Boca - River, sin término medio por la Copa de la Liga, en un superclásico para polarizar emociones

Nacho Fernández y Edinson Cavani, protagonistas del último superclásico, jugado en el Monumental, volverán a cruzarse este domingo en Córdoba, en uno de los cuartos de final por la Copa de la Liga.
Nacho Fernández y Edinson Cavani, protagonistas del último superclásico, jugado en el Monumental, volverán a cruzarse este domingo en Córdoba, en uno de los cuartos de final por la Copa de la Liga. - Créditos: @Aníbal Greco

CÓRDOBA (enviado especial).– Si todo Boca-River se sostiene en su simple enunciado, el marco de una eliminatoria potencia todos los significados y consecuencias. Cuando uno pasa y el otro se queda en el camino, aumenta la tentación de sacar conclusiones definitivas, de hacer más profunda la divisoria de aguas. El extremismo es inherente al superclásico, de lo contrario no sería el partido más importante de nuestro fútbol ni concitaría una atención global. Ni sería utilizado por Claudio Tapia para enorgullecerse por ser “el presidente de la mejor liga del mundo”, afirmación de escasa o nula veracidad. A pocos metros del presidente de la AFA estaba Juan Román Riquelme para desmentirlo sutilmente: “Algo mal habremos hecho para que no se juegue con las dos hinchadas, como cuando yo jugaba”.

Pero bueno, el fútbol argentino vive en diferentes dimensiones, tantas como permite su gigantismo de un torneo con 28 equipos. Su estructura delata sus falencias: de una etapa de grupos con solo hinchas locales, restricción que ya quedó instaurada por una inseguridad que nunca se intentó cortar de raíz, se pasa a los playoffs a un solo encuentro, que no dejan otra opción que estadios con las dos parcialidades.

Miguel Borja y otros jugadores saludan a hinchas en la llegada de la delegación de River al hotel de Córdoba
Miguel Borja y otros jugadores saludan a hinchas en la llegada de la delegación de River al hotel de Córdoba - Créditos: @Marcelo Manera

Boca y River, en busca de las semifinales de la Copa de la Liga, se dividirán en dos mitades la capacidad del Mario Kempes. Será desde temprano, a las 15.30, antes de que las sombras del atardecer aumenten y favorezcan las probabilidades de incidentes. Solo los penales (no hay alargue en caso de empate) pueden alargar la tarde cordobesa, cuyo pronóstico meteorológico es nublado con lluvias.

Desde que Javier Castrilli, como funcionario del organismo de seguridad, prohibió la asistencia visitante en las semifinales de la Copa Libertadores 2004, los ambientes de un superclásico fueron mayormente monocromáticos, salvo excepciones en los torneos locales y los últimos dos antecedentes, ambos en 2018: la final de la Supercopa Argentina (Mendoza) y el desquite de la Copa Libertadores (Madrid).

El último martes, el gol de Defensa y Justicia a 25 minutos del final para ganarle a Newell’s cruzó los caminos de Boca y River en los cuartos de final. Nunca en su largo historial se enfrentaron con tanta asiduidad en los denominados mata-mata, sea por competencia local o internacional. Será la octava vez desde 2014, cuando dirimieron las semifinales de la Copa Sudamericana. Tomando ese corte, cinco series fueron para River y dos para Boca, las últimas, ambas sin público y por penales, a causa de las restricciones por la pandemia. Desde principios de este siglo hasta 2014, solo hubo dos choques, favorables a Boca. Una recopilación cargada y frecuente la de este siglo, si se la compara con la de toda la centuria anterior, con 11 mata-mata.

La vigilia de los hinchas de Boca para recibir al plantel en el arribo a Córdoba
La vigilia de los hinchas de Boca para recibir al plantel en el arribo a Córdoba - Créditos: @Mario Sar

River llega como puntero de la Zona A y Boca, tras finalizar cuarto en la B. Una diferencia de ubicación que es insuficiente para hablar de favorito o candidato, deducciones que generalmente no tienen cabida en un superclásico. La mejor aproximación que se puede hacer al partido es la referida al momento futbolístico de cada uno. Y en este sentido, River y Boca se están aproximando a lo que quieren ser, aun con un margen de mejora en los dos.

Si alguna ventaja tiene River es que lleva más tiempo que Boca con una idea y estilo de juego asimilados. No tiene dudas sobre su plan, lo ejecuta desde hace casi un año y medio, cuando Martín Demichelis asumió con un guion que no difiere demasiado del que pregonaba Marcelo Gallardo. Una propuesta reconocible en la ambición ofensiva, la necesidad de controlar la pelota, subir la presión y tomar riesgos. Si algo le faltaba es la sintonía fina de encontrar a los mejores intérpretes, tarea que al técnico se le dificultó desde las partidas de Enzo Pérez y De la Cruz.

En la búsqueda, varió intérpretes y planteos, con dos y tres delanteros. En los últimos encuentros, todo decantó hacia la titularidad de Villagra y Echeverri. Miguel Borja, ausente frente a Instituto por una molestia muscular, sería titular, junto con Solari. River ya no tuvo al colombiano en sus mejores condiciones en el superclásico de hace dos meses, en el 1-1 en el Monumental. En cualquier caso, Facundo Colidio se destapó como goleador con el hat-trick en Córdoba. También se hizo un intenso trabajo de recuperación sobre una rodilla de Paulo Díaz, el líder de la defensa. Los superclásicos marcan, lo puede atestiguar Sant’Anna, que tras dejarse desbordar por Lautaro Blanco en el gol del Medina en el Monumental no volvió a aparecer más en la Copa de la Liga.

Sergio Romero atrapa la pelota en las alturas, entre Leandro González Pirez y Cristian Lema, durante el último superclásico
Sergio Romero atrapa la pelota en las alturas, entre Leandro González Pirez y Cristian Lema, durante el último superclásico - Créditos: @Walter Manuel Cortina

Boca llega en crecimiento, el ciclo de Diego Martínez, en su cuarto mes, tiende a afianzarse. Varios de los últimos rendimientos (ante Newell’s. Racing y San Lorenzo) despertaron entusiasmo y tuvieron la bendición de los buenos resultados, algo fundamental para un entrenador que necesita ensanchar su espalda y despejar dudas.

Las evidencias indican que Boca acertó más que River en el mercado de pases: Lautaro Blanco –marca dura, proyección y asistencias– y Kevin Zenón –zurda fina para asociarse, filtrar pases y llegar– tuvieron un impacto inmediato, desde lo individual potenciaron lo colectivo. Y con una demora de seis meses desde su incorporación, Edinson Cavani se empieza a parecer al delantero que triunfó en Europa: sus ocho goles en los últimos ocho partidos son el mejor preámbulo para sacarse la espina de sus dos superclásicos anteriores, con un gol no convalidado por milésimas por el VAR y un segundo capítulo en el Monumental en un tono muy gris. Un cambio obligado tendrá Boca por la suspensión de Medina, autor del empate en el Monumental: el juvenil Jabes Saralegui, que ya fue titular hacer casi tres meses, asumirá la faceta de volante mixto, para recuperar y jugar.

Lo más destacado del último superclásico, jugado el 25 de febrero

El superclásico tendrá al mismo árbitro que el último antecedente: Yael Falcón Pérez, próximo representante argentino en los Juegos Olímpicos de París. Se le recuerda haber sido permisivo con Marcelo Herrera, solo amonestado, cuando cometió faltas para recibir dos amarillas.

Boca-River, duelo repetido últimamente en la cancha, tendrá en las tribunas la rivalidad recuperada de la polifonía de las dos hinchadas. Y un resultado que, sin términos medios, polarizará las emociones.

Probables formaciones

  • Boca: Sergio Romero; Luis Advíncula, Cristian Lema, Marcos Rojo y Lautaro Blanco; Guillermo Fernández, Ezequiel Fernández, Jabes Saralegui y Kevin Zenón; Miguel Merentiel y Edinson Cavani. Director técnico: Diego Martínez.

  • River: Franco Armani; Marcelo Herrera; Leandro González Pirez, Paulo Díaz y Enzo Díaz; Ignacio Fernández, Rodrigo Villagra y Rodrigo Aliendro; Claudio Echeverri; Pablo Solari y Miguel Borja. Director técnico: Martín Demichelis.

  • Hora: 15.30.

  • Árbitro: Yael Falcón Pérez.

  • Estadio: Mario Kempes, Córdoba.

  • TV: ESPN Premium y TNT Sports.