Córdova y Lainez, los hijos pródigos del América que ahora quieren ganarles la Final

Sebastián Córdova festejando un gol a Rayados en la Liguilla del Clausura 2023. (Fredy Lopez/Jam Media/Getty Images)
Sebastián Córdova festejando un gol a Rayados en la Liguilla del Clausura 2023. (Fredy Lopez/Jam Media/Getty Images)

Sebastián Córdova y Diego Lainez fueron hijos pródigos del americanismo. Eran los diferentes, los que iban a revivir la mítica cantera águila. De diversas formas, la afición los adoptó como los niños de casa. Los arroparon, les dieron el voto de confianza incluso en sus peores momentos. Todo para nada. Hoy ambos está en la casa de enfrente y tienen un objetivo claro: ganarle el campeonato al América y llevarlo a las vitrinas de Tigres, en la Final del futbol mexicano.

Cuando Córdova fue ungido con el mítico dorsal 10, en el Apertura 2021, nadie podía dudar de su candidatura a ídolo. Lo tenía todo. Principalmente, una calidad que lo hacía destacar entre sus compañeros y entre todo el futbol mexicano. Además, venía de unos Juegos Olímpicos en los que demostró que, cuando quería, podía jugar a un nivel superlativo. Recibir la playera que portaron Cuauhtémoc Blanco y Carlos Reinoso era un honor y una responsabilidad: el infante que recibe las llaves de casa, porque es grande y ya merece hacerse cargo de algo.

La investidura perdió sentido el mismo torneo. Córdova naufragó sin fin. Perdió la confianza del entrenador Santiago Solari y al acabar el torneo se fue del equipo. Se marchó a Tigres, el equipo que todo lo puede comprar en México. En ese momento, se le tachó de jugador conformista. No quería pelear por un lugar en Coapa y, en cambio, prefería ir a Nuevo León para tener el cobijo de Miguel Herrera, quien lo hizo constante en el América.

Sus andanzas iniciales en Tigres reforzaron esas opiniones. Córdova potenció todo lo que tanto se la ha criticado: indolencia, falta de interés, números raquíticos. Ni con Miguel Herrera ni con Diego Cocca (que lo borró) ni con Marco Antonio Ruiz se ganó un sitio. El fracaso parecía rotundo. Hasta que llegó Robert Dante Siboldi. Entonces Córdova, con todo en contra, demostró por qué es diferente. Cargó el equipo al hombro, fue clave en toda la Liguilla del Clausura 2023, y se coronó campeón del futbol mexicano ante Chivas, en su casa. Entonces se dijo congraciado de abonar a la alegría americanista (por ver perder a los rojiblancos). Su alegría fue la de ellos. Ahora no podrá decir lo mismo. Su alegría, si se da otra vez, será suya y de los Tigres.

Lainez debutó con 16 años cumplidos en el futbol mexicano. El argentino Ricardo La Volpe vio en él cualidades de crack y de inmediato la maquinaría se encendió: el Messi mexicano. La exageración de un lado y otro, aduladores y detractores, hacía imposible distinguir el punto exacto: cuál era la realidad de Lainez. En el América se volvió titular pese a su extrema juventud. Ganó el campeonato del Apertura 2018 y se fue a Europa a precio de promesa mundial: fueron 14 millones de dólares los que pagó el Betis.

Su historia en Europa no fue la que se soñó para él. Acabó a principios de 2023. Pero había algo: seguía siendo muy joven. Si iba a volver, qué mejor que hacerlo a casa. Para recuperar confianza. No fue así. Siguió los pasos de Diego Reyes, otro canterano águila, que en 2019 firmó con Tigres tras finalizar su odisea europea. Lainez ha lidiado con críticas todo el tiempo —y Santiago Baños dijo que pidió una cantidad ilógica de dinero para jugar en el América—. Pero ya fue campeón con la U de Nuevo León y ahora puede serlo por partida doble en un mismo año.

Son los caminos paralelos de dos hijos pródigos del América. Un candidato a ídolo que no quiso serlo. Y el niño de oro que nunca terminó de ser lo que prometía. No por ahora. Buscó otro camino lejos del América. Los dos van por su revancha y por la confirmación de que tuvieron razón. Esa es su partida personal. Es lo que quieren ganar.

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