Entre demonios y brujas, los Yankees no olvidarán este Halloween. Lo de los Dodgers va para largo

Los Yankees nunca iban a ganar esta Serie Mundial. Al menos sus posibilidades de hacerlo eran lo más pegadas a cero posibles porque todo conspiraba en contra de ellos: desde la profundidad de los Dodgers hasta ese hueco enorme de 0-3 en que se metieron desde el principio de este enfrentamiento.

El colapso épico y las dos remontadas de los angelinos dotaron de un tinte dramático el final, pero Nueva York dependía casi exclusivamente de que sus sluggers pegaran cuadrangulares en toneladas industriales y, a veces, ni siquiera eso era suficiente.

Después de tres errores, una interferencia del receptor y un balk, nada ilustraba mejor la debacle de los Mulos de Manhattan que el momento en que Gerrit Cole falló en ir a cubrir en un jugada en la inicial, dejando al muy alejado y lento Anthony Rizzo con la tarea de pisar a tiempo.

El rostro de Cole era un poema, como si quisiera descargar toda la culpa en Rizzo, pero sabiendo en el fondo que le tocaba por el libro acudir allí a donde se había producido el batazo. Oh, bueno, será para la otra, si es que esa otra oportunidad de asistir a una Serie Mundial se produce pronto.

Pero en este día de brujas y demonios que se celebra bajo el nombre de Halloween, los Yankees tendrán que lidiar con los suyos durante un buen tiempo. Y a ver si redondean un club capaz de contender con estos Dodgers que seguirán teniendo a estrellas de primera magnitud.

FREEMAN EL JUGADOR MÁS VALIOSO DE LA SERIE MUNDIAL

Quien vio a Freeman cojear y apenas ser un factor en la Serie de Campeonato contra los Mets de Nueva York, debe haber quedado maravillado con la producción ofensiva y la intensidad del inicialista de los Dodgers, quien acaba de ganarse su segundo anillo de campeón.

Con un Shohei Ohtani limitado por una lesión en el brazo, Freeman -que ya sabe lo que significa ganar en esta instancia con los Bravos- se echó al equipo al hombro y fue elegido como el Jugador Más Valioso del Clásico de Octubre que lleva el nombre del inolvidable Willie Mays.

En solo cinco partidos, Freeman impulsó 12 carreras para empatar el récord de la Serie Mundial establecido por Bobby Richardson, de los Yankees, en 1960 (en siete juegos y pegó cuadrangulares en cada uno de los cuatro primeros partidos del Clásico de Otoño para unirse a George Springer (2017), de los Astros, como los únicos en lograrlo.

De esta manera, Freeman extendió su racha personal de jonrones en Series Mundiales a seis, dejando de paso una línea ofensiva de .300/.364/1.000. Tras 15 temporadas en las Mayores, a nadie le asombre que cinco años después de su retiro reciba una llamada de Cooperstown.

DE LOS GRANDES Y DE LOS CHICOS

Sin duda, la temporada de los Dodgers será recordada por la magia de un Ohtani que inventó el club 50 HR/50 bases robadas que dejó récords personales en cuadrangulares, impulsadas, dobles, hits y anotadas, y que muy seguramente será nombrado el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional.

También será tenida en cuenta en la historia por todo lo hablado de Freeman en la Serie Mundial y un Mookie Betts, quien se convirtió en el único jugador en activo que gana tres anillos de un Clásico de Octubre, pero nadie podrá olvidar la suma de sus partes menos significativas.

Desde un Tommy Edman que fue elegido el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato, a un Will Smith que guió con mano sabia un cuerpo de lanzadores que oficializó el “día de bullpen’’ como si fuera lo más natural del mundo, a un Kike Hernández que bateó horrores en la postemporada, los Dodgers recibieron contribuciones de todas partes y de todos sus hombres.

Por eso son los campeones de la Serie Mundial. Ah, y no olviden que Ohtani volverá a lanzar el próximo año.

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