Ex delincuente ayudó al FBI a crear el caso contra urbanizador en trama de asesinato por encargo

Cuando Sergio Pino, urbanizador de Miami-Dade, empezó a buscar a alguien que matara a su esposa, dicen investigadores federales, no fue muy lejos. Contrató a un delincuente que era techero y trabajaba en su casa frente al mar en la exclusiva urbanización de Cocoplum, dicen.

Fausto Villar reclutó luego a otro delincuente que conocía de la cárcel para que le ayudara a llevar a cabo el plan de asesinato por encargo, según las denuncias y declaraciones juradas del FBI. Villar confió en Avery Bivins, quien trajo a otro amigo para ejecutar el plan mortal, según los documentos.

Bivins, sin embargo, acabaría traicionando a Villar cuando agentes del FBI lo convencieron de que llamara al techador el 15 de julio a través de sus teléfonos móviles desechables, en una conversación en la que Villar le relató el supuesto complot de Pino para matar a su esposa en su casa de Pinecrest unas semanas antes y le dijo que cesara el contacto hasta que “se disipara el humo”, según documentos presentados ante el tribunal federal de Miami. La conversación grabada fue un punto de inflexión en la investigación del FBI que condujo a un intento de arrestar al acaudalado urbanizador al día siguiente, cuando Pino, de 67 años, se suicidó con una pistola en su casa en lugar de entregarse a los agentes.

La decisión de Bivins de delatar a Villar sentó las bases para el arresto del techador y de otras personas que enfrentan esta semana el encausamiento de conspirar con Pino para matar a su esposa, Tatiana, de 55 años. Tatiana había pedido el divorcio a su marido hace más de dos años y, en el momento de su muerte, seguía enfrentada a él en los tribunales por unos bienes personales y empresariales comunes que pudieran ascender a decenas de millones de dólares.

El abogado de Bivins, Humberto Domínguez, declinó hacer comentarios.

El abogado de Villar, Saam Zangeneh, dijo que está al tanto de las alegaciones de la denuncia y que está deseando revisar la evidencia del FBI, incluida la “llamada controlada” entre Bivins y Villar.

“Es una parte de la evidencia, y la examinaremos por su valor”, dijo Zangeneh el martes. “Pero con una llamada controlada, estás tratando con un acusado o informante que coopera. Estas personas no tienen unos antecedentes limpios, como es el caso”.

Bivins, de 36 años, cumplió 12 años en una prisión estatal por cargos relacionados con tráfico de drogas, robo e intento de homicidio. Villar, de 42 años, también estuvo seis años en prisión por cargos relacionados con robo a mano armada.

Un investigador privado del área de Miami que ha trabajado durante 35 años en todo tipo de casos, desde fraudes financieros hasta contrabando de oro, dijo que Bivins era el objetivo del FBI como posible sospechoso cooperador debido a su posición en el grupo de asesinos a sueldo y a sus antecedentes penales.

“Era el único del grupo que probablemente era el más vulnerable y el más propenso a cooperar”, dijo David Bolton, quien añadió que, según su experiencia, la historia de Sergio Pino “tiene toda la pinta de ser una película”.

Esto es lo que dicen los documentos de acusación del FBI sobre el supuesto complot de Pino contra su esposa: El 23 de junio, Tatiana Pino se dirigió a la iglesia ese domingo por la mañana. La seguía un hombre contratado para ir tras ella.

A diez millas de distancia, en Pinecrest, otro hombre estaba estacionado en una camioneta frente a su casa, esperando su regreso de la iglesia del Calvario, según los documentos del FBI. Cuando Tatiana Pino entró al camino para autos de su casa, Vernon Green salió de su camioneta y corrió hacia ella blandiendo una pistola. Pino tocó el claxon y pisó a fondo el acelerador, entrando a toda velocidad en su patio trasero.

Durante la conmoción, la hija adulta de Pino salió corriendo de la casa y se encontró con Green, quien le apuntó con la pistola “a pulgadas de la cara”, la agarró del brazo y le dijo que retrocediera, según alegan los documentos.

Tras el fallido atentado contra Tatiana Pino, Green huyó en su camioneta. Agentes del FBI acudieron a su casa ese domingo para reunir evidencia, incluidas grabaciones de vigilancia de seguridad. Al día siguiente, los agentes allanaron la casa y el negocio de su esposo, Century Homebuilders Group, en Coral Gables.

Para Tatiana Pino, el ataque supuso el colofón a cinco años de agresiones amenazadoras y aterradoras que, según las autoridades federales, fueron orquestadas por su marido, incluidos intentos de envenenarla, según los documentos del FBI. Pino, un inmigrante cubano que convirtió un modesto negocio de fontanería en un imperio de construcción de viviendas, se había quedado sin opciones.

El martes 16 de julio de 2024, el FBI y la policía acudieron a la casa de Cocoplum del urbanizador Sergio Pino para arrestarlo. Pino estaba siendo investigado por amenazas contra su esposa mientras ambos negociaban un complicado caso de divorcio. Murió por suicidio el día en que los agentes del FBI llegaron a su casa.
El martes 16 de julio de 2024, el FBI y la policía acudieron a la casa de Cocoplum del urbanizador Sergio Pino para arrestarlo. Pino estaba siendo investigado por amenazas contra su esposa mientras ambos negociaban un complicado caso de divorcio. Murió por suicidio el día en que los agentes del FBI llegaron a su casa.

El avance en la investigación del FBI se produjo el 12 de julio, cuando los agentes se pusieron en contacto con Bivins, diciendo que tenían una orden federal de registro de su teléfono móvil y otra evidencia y que querían hablar con él. El abogado de Bivins le aconsejó que lo hiciera.

Los agentes del FBI se enteraron que Bivins conocía a Villar como “Cuba”, y que se conocieron en la prisión estatal y siguieron en contacto tras su puesta en libertad. Villar se puso en contacto con Bivins en otoño de 2023 para hablarle de un “hombre rico [Sergio Pino] que le había contratado para matar a su esposa, de la que estaba separado”, según los documentos del FBI. Villar “alistó a Bivins para que reuniera a un grupo para el trabajo”, que incluía contactar con un amigo llamado Clementa Johnson para ejecutar el golpe contra la esposa de Pino, dicen los documentos. Johnson trajo entonces a su primo Green, el pistolero que supuestamente agredió a Tatiana Pino en la puerta de su casa.

Bivins aceptó el acuerdo y Villar y él se reunieron varias veces.

Según Villar, la esposa de Pino “quería la mitad de lo que Pino poseía y no se conformaría con los $20 millones ofrecidos” en su caso de divorcio, dicen los documentos del FBI.

“Pino estaba dispuesto a pagar $150,000 por el contrato de asesinato y habría $150,000 adicionales si el contrato se llevaba a cabo sin ser detectado”, según los documentos. “Villar también proporcionó dos pagos en efectivo de $30,000 y $45,000 por adelantado durante dos reuniones separadas”.

Villar también proporcionó jeringuillas, viales e inyecciones para su uso en la trama dirigida contra la esposa de Pino, pero no está claro en los documentos del FBI cómo se suponía que iban a usarse.

Sergio y Tatiana Pino.
Sergio y Tatiana Pino.

A mediados de julio, Bivins estaba empezando a cooperar con los agentes del FBI, accediendo a grabar una conversación crítica con Villar en sus teléfonos móviles desechables.

“Villar insinuó a Bivins que no podía conseguir más dinero de Pino porque las fuerzas del orden estaban vigilando a Pino”, según los documentos del FBI que resumen su conversación. Villar también le dijo a Bivins que borrara su página de Instagram, borrara sus registros telefónicos y se deshiciera de su teléfono desechable.

Villar también habló de una amenaza anterior contra la esposa de Pino en agosto del año pasado, cuando otro grupo de cuatro hombres fue presuntamente reclutado por el urbanizador para atacarla. En aquel caso, un hombre que conducía un camión alquilado de Home Depot chocó contra el auto de Tatiana Pino en la entrada de vehículos de su casa en Pinecrest y se dio a la fuga. Ese mismo grupo ha sido acusado de amenazar de muerte a la esposa, así como de provocar incendios en tres vehículos propiedad de su hermana.

En la conversación telefónica, Villar advirtió ante Bivins que los investigadores federales podrían relacionar “los primeros atentados” contra la vida de Tatiana Pino con el segundo atentado frente a su casa en junio, lo que pudiera dar lugar a una acusación de “conspiración” contra todos los sospechosos, según los documentos del FBI.

Villar dijo a Bivins “que cuidara de su gente”, dando a entender que necesitaba “mantenerlos a raya” y que serían recompensados por su lealtad. Para entonces, otros tres sospechosos de su banda ya habían sido arrestados: Johnson, Green y otro socio, Diori Barnard. No fue posible contactar con sus abogados para que hicieran comentarios.

Villar dijo que Pino expresó su preocupación por sus arrestos y por la posibilidad de que estuvieran hablando con los investigadores. Villar “dio instrucciones a Bivins para que se asegurara” de que los tres sospechosos arrestados “no los delataran”, haciendo que el plan de asesinato por encargo pareciera más bien un robo, dicen los documentos del FBI.

Inmediatamente después de la conversación telefónica del 15 de julio, el FBI monitoreó un “dispositivo de seguimiento” en el teléfono móvil de Pino y descubrió que el urbanizador habló con Villar durante unos tres minutos y 15 segundos en una llamada de WhatsApp. También intercambiaron mensajes de WhatsApp. Los agentes tenían una orden para revisar los registros de llamadas y mensajes del móvil entre los hombres, aunque no pudieron escuchar sus conversaciones.

Además, los agentes del FBI usaron el mismo dispositivo de vigilancia y los mismos datos de llamadas de Villar, Pino y los demás sospechosos, lo que, según ellos, reflejaba cómo el grupo “coordinaba sus esfuerzos” en la segunda trama de asesinato a sueldo.

Dos semanas después de que Pino se quitara la vida, personas que le conocían han expresado su asombro por el hecho de que supuestamente intentara matar a su esposa, señalando que parecía hacerlo de forma tan temeraria y que después se negara a entregarse al FBI el 16 de julio. Antes de suicidarse esa mañana, había enviado cartas a su “equipo” de Century Homebuilders y a otras personas de su círculo íntimo, dándoles las gracias a todos por “preocuparse” y expresando cómo “los últimos días han sido los más difíciles de toda mi vida”.

Para muchos, todo aquello carecía de sentido.

“Sabía que el FBI estaba tras él y aún así intentó matarla”, dijo un antiguo colaborador, añadiendo que mucha gente que le conocía no podía creer el giro de los acontecimientos. “Siempre se le consideró un hombre de negocios inteligente. Lo que hizo no solo fue imprudente, sino más que estúpido”.

Douglas Hanks, redactor del Miami Herald, contribuyó a este artículo.