Cirujano de UM programó cirugías simultáneas para aumentar su sueldo en este hospital

El Dr. Joseph Lamelas había sido un cirujano cardíaco estrella en Mount Sinai Medical Center de Miami Beach cuando Baylor College of Medicine se lo llevó a Houston en enero de 2017 para unirse a un equipo de cirujanos de élite que hacían miles de operaciones de corazón en quirófanos dobles al mismo tiempo.

Con un volumen de pacientes y una productividad quirúrgica tan extraordinarios, el traslado a Baylor resultó muy lucrativo para Lamelas.

Fuera de la unidad de cuidados intensivos de Baylor St. Luke’s Medical Center, Lamelas le confió a otro cirujano cardíaco que su paquete retributivo se basaba en un sistema de “pago por procedimiento”, según el cual cuanto más facturaba, más cobraba, el plan de pago estándar para los mejores cirujanos cardíacos del hospital universitario de Baylor, según una denuncia federal presentada en Texas.

Sobre la base de ese incentivo, Lamelas y otros dos cirujanos cardíacos hicieron doble reserva de sus pacientes quirúrgicos para cientos de operaciones cardíacas simultáneas en Baylor St. Luke’s Medical Center, según las autoridades federales. Al hacerlo, Lamelas y sus dos colegas dijeron falsamente en los registros médicos que estaban presentes durante la totalidad de cada procedimiento cardíaco superpuesto en sus facturas a Medicare, cuando en realidad “médicos en prácticas” llevaron a cabo las cirugías porque los cirujanos no podían estar en dos lugares a la vez, dijeron las autoridades.

De acuerdo con la demanda del Departamento de Justicia (DOJ), Lamelas solía dejar constancia de que “yo hice esta intervención” en el historial médico de cada operación.

La doble reserva simultánea de cirugías dio beneficios tanto a los cirujanos como al hospital: entre 2013 y 2019, el hospital universitario afiliado a Baylor aumentó sus ingresos en unos 1$50 millones solo con los casos de estos tres cirujanos, según la demanda de DOJ.

Y ¿los tres cirujanos? Disfrutaron de paquetes de compensación unas cuatro veces superiores al promedio de su especialidad en Houston, llegando a más de $2 millones al año”, se lee en la demanda.

El otro cirujano de Baylor en quien Lamelas confió llevó esta información privilegiada y montones de otras pruebas a la atención del gobierno federal en una denuncia de denunciante sellada bajo la Ley de Reclamaciones Falsas (FCA) en agosto de 2019. Para entonces, el período de dos años de Lamelas en Baylor había terminado con su contratación por la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami (UM) a principios de ese año.

Dr. Joseph Lamelas, jefe y director del programa de cirugía cardiaca del Sistema de Salud de la Universidad de Miami (UM).
Dr. Joseph Lamelas, jefe y director del programa de cirugía cardiaca del Sistema de Salud de la Universidad de Miami (UM).

El acuerdo de $15 millones es “la punta del iceberg”

Lamelas y los otros dos cirujanos de Baylor están en el centro del caso de facturación falsa del gobierno. El mes pasado, Baylor College of Medicine y St. Luke’s Medical Center acordaron pagar $15 millones al DOJ. El acuerdo se deriva de la demanda del DOJ que acusa a las partes de facturar ilegalmente al Medicare, alegando que sus cirujanos cardíacos estaban haciendo múltiples procedimientos cardíacos simultáneamente en quirófanos adyacentes, una práctica conocida como cirugías “concurrentes”.

“Esto es solo la punta del iceberg”, dijeron los abogados del DOJ en la demanda de 2022 basada en la denuncia original del denunciante, que nombraba como acusados a Lamelas, a otros dos cirujanos de Baylor St. Luke’s Medical Center, a Baylor College of Medicine y al hospital universitario.

“Hay muchos ejemplos de cirujanos cardíacos experimentados en Baylor que hicieron declaraciones falsas sobre su presencia en la totalidad de múltiples cirugías simultáneas durante el periodo de 10 años antes de que se presentara este caso”, puede leerse en la demanda. “Baylor conocía y facilitó la presentación de estas declaraciones falsas [a Medicare] por parte de sus médicos docentes”.

Lamelas, quien fue contratado a principios de 2019 por la Facultad de Medicina Miller de UM, sigue siendo considerado un cirujano cardíaco destacado, en particular por su trabajo pionero en el campo de las cirugías cardíacas mínimamente invasivas. Lo que no está claro es si el cirujano de UM, de 63 años, sigue con su práctica de hacer cirugías cardíacas “concurrentes” en el hospital de UM.

UM, una institución privada, se negó a facilitarle esa información al Miami Herald, limitándose a decir que no hará comentarios sobre el acuerdo. UM tampoco puso a Lamelas a disposición para una entrevista y no respondió a un correo electrónico de Herald en busca de comentarios.

Cuando la escuela de medicina de UM anunció la contratación de su nuevo jefe de cirugía cardiotorácica a principios de 2019, señaló el gran número de cirugías cardíacas hechas por Lamelas: más de 16,000.

Cinco años después, Lamelas dijo que ha operado a más de 18,000 pacientes cardíacos a lo largo de sus 33 años de carrera, de acuerdo con un reporte de noticias locales.

Si se dividen 18,000 cirugías por 33 años, las matemáticas muestran que Lamelas habría llevado a cabo 545 cirugías en un año determinado, “un número extremadamente alto”, dijo el Dr. Alexander Marmureanu, cirujano cardíaco de Los Ángeles.

Un estudio de 2018 publicado en Journal of Thoracic and Cardiovascular Surgery señaló que, en 2010, el número de casos hechos por cirujano cardiotorácico en Estados Unidos promedió 135 por año. El número de casos del estudio se basó en la cirugía cardíaca, así como en la cirugía pulmonar y esofágica.

Y el tipo de cirugía en la que se especializa Lamelas —reparaciones de la válvula mitral— puede durar, en promedio, cuatro horas, dijo Marmureanu.

Lamelas, en un video de UM, dijo que hace de tres a cinco cirugías al día. En 2022, UM le pagó más de $3 millones, de acuerdo con los formularios fiscales presentados en Guidestar, que rastrea información financiera sobre organizaciones sin ánimo de lucro, incluidas sus personas mejor pagadas.

Los federales dijeron que “se dedicaba” a operaciones de corazón

Luke’s Medical Center, Lamelas y los otros dos cirujanos cardíacos —el Dr. Joseph Coselli, de 71 años, y el Dr. David Ott, de 77— de beneficiarse económicamente de la doble reservación de sus operaciones de corazón, sin estar totalmente presentes durante las mismas.

De acuerdo con la demanda federal, los tres cirujanos llevaron a cabo más de 7,000 cirugías cardiovasculares en Baylor St. Luke’s entre junio de 2013 y diciembre de 2020, lo que equivale a más de 300 casos de media por médico y año. EL promedio anual era mucho mayor para Ott y Coselli, dado que Lamelas solo estuvo dos años en el Baylor. Las autoridades federales estimaban que Ott realizaba unos 550 casos al año, Coselli unos 450 y Lamelas más de 350.

“Este volumen quirúrgico cardíaco es más de dos a cuatro veces superior al promedio de intervenciones hechas por cirujanos cardiacos en Estados Unidos y no puede llevarse a cabo sin intervenciones quirúrgicas simultáneas concertadas y solapadas”, se ve en la demanda del gobierno, que añade que el 80% de las operaciones de los tres cirujanos de Baylor se solapaban con otras programadas simultáneamente con los mismos tres médicos docentes.

“En resumen, los médicos docentes llevaron a cabo el mayor número posible de intervenciones quirúrgicas cardíacas para generar ingresos para Baylor, al margen de las normas [de Medicare], y fueron recompensados con cuantiosas indemnizaciones”, puede verse en la demanda, señalando que “el plan no podría haberse llevado a cabo durante tanto tiempo sin la conspiración concertada de todos los acusados para defraudar al estado”.

En uno de los casos señalados en la demanda, Coselli, ahora vicepresidente ejecutivo del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de Baylor, tenía “programadas más de 32 horas de operaciones en 16 horas”. Ese día, cada hora entre las 7:50 y las 2:00 a.m. siguiente estaba reservada para dos o cuatro operaciones simultáneas”.

Las normas de Medicare exigen que los cirujanos estén presentes al menos en las partes críticas de las operaciones, aunque se permite cierto solapamiento de las operaciones.

Un portavoz de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid dijo en un correo electrónico al Herald que la agencia federal “toma el fraude al Medicare y el Medicaid de manera muy seria, así que estamos comprometidos a tomar medidas rápidas y agresivas para identificar e investigar el fraude”. No quiso hacer comentarios sobre este caso.

Los abogados del DOJ señalaron en la demanda que las operaciones cirugías concurrentes están permitidas para facilitar el uso de cirujanos altamente cualificados de forma más eficiente, pero también dijeron que esas normas para los médicos docentes de Baylor St. Luke’s Medical Center y otros hospitales docentes similares de todo el país deben seguirse estrictamente para garantizar la atención al paciente, la capacitación de los estudiantes y la facturación honesta al programa Medicare, financiado por los contribuyentes.

Los abogados del DOJ dijeron en la demanda que los tres cirujanos y sus instituciones participaron en “cientos de incidentes de mentiras descaradas y declaraciones engañosas e incompletas para falsificar historiales médicos de casos superpuestos con el fin de ocultar [sus infracciones en la facturación de Medicare] al gobierno”.

Al no estar presentes durante las operaciones de corazón solapadas cuando iban de un quirófano a otro, los cirujanos generaban más ingresos hospitalarios procedentes de los reembolsos de Medicare “para justificar unos salarios desproporcionados”.

Como resultado, dijeron los abogados de DOJ, los cirujanos de Baylor St. Luke’s crearon una “relación financiera ilícita con el fin de aumentar los reembolsos de Medicare”, calificándola de “violación de libro de texto de la Ley Stark”.

En virtud de esa ley, que prohíbe a los médicos remitir pacientes a entidades con las que tengan intereses financieros, al menos dos de los cirujanos —Coselli y Lamelas— tenían un conflicto de intereses inherente, porque eran empleados de la Facultad de Medicina Baylor, que participa en el hospital universitario, St. Luke’s Medical Center.

Las autoridades federales acusaron a los cirujanos de infringir la Ley Stark al remitir a sus pacientes a St. Luke’s para su propio beneficio económico, sin darles la opción de someterse a cirugía cardíaca en otro hospital.

Ott, antiguo jefe del servicio cardiovascular de St. Luke’s Medical Center, estaba afiliado al grupo de práctica médica Surgical Associates of Texas.

De acuerdo con los términos del acuerdo de conciliación de $15 millones, se pagarán algo más de $3 millones al denunciante de DOJ, el Dr. Jeffrey Morgan, antiguo cirujano cardíaco de Baylor College of Medicine.

Cuando el DOJ anunció el acuerdo en junio, la Facultad de Medicina Baylor, que no está afiliada a la Universidad Baylor, emitió un comunicado en el que negaba haber cometido infracción alguna.

“Baylor College of Medicine no incurrió en ninguna conducta que infrinja las leyes o reglamentos federales aplicables; también es importante señalar que no se perjudicó a ningún paciente”, dijo en el comunicado Robert Corrigan Jr, asesor jurídico de Baylor College of Medicine.

“El acuerdo de conciliación reconoce que la Escuela de Medicina de Baylor niega que haya habido una infracción de la legislación federal y que el hecho de que este forme parte del acuerdo no supone una admisión de responsabilidad por parte de Baylor”, señala el comunicado. “El lugar decidió resolver amistosamente la disputa antes de un juicio sobre el fondo después de considerar el costo y los gastos incurridos por Baylor hasta la fecha, al igual que los costos y gastos futuros previstos, incluidos los honorarios de los abogados”.

Acuerdos similares

El acuerdo de DOJ con la facultad de medicina de Baylor y su hospital universitario es el último de una serie de medidas enérgicas del gobierno contra la facturación ilegal a Medicare generada por destacados cirujanos que hacen cirugías “concurrentes”.

La aplicación de importantes medidas federales siguió a una serie de Boston Globe Spotlight Team en 2015 que reveló por primera vez la controversia de la doble reserva de pacientes para cirugía en Massachusetts General Hospital, afiliado a la Facultad de Medicina de Harvard.

La serie detallaba cómo Massachusetts General ofrecía a los cirujanos ortopédicos incentivos económicos para llevar a cabo más intervenciones y un puñado de médicos se aprovechaba regularmente de la política, programando cirugías simultáneas en dos quirófanos.

Como en el caso de Baylor, Massachusetts General Hospital facturó a Medicare y a otras aseguradoras públicas cirugías hechas por médicos en prácticas de Harvard sin la debida supervisión, porque los cirujanos supervisores estaban trabajando en otro quirófano.

Los responsables de Massachusetts General defendieron enérgicamente la cirugía concurrente, de acuerdo con Globe. Dijeron que la práctica de solapar operaciones era una forma eficaz de emplear a los médicos con más talento, ya que permitía a los cirujanos en capacitación llevar a cabo tareas rutinarias como cerrar heridas quirúrgicas mientras los cirujanos asistentes se ocupaban de otros casos. No obstante, los reportes provocaron un debate nacional en la comunidad médica, una investigación en el Congreso y cambios normativos en Massachusetts.

Los reportes de Globe también dieron lugar a una serie de acuerdos entre Massachusetts General Hospital y el DOJ que fueron impulsados por cirujanos denunciantes en el renombrado hospital docente de Harvard. Entre 2019 y 2022, Massachusetts General acordó pagar $32.7 millones para resolver tres demandas derivadas de cirugías concurrentes.

En demandas similares, DOJ también llegó a acuerdos sobre cirugías concurrentes y facturación ilegal de Medicare con University of Pittsburgh Medical Center (UPMC). El hospital universitario acordó pagar $2.5 millones en 2016; luego, el año pasado, acordó pagar un acuerdo mayor —$8.5 millones— para resolver las violaciones de Medicare.

En este último caso, el acuerdo se alcanzó con James L. Luketich, M.D., presidente durante mucho tiempo del Departamento de Cirugía Cardiotorácica de UPMC, el propio centro médico y University of Pittsburgh Physicians.

La denuncia presentada por DOJ alegaba que el Dr. Luketich habitualmente hacía hasta tres intervenciones quirúrgicas complejas al mismo tiempo, no participaba en todas las partes “clave y críticas” de sus operaciones y obligaba a sus pacientes a soportar horas de anestesia innecesaria desde el punto de vista médico, acusaciones similares a las formuladas en Massachusetts General Hospital de Boston.

Mientras tanto, Luketich se movía entre quirófanos y atendía a otros pacientes o asuntos mientras los médicos residentes le ayudaban, según los abogados del Departamento de Justicia.

Luego del acuerdo, un alto funcionario de la Oficina del Inspector General de Salud y Servicios Humanos (HHS) dijo que la mala conducta del cirujano estaba motivada por la codicia y la calificó de traición a sus pacientes, al sistema de salud y al programa Medicare.

“Cuando los médicos y otros profesionales de la salud anteponen el beneficio económico al bienestar de los pacientes y a la facturación honesta de los programas de salud gubernamentales, violan la confianza básica que el público deposita en los profesionales de la medicina”, dijo la agente especial a cargo Maureen Dixon.

La reportera del equipo de investigación de Miami Herald Ana Claudia Chacin y la redactora de Miami Herald Milena Malaver contribuyeron a este reporte.