¿Cuáles son los métodos que usan los gobiernos autoritarios para influir en las elecciones?

Miembros de una milicia leal al gobierno del presidente Nicolás Maduro en la entrada de un centro de votación en un barrio donde la oposición no tenía observadores electorales en Caracas, la capital de Venezuela. (Alejandro Cegarra/The New York Times)
Miembros de una milicia leal al gobierno del presidente Nicolás Maduro en la entrada de un centro de votación en un barrio donde la oposición no tenía observadores electorales en Caracas, la capital de Venezuela. (Alejandro Cegarra/The New York Times)

Al igual que otros líderes autoritarios de todo el mundo, Maduro ha empleado innumerables tácticas para amañar las elecciones en un intento de obtener legitimidad mientras desvirtúa el proceso democrático.

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El lunes, el presidente Nicolás Maduro fue declarado ganador en la votación presidencial de Venezuela a pesar de las flagrantes irregularidades electorales, lo que ha sumido al país en protestas generalizadas.

La votación se produjo después de que millones de venezolanos apoyaran al candidato de la oposición, Edmundo González, quien sustituyó a la popular líder de la oposición, María Corina Machado, a quien el gobierno de Maduro le prohibió postularse. Maduro fue declarado vencedor por la autoridad electoral del país, que no hizo público el recuento completo de votos, lo que alimentó las sospechas sobre la credibilidad de la victoria de Maduro.

Machado calificó los resultados de “imposibles” y muchos señalaron a la interferencia del gobierno en los centros de votación.

No es la primera vez que se acusa al gobierno de Maduro de presentar resultados electorales falsos. Al igual que otros líderes autoritarios de todo el mundo, Maduro ha empleado innumerables tácticas para amañar las elecciones en un intento de obtener legitimidad desvirtuando el proceso democrático.

A los observadores de la oposición se les negó la entrada a un centro electoral, en Caracas, el domingo. (Alejandro Cegarra/The New York Times)
A los observadores de la oposición se les negó la entrada a un centro electoral, en Caracas, el domingo. (Alejandro Cegarra/The New York Times)

A continuación, analizamos cinco maneras diferentes en que los gobiernos autoritarios pueden amañar las elecciones.

Cooptar diferentes ramas del gobierno

La cooptación de diferentes ramas gubernamentales, como el poder judicial o su órgano legislativo, es una herramienta común utilizada por los gobiernos autoritarios para amañar las elecciones.

Expertos de la Fundación Internacional para los Sistemas Electorales (IFES, por su sigla en inglés), una organización internacional sin fines de lucro con sede en Estados Unidos, señalaron como ejemplo a Nayib Bukele, el presidente de El Salvador. El gobierno de Bukele introdujo cambios que permitieron al órgano legislativo del país aprobar leyes más favorables a su gobierno. Con una supermayoría en el poder legislativo, el partido de Bukele sustituyó a los jueces de la Corte Suprema, que reinterpretó la Constitución del país y le permitió presentarse a la reelección a pesar de la prohibición de que los presidentes ejerzan mandatos consecutivos.

Cuando los líderes autoritarios consolidan su poder haciéndose con el control del poder judicial o legislativo, “disponen de toda una institución sesgada para fallar a su favor”, afirmó Fernanda Buril, subdirectora del grupo.

Máximo Zaldívar, director regional del IFES para América Latina y el Caribe, coincidió y añadió que “el fraude no se produce de la noche a la mañana, es un proceso sistemático y prolongado”. Dijo que los gobiernos autoritarios se preguntan: “¿Tenemos el poder judicial? Sí. ¿Tenemos el ejército? Sí. Marcan esas casillas hasta que pueden ejecutar el plan maestro”.

Eliminar candidatos

Los gobiernos autoritarios de todo el mundo a menudo han tratado de controlar los resultados de las elecciones controlando cuáles son los candidatos que pueden presentarse. El gobierno de Maduro recurrió a los tribunales para excluir a Machado, una líder carismática de las elecciones presidenciales, lo que hizo que su partido tuviera que apoyar como sustituto a González, un diplomático poco conocido.

La teocracia represiva de Irán consolida el poder y controla las elecciones permitiendo que solo los candidatos examinados por el Consejo de Guardianes, un grupo de 12 juristas y clérigos, puedan postularse a las elecciones. Este año, el consejo descalificó a varias mujeres, a un expresidente y a muchos funcionarios del gobierno, reduciendo una lista de 80 a solo seis candidatos que podían participar en las elecciones presidenciales.

En Pakistán, el gobierno encarceló al popular líder de la oposición Imran Khan, y ha amenazado con prohibir el partido Tehreek-e-Insaf, o PTI. Los poderosos militares del país han sido acusados de amañar decenas de elecciones contra el PTI, que goza de una amplia popularidad.

Crear una cultura del miedo

Los gobiernos autoritarios también intentan manipular las elecciones infundiendo miedo en los votantes. En Venezuela, Maduro advirtió siniestramente de un “baño de sangre” si su partido perdía, una amenaza que tiene bases reales: en 2017, los soldados de la Guardia Nacional y las milicias alineadas con Maduro sofocaron violentamente las protestas contra su gobierno.

En Rusia, el presidente Vladimir Putin prohibió las manifestaciones públicas y encarceló a su crítico más destacado, Alexéi Navalny, y a otros opositores, como advertencia a quien pudiera cuestionar su gobierno.

En Siria, el presidente Bashar al Asad ha sofocado a la disidencia mediante la violencia patrocinada por el Estado, encarcelando a quienes han protestado contra él en un sistema de prisiones conocido por realizar torturas y ejecuciones extrajudiciales.

Comprar votos y rellenar papeletas

Algunos gobiernos autoritarios compran votos para mantener el control. El Partido Colorado de Paraguay ha mantenido el poder durante 70 años en parte acorralando a indígenas y pagándoles para que voten por el partido de derecha.

A menor escala, los partidos políticos de México han repartido tarjetas de regalo y otros artículos para ganar elecciones, mientras que en Filipinas, los observadores internacionales han dicho que las elecciones nacionales de 2022 estuvieron plagadas de “flagrante compra de votos”.

Limitar la presencia de observadores externos

En algunos centros de votación venezolanos, los funcionarios se negaron a proporcionar recuentos de votos en papel a los observadores electorales, prohibiendo que los observadores internacionales pudieran verificar los resultados de las elecciones en diferentes lugares de votación. El gobierno de Maduro también expulsó a las misiones diplomáticas de siete países latinoamericanos que criticaron el anuncio oficial de las elecciones.

En las elecciones celebradas en Siria en 2014, el presidente Al Assad recurrió a observadores externos —pero de países autoritarios como Corea del Norte, Irán y Rusia— para presentar la votación como legítima.

Eve Sampson es reportera de información internacional y miembro de la promoción 2024-25 del Times Fellowship, un programa para periodistas en los inicios de su carrera. Más de Eve Sampson.

c. 2024 The New York Times Company