Autonomía diferenciada: revuelo en Italia por un proyecto de un aliado de Meloni que podría “partir” al país

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, de pie junto al ministro de Infraestructura, Matteo Salvini, en el Parlamento de Italia, en Roma el 23 de octubre de 2022. (Foto AP/Alessandra Tarantino)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, de pie junto al ministro de Infraestructura, Matteo Salvini, en el Parlamento de Italia, en Roma el 23 de octubre de 2022. (Foto AP/Alessandra Tarantino)

ROMA.- El Senado de Italia le dio su primera luz verde el martes pasado a la autonomia differenziata (autonomía diferenciada), un proyecto de ley que apunta a darle mucha más autonomía en temas clave a las regiones de Italia. Se trata del viejo sueño y caballito de batalla de la antes separatista Liga Norte, partido secesionista creado hace 27 años por Umberto Bossi que acusaba a la “Roma ladrona” de centralismo -luego pasó a llamarse Liga y tiene como líder a Matteo Salvini- y que, según la oposición de centroizquierda, amenaza con “partir” a Italia dramáticamente: con las pobres regiones del Sur, cada vez más pobres y las ricas, del Norte, cada vez más ricas.

Aunque la Liga Norte abandonó hace años su idea de secesión y de formar una “Padania” independiente, como tuvo en sus albores, nunca dejó de lado su reclamo por más libertad de cara al centralismo y burocracia romanos. Fue en este marco que, en octubre de 2017, en las prósperas regiones del Véneto y Lombardía, gobernadas por la Liga, se celebraron referéndums consultivos y no vinculantes, en los que la gran mayoría confirmó su deseo de más autonomía.

Es en este caldo de cultivo que Roberto Calderoli, ministro de Asuntos Regionales y viejo referente de la Liga, presentó su polémico proyecto de ley de “autonomía diferenciada”. Éste contempla que las regiones puedan hacer acuerdos con el Estado para asumir o aumentar competencias en materias que en algunos casos están exclusivamente en sus manos, entre ellos sanidad, instrucción, universidad, investigación, previsión social, cultura, infraestructura, protección civil y comercio exterior.

El riesgo, acusan los detractores, es que en Italia pueda en el futuro llegar a haber, por ejemplo, 20 sistemas escolares distintos y, sobre todo, puedan aumentar las desigualdades, que ya existen, en muchas otras materias relevantes, entre ellas, la salud.

El ministro de Infraestructura italiano Matteo Salvini habla en una conferencia de prensa en Roma, 4 de abril de 2023. (AP Foto/Domenico Stinellis,)
El ministro de Infraestructura italiano Matteo Salvini habla en una conferencia de prensa en Roma, 4 de abril de 2023. (AP Foto/Domenico Stinellis,) - Créditos: @Domenico Stinellis

Aunque para exorcizar esto, el proyecto de ley prevé la implementación de los “Lep”, acrónimo en italiano de “niveles esenciales de prestaciones” relativas a los derechos sociales, que el gobierno tendría 24 meses para identificar y que deberían ser garantizados “sobre todo el territorio nacional”, pero que significarían costos enormes para un país con crecimiento económico mínimo y serios problemas de deuda pública.

Sesión caótica

El martes pasado, en una sesión que fue considerada por la Liga “un primer paso histórico” —ya que aún falta que la ley pase por Diputados—, hubo caos en el Senado. Mientras algunos senadores celebraban esta primera luz verde a la ley (con 110 votos a favor, 64 en contra y 3 abstenciones) con una vieja bandera bordó y dorada con el León de San Marcos, símbolo del Véneto, la oposición sacó a relucir las banderas con el “tricolore” italiano y entonó el himno nacional para protestar en contra de un proyecto rebautizado spacca Italia (“destroza Italia”), porque, según su punto de vista, “rompe” o “parte en dos” al país.

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Más allá de las lógicas controversias, se trató de una primera victoria a medias para Matteo Salvini, líder de la Liga, vicepremier y ministro de Infraestructura del gobierno de derecha de Giorgia Meloni, con quien mantiene una rivalidad interna en vista de las elecciones para renovar el Parlamento europeo de junio próximo. Entonces, su agrupación y Hermanos de Italia —la primera fuerza política del país, de la premier—, medirán fuerzas y Salvini espera para ese momento haber logrado concretar la autonomía, vieja promesa de campaña de su partido.

“Es una batalla histórica de la Liga y un paso importante hacia un país más moderno y eficiente”, celebró en sus redes sociales Salvini, que sabe que si logró esta primera aprobación de la “autonomía diferenciada” en el Senado fue gracias a los votos aportados por Hermanos de Italia, con quien habría acordado, a cambio, un respaldo al proyecto de Meloni de “premierato”, es decir, para una reforma constitucional que busca ampliar los poderes del primer ministro.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, responde a periodistas durante su conferencia de prensa de fin de año en Roma, el jueves 4 de enero de 2024. (AP/Andrew Medichini)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, responde a periodistas durante su conferencia de prensa de fin de año en Roma, el jueves 4 de enero de 2024. (AP/Andrew Medichini) - Créditos: @Andrew Medichini

“Es una jornada muy triste: la nacionalista Meloni quiere pasar a la historia como la premier que partió a Italia y que hace que se cumpla el sueño secesionista de la Liga”, comentó Elly Schlein, líder del Partido Democrático (PD), el principal de la oposición. Schlein acusó incluso a la premier “de haber cedido a este horrendo trueque por fines políticos, por la reforma del premierado”.

El expremier Giuseppe Conte, líder del Movimiento Cinco Estrellas, se expresó en un tono similar: “Meloni destroza al país, dejando en un callejón sin salida a los territorios más perjudicados, en lugar de relanzarlos por el bien de todos”.

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En un artículo en el diario La Repubblica, el ensayista Isaia Sales no ocultó su alarma: advirtió que hasta ahora “ningún gobierno jamás había puesto en discusión el mismo concepto de nación, nadie había apuntado a cuestionar las razones concretas del estar juntos, de territorios distintos, en una única entidad estatal capaz de garantizar a todos los mismos derechos y las misas oportunidades”. “Y es singular que todo esto ocurra con un gobierno presidido por la representante de una fuerza política que siempre consideró el binomio patria-Estado un mantra político identitario”, agregó, en referencia a Meloni. “¿Cómo puede alguien ser al mismo tiempo nacionalista-patriótico y localista exasperado?”, se preguntó.

Lo cierto es que no sólo la Confindustria -es decir, la UIA local- manifestó sus dudas ante la autonomía diferenciada porque “podría acentuar las diferencias”, como advirtió su vicepresidente, Vito Grassi, sino también la siempre influyente Iglesia católica y el Vaticano. “¿Más autónomos o solos?”, comentó Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal italiana, mientras que el cardenal Pietro Parolin, brazo derecho del papa Francisco y secretario de Estado de la Santa Sede, que es oriundo del Véneto, también ostentó gran perplejidad: “¿Es este el modo de ser más solidarios, conociendo la gran brecha que existe entre el Norte y el Sur?”, se preguntó, al mostrarse especialmente preocupado, como la gran mayoría, sobre lo que podría pasar en términos de prestaciones sanitarias.

El cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, advirtió que los obispos del Sur están “en pie de guerra”. Lo mismo hizo saber la oposición, que ya adelantó que de aprobarse la ley de “autonomía differenziata” habrá una enorme movilización en su contra, que incluirá una campaña para que se celebre un referéndum abrogativo.