El círculo de Biden se reduce mientras los demócratas temen la ruina electoral

El presidente Joe Biden, izquierda, y la primera dama Jill Biden llegan a la base aérea McGuire, en el condado de Burlington, Nueva Jersey, el 29 de junio de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times).
El presidente Joe Biden, izquierda, y la primera dama Jill Biden llegan a la base aérea McGuire, en el condado de Burlington, Nueva Jersey, el 29 de junio de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times).

WASHINGTON - En las casi tres semanas transcurridas desde que el presidente Joe Biden subió al escenario del debate en Atlanta y sumió su campaña de reelección en el caos, sus consultas más cercanas no han sido con su jefe de gabinete en la Casa Blanca, su principal estratega de comunicación o incluso el líder de su campaña.

En su lugar, confía en los miembros de su familia –un clan muy unido que incluye a su hijo, Hunter, y a la primera dama, Jill Biden–, junto con un pequeño grupo de leales, para que le ayuden a sortear una crisis de su autoría y apacigüen una creciente rebelión contra su candidatura dentro de su propio partido.

Biden no ha consultado directamente a los encuestadores de su equipo de campaña de 500 personas sobre el estado de la contienda con Donald Trump, sino que ha confiado en Mike Donilon, un viejo amigo, antiguo encuestador y gurú de los mensajes de campaña de Biden, para resumir las cifras, con memorandos regulares y numerosas llamadas telefónicas diarias.

El teléfono siempre ocupado de Steve Ricchetti, un consejero cercano a Biden desde su vicepresidencia, es el principal conducto entre los legisladores preocupados y el presidente.

Biden habla con frecuencia con su hijo, Hunter, quien llama y envía mensajes de texto al presidente y a la primera dama varias veces al día para saber cómo están afrontando la avalancha de escrutinio que rodea la salud, el estado mental y la última campaña presidencial de su padre.

Entrevistas recientes con más de tres decenas de personas, algunas de las cuales hablaron bajo condición de anonimato para poder discutir conversaciones privadas sobre la campaña, revelan una verdad sobre el estado de la contienda electoral del presidente: las personas que ayudan al presidente a salir de la mayor crisis política de su gestión están convencidas en mitificar a Joe Biden como quien lo supera todo con creces y descartan las opiniones contrarias.

Simpatizantes del presidente Joe Biden sostienen pancartas mientras sube al escenario en un mitin de su campaña de reelección en el instituto Renaissance de Detroit el viernes 12 de julio de 2024. (Tierney L. Cross/The New York Times).
Simpatizantes del presidente Joe Biden sostienen pancartas mientras sube al escenario en un mitin de su campaña de reelección en el instituto Renaissance de Detroit el viernes 12 de julio de 2024. (Tierney L. Cross/The New York Times).

El resultado es un enfrentamiento histórico entre Biden y su pequeño círculo íntimo, por un lado, y amplias franjas de votantes y demócratas electos, que temen la ruina electoral en noviembre, por otro.

Es una batalla que Biden ha parecido aceptar en los últimos días. Cuando se le preguntó el lunes por la noche a quién consulta sobre cuestiones como seguir en la campaña o retirarse, el presidente respondió escuetamente: “A mí”.

“Mira, llevo haciendo esto mucho tiempo“, dijo en una entrevista con Lester Holt, de la NBC, y añadió: “Mi agudeza mental ha sido bastante buena”.

Biden ha expresado a sus aliados su frustración por el hecho de que la gente no parece aceptar que es mentalmente convincente y apto para liderar, según una persona familiarizada con su forma de pensar. Y cree que sus encuestas deberían reflejar lo que él considera como sus logros.

El intento de asesinato de Trump el sábado ha acallado parte de la presión pública sobre Biden para que abandone la contienda. Pero el partido sigue muy dividido. Los líderes del Comité Nacional Demócrata están aprovechando el momento para actuar con rapidez para confirmarlo como el candidato presidencial de su partido a fines de julio, según cuatro personas informadas sobre el asunto, mientras que muchos otros demócratas no creen que Biden tenga muchas posibilidades. Las últimas encuestas muestran que Biden va a la zaga en la mayoría o en todos los estados disputados.

Aunque Biden sigue los consejos de su círculo más cercano, ha tratado de demostrar que puede reelegirse en una serie de reuniones con legisladores destinadas a escuchar las preocupaciones sobre su candidatura. Ha mantenido conversaciones privadas con gobernadores y legisladores demócratas. Pero varios participantes dijeron que los encuentros han sido actos controlados en extremo que no han logrado disminuir sus preocupaciones.

El viernes, Biden terminó abruptamente una llamada con miembros hispanos de la Cámara después de que un legislador, el representante Mike Levin, demócrata por California, le pidió abandonar la campaña. Tres participantes familiarizados con esa llamada dijeron que las preguntas fueron preseleccionadas por el personal de Biden. Andrew Bates, portavoz de la Casa Blanca, calificó esa afirmación de “falsa”.

El sábado, mientras Biden se preparaba para reunirse con miembros centristas de la Cámara, varios participantes dijeron que el equipo de campaña de Biden trató de solicitar preguntas de antemano, lo que Bates también negó.

“No quieren oír mi pregunta, que es: ‘¿Está cegado? ¿Ha oído lo que dicen las encuestas, que ya no son tres los estados indecisos, sino siete o diez?’”, dijo Mike Quigley, un demócrata que representa al estado de Illinois, quien aboga por que Biden se retire. “Las cifras no nos favorecen, muestran que hay más estados indecisos, así como más escaños en el Congreso en disputa. Es lo contrario”.

Otros legisladores afirman que les sigue extrañando que Biden no haya hecho más por acercarse a los miembros de la Cámara de Representantes y del Senado, incluida una visita al Capitolio, al que Biden tiene un profundo respeto por haber pasado ahí 36 años.

Como ha hecho durante gran parte de su carrera, Biden depende en gran medida de los comentarios de su reducido grupo de asesores, entre los que también se encuentra Bruce Reed, que aconseja al presidente en materia de políticas públicas y redacta muchos de sus discursos. Reed y Anita Dunn, asesora principal de comunicaciones del presidente, elaboraron la agenda de los 100 días que Biden presentó en un mitin el viernes.

Sus aliados más cercanos, como Ron Klain, ex jefe de gabinete de Biden, y el senador demócrata por Delaware Chris Coons, también figuran entre sus principales contactos. Biden ha decidido seguir su consejo en lugar de solicitar una amplia gama de puntos de vista dentro de un partido que permanece ferozmente dividido sobre su candidatura. Y todos apuestan a que, a sus 81 años, dará la mayor sorpresa de su carrera política.

Para complicar las cosas a quienes esperan que Biden se haga a un lado, el jueves estuvo mucho mejor en una rueda de prensa de casi una hora que en el debate. También tuvo una actuación enérgica el viernes en un mitin en Míchigan, donde fue animado por una multitud que abucheó y señaló a la prensa cuando criticó su cobertura mediática.

Y tiene partidarios que se sienten alentados por lo que ven.

“El presidente Biden aprovechó el momento para llamar a este país a unirse y rechazar todo tipo de violencia política”, dijo el representante Ro Khanna, demócrata por California. “En términos de su campaña, lo que se necesita es una agenda audaz para 2024 que incluya fijar límites a los alquileres, ampliar la Seguridad Social y acabar con la deuda médica. Por fin dio un paso adelante al ofrecer eso en Detroit”.

Los asesores de la Casa Blanca rebatieron la afirmación de que Biden se ha cerrado a voces externas.

“El presidente Biden está increíblemente orgulloso del equipo tan completo que ha conformado, con el que está luchando por las familias de clase media, por nuestras libertades y por el Estado de derecho”, dijo Bates, portavoz de la Casa Blanca. “El presidente se reúne con frecuencia con una amplia variedad de funcionarios gubernamentales, desde expertos en políticas públicas hasta miembros del equipo que se relacionan con todo tipo de comunidades, incluidos gobernadores, alcaldes y miembros del Congreso”.

Bates añadió: “No ha hecho cambios en el grupo de asesores a los que consulta, en los que confía porque han demostrado la integridad necesaria para decir la verdad y tener siempre presente el bienestar del pueblo estadounidense”.

Miembros de la familia Biden y aliados han acusado a Dunn y a otros, en público y en privado, de haberle tendido una trampa a Biden para que fracasara en el debate y de limitar sus apariciones públicas, una acusación injusta según sus defensores en la Casa Blanca. Biden ha dicho a los miembros de su equipo de preparación del debate, dirigido por Klain y otros asesores, entre ellos Reed y Donilon, que no está molesto con ellos, dijeron dos personas familiarizadas con esas conversaciones.

Algunos colaboradores de Biden se sintieron aliviados el jueves por la noche cuando el presidente pareció abrir la puerta a un argumento basado en datos de que no podía ganar las elecciones, diciendo que abandonaría la campaña si sus asesores le decían: “no tienes posibilidades de ganar”.

Pero Biden se apresuró a rechazar esa posibilidad: “Nadie dice eso. Ninguna encuesta dice eso”. Su negativa suscitó preguntas entre algunos asesores sobre qué información se le ha mostrado al presidente.

Sin duda, Biden tiene acceso a encuestas externas. Es un lector habitual de periódicos que hacen encuestas de alta calidad, como The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post, según personas familiarizadas con su dieta mediática.

Pero el presidente ha cuestionado repetida y públicamente la fiabilidad de los datos de las encuestas, preguntándose en voz alta en su rueda de prensa y a George Stephanopoulos en una entrevista en ABC a principios de este mes si las encuestas eran “tan precisas como solían ser”.

c.2024 The New York Times Company