El durísimo mensaje de Kily González, que va más allá de Unión: interpela al fútbol argentino

Kily González, el DT de Unión, personaje y símbolo del fútbol argentino
Kily González, el DT de Unión, personaje y símbolo del fútbol argentino - Créditos: @Fotobaires

Kily González es un hombre visceral, qué duda cabe. Dueño de una carrera prestigiosa, que incluyó grandes equipos de nuestro medio y el mundo, matizada por un recorrido extenso por el seleccionado, hoy es uno de los 28 técnicos de la Liga Profesional. A los 49 años, dirige a Unión, donde cosechó halagos, se hizo querer, lo salvó del descenso (cómo olvidarse de sus lágrimas en la última función, un 1-0 sobre Tigre y abrazado a su hijo) y hoy, ahora mismo, lo conduce en la cúspide de nuestro medio.

El Tatengue, mientras espía a Colón, su clásico adversario, en la Primera Nacional, tiene 14 puntos, al igual que Huracán. Cuatro victorias, dos empates, ni una derrota. Seis goles a favor, dos en contra. Agobiado por las inhibiciones (como varios actores del fútbol argentino, también los grandes, como San Lorenzo e Independiente), prácticamente sin refuerzos y con jóvenes promesas. El reciente 0-0 con Estudiantes, en La Plata, parece una victoria: el León, aún de capa caída, es el último campeón de la Copa de la Liga y de la Copa Argentina.

Unión juega con lo puesto. Su imagen representa las buenas y malas de nuestro medio. Cotizó a Boca, un competidor sin igual, con Kevin Zenón, el mejor refuerzo xeneize de la última temporada. Ahora, perdió a Mauro Luna Diale, hoy en Ajmat Grozni, de la Liga Premier de Rusia, y es probable la salida de Federico Vera, rumbo a Independiente. Y se sostiene... hasta que no pueda hacerlo más. Porque sus competidores “directos”, siguen de compras, Boca y River no ganan y ya tienen hipótesis de compras, desde Giuliano Galoppo a Rodrigo Garro.

¿Cómo subir la vara con la tesorería en rojo? ¿Cómo pelear un campeonato (la ilusión no entiende de certezas con jóvenes y ausentes)? Kily González estalla contra los dirigentes de Unión, pero atención: su mensaje interpela al fútbol argentino. “Ya manifesté a los dirigentes lo que pretendía, veremos cómo sigue. Se me fueron dos jugadores titulares y necesitamos reforzarnos, estoy convencido que es así. No estoy contento, porque dije que el mejor refuerzo hubiese sido que mantengamos el equipo y no fue así, los dirigentes lo saben, deberán hacer algún esfuerzo para traer a algún jugador. Se lo manifesté al presidente y a los dirigentes, hay otras cuestiones donde no puedo entrar, yo analizo las necesidades futbolísticas y la necesidad de la gente de que podamos competir”, fue su mensaje.

Kily González, siempre vehemente
Kily González, siempre vehemente - Créditos: @Fotobaires

Vehemente en el campo de juego, sin parar de dar indicaciones de aquí para allá, detrás de escena juega más o menos parecido. “Hoy en el mercado argentino está complicado todo, Estudiantes vendió a varios jugadores, y se le hizo difícil contratar a jugadores, a excepción de Boca y River. Pero el resto no me importa, yo quiero que lleguen jugadores a Unión. Como cabeza del fútbol voy a exigir que vengan jugadores”, exclama.

Unión “pelea” el campeonato con lo que les sobra a los demás. Defensa y Justicia fue todo un símbolo de ese estilo en las últimas temporadas, por citar solo un ejemplo. Pero parece una misión imposible. El 4 es Lautaro Vargas, de 19 años; el 2 es Nicolás Paz, de 21; dos de los volantes son Joaquín Mosqueira, de 20, y Simón Rivero, de 21. De los cuatro cambios previstos por González contra Estudiantes, dos fueron los ingresos de Valentín Fascendini, de 21 y Jerónimo Dómina, de 18; el otro, Lucas Gamba, de 37...

Una imagen del luchado 0 a 0 en La Plata
Una imagen del luchado 0 a 0 en La Plata

En el fútbol está todo inventado, la cuestión es la forma o el manejo con los chicos. Me gusta trabajar con los chicos, me gusta trabajar con todos de la misma manera, porque necesitamos de todos. El plantel es corto, son chicos, no solo Rivero y Vargas. Se fueron jugadores y tuvimos que apostar por gente que no venía jugando. No estoy contento ni mucho menos, quiero que el club lo haga, hay una ilusión, la gente quiere un equipo competitivo, y quiero que vengan lo más rápido posible. Estamos atentos a todo lo que pueda surgir, pero está complicado, no podemos pelear como país con la moneda, es entendible y respetable. Tenemos jugadores en vista que nos pueden jerarquizar el plantel, para hacerlo más competitivo. Me encargaré de insistir, los dirigentes saben que no estoy contento, lo digo porque se los dije a ellos”, grita a los cuatro vientos. José Segundo Vanetta, un extremo de 22 años, proveniente de Juventud Antoniana (Federal A), es la única cara nueva.

El entrenador le ofreció un mensaje al fútbol argentino
El entrenador le ofreció un mensaje al fútbol argentino - Créditos: @Fotobaires

Subsistir en la A, en primer lugar, y clasificarse a una copa internacional, en segundo término, parecen ser los únicos objetivos de al menos 20 de los 28 equipos de la extraña Liga Profesional. De los 12 últimos campeonatos (de la Superliga a la Liga Profesional), solo se consagraron los grandes, con una excepción: Lanús, en 2016. Sabe Kily, entonces, que es una misión prácticamente imposible. No así la Copa de la Liga (jugada en la primera parte del año), un certamen corto que invita a todos a creer, por los frenéticos mano a mano. Estudiantes, Rosario Central y Colón lo saben bien.

“Se me fueron dos jugadores, por lo cual quiero mínimamente dos jugadores, para potenciar y mantener el nivel que tenemos en este campeonato, a veces hay que invertir y hacer un esfuerzo. Tengo puesta la camiseta de Unión, pero sé que si pierdo tres partidos me tengo que ir. Pongo la cara, tengo una relación particular con [el presidente] Luis Spahn, intercambiamos opiniones, a veces discutimos, y buscamos mejorar a Unión: si hay que invertir, es para potenciar a la gente joven”, apunta.

Emoción a flor de piel, cuando Unión se mantuvo en primera
Emoción a flor de piel, cuando Unión se mantuvo en primera - Créditos: @Fotobaires

Comprar refuerzos y no poder utilizarlos resulta una problemática que se extiende en el fútbol local. “No entiendo lo de las inhibiciones, desde que llegué estoy viviendo lo mismo. Es muy complicado, lo primero que te dicen los jugadores es que el club está inhibido, y no está bueno. Lo digo porque lo saben todos, todo lo que siento lo digo en la cara. No necesito mandarle mensaje al presidente, hablo directamente con él. Me voy de vacaciones, vuelvo y Unión está inhibido. Hay cuestiones que se tienen que solucionar. El jugador desconfía”, advierte, en un momento de tensión política, en el que el Gobierno pone la lupa sobre el “socialismo pobrista” en el fútbol argentino e impulsa las sociedades anónimas.