, doy gracias a todos los africanos y eritreos. Ya estamos consiguiendo victorias. Nunca había ganado mi equipo en el Tour. Es una victoria para todos los africanos", recalcó.

PASEO POR EL TERRITORIO COPPI

La última jornada íntegra por Italia unió Piacenza, en la llanura del Po, aún en la Emilia Romaña; con Turín, en Piamonte, con los Alpes a la vista. Después del horno sufrido en las dos primeras etapas e inaugurado el duelo Pogacar-Vingegaard, el pelotón decretó día de descanso activo en la etapa maratón.

No era día para los hombres-nombres, los favoritos quisieron tregua, y más con el Galibier esperando el martes; y los esprinters estaban llamados a su gran día en Turín, con un escenario sugerente junto al estadio Olímpico, donde juega el Torino.

Un intento inicial de fuga con dos noruegos del mismo equipo, del Uno X, Abrahansem y Kulset, fue lo único que rompió el ritmo cansino del pelotón. Luego, a rodar a 38 por hora, todos juntitos, esperando acontecimientos en los últimos kilómetros.

En la primera de las tres tachuelas del recorrido, en Tortona, el Tour rindió homenaje al legendario Fausto Coppi, quien falleció en dicha localidad en 1960 después de contraer la malaria en Burkina Fasso. En carrera pasó en cabeza Abrahansem, el único que asomaba la cabeza en el pelotón.

El objetivo de Pogacar esta temporada es el mismo que logró Coppi, por primera vez en la historia del ciclismo en 1949: hacer el doblete Giro-Tour la misma temporada. Pantani fue el último en firmar la hazaña en 1998. Ahora el esloveno se encuentra en camino de sumarse a la historia. La localidad de Tortona también es punto de paso de la Milán-San Remo.

A ritmo de mambo pasó el pelotón por la Cota de Barbaresco (4a), en medio de mares de viñedos que dan nombres a los vinos más finos de la región piamontesa. En ese entorno pinchó Cavendish, obligado a cambiar de bici. El "Expreso de Man" invitó al cámara de TV a no reflejar su método para volver al pelotón. Tras un coche se va más rápido.

LA HISTORIA DEL TOUR LLAMA A GIRMAY Y CARAPAZ

Fabien Grellier (Intermarché) se animó a una escapada sin futuro a 66 de meta, soñando por la tercera victoria francesa consecutiva. Coronó la última cota del día en Sommariva Preno (4a), pero en algún momento tenía que empezar la etapa en serio. A 25 de Turín sonó la voz de zafarrancho de combate. Los equipos de los esprinters animaron el ritmo al final de una etapa que rodó por debajo de la previsión más lenta.

Aliciente por el triunfo de etapa y por el maillot amarillo. Pogacar, Vingegaard, Evenepoel y Carapaz estaban empatados en la general. El primero de ellos en atravesar la línea de meta se ponía de líder. Y los equipos de los esprinteres, a lo suyo, a volar.

Hubo nervios, caídas, al final alta velocidad, mucho riesgo para los hombres de la general. Pogacar se metió delante, y a 3 km de meta, en la zona de seguridad, desapareció. El esloveno no quiso arriesgar el pellejo, y mucho menos el Tour. En plena vorágine, se fue al suelo uno de los favoritos, Jasper Philipsen. Un candidato menos.

La pelea por el esprint se desató de lejos. El Lidel de Pedersen, el DSM de Jakobesen y el Movistar de Gaviria asumieron la revolución en la recta de meta. Atacó el danés, arrancó el colombiano, pero apareció con una fuerza descomunal, y con clase, el eritreo Biniam Girmay.

Todo emoción. La decimocuarta victoria para el corredor africano, la tercera de la temporada, y el estreno del Intermarché en la historia del Tour. África alzó la voz en el centro industrial de Italia, donde se fabrican coches, vermuts, y otros artículos de fama mundial. La voz de Girmay, héroe para siempre.

Después de 3 etapas en Italia, el Tour vuelve a su territorio natural con la cuarta jornada y primera cita clave de montaña. Será "el día" del Galibier, mítico coloso de categoría especial (22,9 km al 5,1 por ciento), con la cima a 2.624 metros de altitud y a 19 km de meta. De salida espera el Col de Sestrieres (2a), un puerto interminable de 39,9 km al 5,9), y el de Montgenevre (2a, 8,3 km al 5,9).

Carlos de Torres

(c) Agencia EFE